Puerta de Tierra, considerado desde que los
deportes se iniciaron en nuestra isla, como uno de los baluartes más
fuertes, tiene hoy la satisfacción de ver su prestigio mantenido en
alto, por un grupo de entusiastas residentes en el Falansterio. La
obra que se temió quedara huérfana de seguidores, ha tomado un
ímpetus de vida en el Falansterio, que raya en lo desbordante. Casi
todos los deportes se practican y ya han despuntado varios
prospectos que prometen futuras glorias para el barrio más popular
de la capital.
Como todas las cosas en la vida, ese entusiasmo tiene sus
responsables. Francisco Soto Respeto, el primero de ellos,
tomó en sus manos las riendas de las actividades y por espacio de un
buen tiempo las llevó por derroteros de triunfos. Una inesperada
cesantía, por haberse terminado el proyecto de Centros Comunales,
puso en peligro ese entusiasmo y hasta se consideró aquella salida
de Soto Respeto, como un rayo de muerte para los deportes.
Pero, gracias a la "Sociedad Benéfica, Recreativa y Cultural" que
creó un Comité Atlético compuesto por compañeros deportistas entre
ellos el compañero Julio Feliciano y el señor Héctor Martínez
Dávila, Administrador del Falansterio, despertó y tras grandes
esfuerzos logró reunir a la familia deportiva y se les hizo ver la
importancia de continuar la obra comenzada por Guzmán y Soto
Respeto.
Como primer paso, el señor Martínez Dávila, con la ayuda de dos o
tres de los inquilinos amantes de los deportes se dio a la tarea de
construir una cancha de volleyball. Y en menos de una semana
cristalizó su idea. Y hoy el Falansterio cuenta con una de las
mejores canchas de volleyball de Puerto Rico, y es sin lugar a
dudas, el único santuario donde se le rinde culto al deporte que nos
inmortalizó en los Cuartos Juegos Deportivos Centroamericanos y del
Caribe.
Y hoy la "Sociedad Benéfica, Recreativa y Cultural" con sólo dos
años de vida, ha rendido a través de sus deportistas, una obra que
otros hubieran tomado hasta cinco.
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