Parque de pelota y estación inalámbrica del "NAVY."
Puerto Rico Ilustrado, abril 1916.

Liga de Puerta de Tierra

 

La liga de Puerta de Tierra estuvo ubicada en los terrenos que actualmente ocupa el Pabellón de la Paz, en el Parque Muñoz Rivera, y justo al lado de la estación naval inalámbrica de los Estados Unidos de norte América en la Parada 71/2 al norte de la Avenida Ponce de León. El público en San Juan se congregaba para presenciar los partidos en la cancha de La Liga y  en los terrenos aledaños a las ferias, frente a la playa "La Ocho" en Puerta de Tierra.

En Puerto Rico se jugó antes de la Guerra Hispanoamericana, y el primer partido oficial en el deporte que se jugó en la Isla fue entre dos equipos denominados "Almendares" y "Borinquen". Pero el Béisbol cuando realmente se desarrolló fue después de la Guerra Hispano-Americana, cuando Puerto Rico regresó a la normalidad y el mundo maravilloso de los deportes floreció en su esplendor inicial.

El Béisbol de esta época era, como en el caso de la generalidad de los deportes en Puerto Rico, un "deporte dominical y de días de fiesta." Las escuelas solían jugar los viernes, después de las tres de la tarde, que era la hora en que terminaba la sesión vespertina en el sistema escolar. Aunque los equipos no fueran de escolares, lo cierto es que en esta etapa inicial del Béisbol en Puerto Rico prevalecía un ambiente escolar en cada partido. Se escribían canciones y versos a los equipos y el público alentaba los equipos con gritos usualmente reservados para la grey estudiantil. Uno de los más destacados equipos de la época era el de la Escuela Superior de Ponce, cuyos jugadores fueron estrellas destacadas en la historia del deporte en la Isla. Fue el equipo de la "Ponce High," con Pedro "Fabito" Faberllé en el "box" el que dio al Béisbol puertorriqueño momentos de gloria al vencer a equipos visitantes.

No solamente las escuelas lo incluyeron en su programa deportivo anual, sino que

Foto de la revista Puerto Rico Ilustrado, mayo 1916

muchas industrias nuevas también organizaron equipos de sus empleados y aún oficinas del gobierno también tuvieron equipos representativos de sus dependencias. Eso explica los nombres de algunos de los equipos que forman parte de la historia inicial del Béisbol en Puerto Rico. Se jugaba Béisbol los domingos y días feriados solamente, pero el interés por el deporte era muy grande.


 El fanático medio no conocía los secretos del juego, pero su entusiasmo lo hacía comprender la magnitud de un batazo, o el control de un lanzador o la audacia de un corredor de bases. Debe recordarse que para esta época la transportación en Puerto Rico no se había desarrollado y que los caminos eran malos. Para jugar Béisbol se viajaba más en tren que en automóvil o en coche, pero aún con tales dificultades, muchos fanáticos acompañaban al equipo de sus simpatías en sus visitas a otras poblaciones. Los terrenos de juego eran acondicionados por los mismos jugadores, y ciertamente no eran buenos terrenos de juego. El cuadro interior generalmente era de barro, y el campo exterior la mayoría de las veces también lo era. Algunas veces era un pastizal que había sido desyerbado apresuradamente para permitir que el guardabosque pudiera correr "en el juego del domingo."

Gran propulsor del Béisbol en esta primera etapa fue Amos Iglesias. Nacido en Brooklyn de padres español e irlandesa, vino a Puerto Rico a temprana edad, y fue oficialmente la primera persona que en un juego de Béisbol, lanzó la bola para el 'home." Era el lanzador del "Borinquen" en el primer juego de Béisbol celebrado en Puerto Rico. De esta época surge también la figura de leyenda de Florentino López, a quien se atribuye haber actuado de receptor sin protectores y sin guante.

José "Pepe" Santana, natural de Puerta de Tierra, fue para el Béisbol de Puerto Rico lo que Babe Ruth para las Grandes Ligas. Sus tremendos batazos le convirtieron en una atracción extraordinaria para el Béisbol puertorriqueño. En la temporada en que actuó en la Liga Nacional de Color de Estados Unidos, fue uno de los peloteros más destacados, bateando jonrones con la misma frecuencia y consistencia que lo había hecho en Puerto Rico.

Equipos de calidad tuvo muchos el Béisbol puertorriqueño de esta época, pero es inevitable mencionar el "Puerto Rico Sports" que dirigiera Lorenzo Roque. Organizado por los mismos peloteros, el equipo tenía una fabulosa alineación de extraordinarios jugadores, incluyendo a Ciquí y Fabito Faberllé, Sammy y Willie Thompson, Monchile Concepción.

Pero campeonatos con la organización propia de un torneo se celebraron dos antes del 1930. El primero fue uno organizado por la Asociación de Cronistas Deportivos bajo el título de "Campeonato de Béisbol Aficionado " Fue ésta la primera vez que el Béisbol nuestro reconoció la existencia de aficionados y profesionales en su medio. Hasta entonces lo cierto es que existía una sola clase. El campeonato de Béisbol Aficionado se jugó en la vieja Liga de la Parada 8 en Puerta de Tierra y resultó un éxito rotundo, no solamente por el gran número de equipos inscritos, y la calidad del Béisbol que se jugó, sino también porque atrajo buenas concurrencias.

Los cronistas deportivos demostraron que no solamente escribían del deporte, sino que también podían organizado y dirigirlo. En el torneo nacieron varias estrellas del deporte.

El segundo de los torneos fue el organizado por el cronista deportivo Jacobo Córdova Chirino, quien firmaba sus escritos con el nombre de pluma de "Tobal," y cuya columna diaria, titulada "Desde Mi Cofa" publicada en el antiguo "El Imparcial," era muy leída. Córdova Chirino logró la inscripción de dos equipos de San Juan, "Wico" y "Wrigley's" y equipos representativos de Caguas, Juncos, Guayama, Cayey y Mayagüez. Los representantes de los equipos y Córdova Chirino designaron al licenciado José Ramírez Santibáñez como Alto Comisionado del Béisbol para este torneo. Juncos, inspirado por Pedro "Perucho" Cepeda, ganó el campeonato. Pero lo más importante fue que atrajo grandes concurrencias despertando inusitado interés por el Béisbol.

Ref.
Los Deportes en Puerto Rico, Emilio E. Huyke
Puerto Rico Ilustrado, abril 1916
Puerto Rico Ilustrado, mayo 1916