Iglesia Bautista |
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Originalmente la iglesia se
estableció en la calle San Francisco del viejo San Juan, las facilidades
estaban ubicadas frente a la plaza de La Barandilla. En el 1910 ya la
iglesia se había movido a la calle San Agustín en Puerta de Tierra. En
el 1919, la American Baptist Society compró los terrenos ubicados en la
Ave. Constitución (antigua Juan Ponce de León) núm. 158 y el mismo año se inició la construcción del templo.
En el edificio bautista en Puerta de Tierra se ofrecían cursos de
trabajo industrial.
La Iglesia Bautista fue fundada en Puerto Rico por el Rvdo. Hugh P. McCormick.
A su llegada comenzó a predicar a los soldados norteamericanos en la
calle y aprovechó para hacerlo en español a los curiosos. Ya para mayo
de 1899 organizó la primera escuela bíblica y bautizó los primeros
candidatos en junio. El 9 de julio de ese año, organizó la primera
iglesia en Río Piedras, donde estableció su centro de operaciones. Ese
año llegaron las misioneras Haynes y Duggan y el Rev. Rudd. Al finalizar
el año ya el primer discípulo de McCormick, don Manuel Lebrón, comenzó a
predicar y el próximo año fue nombrado pastor-evangelizador. Ese fue el
primer "obrero" bautista nativo. El Rev. McCormick fue un
misionero de visión y gran estrategia. Solía nombrar uno de los miembros
de cada joven congregación como "pastor laico" encargado de su
desarrollo, lo cual adelantó enormemente el desarrollo del personal
nativo y aceleró el crecimiento de la membresía de las congregaciones.
Estableció la revista mensual El Evangelista, publicada por José Sánchez
Sotomayor, para mantener la comunicación con
todos los bautistas y fomentar la evangelización de los "inconversos" y
educar los "recién convertidos".
Los bautistas enfatizan la necesidad de una fe personal y genuina en Jesucristo para obtener la salvación, ponen especial énfasis en el principio luterano de la salvación solo por la fe (aunque consideran que la creencia auténtica conlleva un compromiso inherente con las buenas obras) y en la gracia divina para alcanzar la salvación. Además, hacen hincapié en la entrega personal del fiel a Cristo y en su aceptación como salvador individual del creyente.
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