Colaboración de Aida Ferrér/Comité Olímpico
La Casa Olímpica es la nueva sede del Comité Olímpico de Puerto Rico. Está ubicada en lo que en una época fue el antiguo edificio de la YMCA (Young Men's Christian Association). El edificio se encuentra en la Avenida Constitución #905 (antes Avenida Ponce de León),
en Puerta de Tierra, entre los edificios del antiguo Casino y el Ateneo Puertorriqueño.
Obra arquitectónica de principios de siglo, el edificio de tres niveles se diseñó en estilo neoclásico, modalidad común en aquella época. Se logró dicha obra, gracias al esfuerzo del norteamericano George T. Tibbitts, quien llegó a Puerto Rico en el 1909, con el propósito de fundar las facilidades de dicha organización. Los terrenos donde se encuentra el edificio de referencia tienen una cabida de cinco mil ciento treinta y seis punto metros cuadrados (5,136.09 m2).
Por una ley de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, fechada el 3 de setiembre de 1910, se autorizó al Comisionado del Interior a vender a la Asociación Cristiana de San Juan, por el precio nominal de un dólar, un solar de seis mil metros cuadrados a la entrada de la Ciudad , al pie del Castillo de San Cristóbal, a condición de que levantara la asociación un edificio que no costase menos de setenticinco mil dólares y lo conservara dedicado a realizar su programa de asistencia moral y física a la juventud por un periodo mínimo de diez años. Se hizo el edificio, y, como siempre, el coste superó a lo que se había proyectado. Se emplearon en él más de cien mil dólares, la mitad de ellos donados en Estados Unidos y la otra mitad en la
isla.
El 1 de enero de 1912, en día de lluvia, se coloca la primera piedra para la obra de la YMCA. Tomaron parte en el acto solemne, el alcalde, Sr. Todd; Luis Sánchez Morales, presidente de la YMCA; Emilio del Toro, Mr. George Tibbits, secretario; Rev. Francis Doherty, Iglesia Presbiteriana; Josefa Gutiérrez, Iglesia Metodista (S.J.); Dr. del Valle Atiles y amenizó el acto la Banda del Regimiento de Puerto Rico.
Se inauguró el nuevo edificio el 1ro de junio de 1913. Localizado estratégicamente, dicha estructura forma parte de la secuencia de edificios monumentales más significativa en la ciudad capital, como lo es la Isleta Institucional entre las Avenidas Muñoz Rivera y Ponce de León, al norte de la Isleta de San
Juan.
Según consta en los planos originales, el diseño pertenece al arquitecto neoyorquino B. V. White. Es un edificio de arquitectura de estilo neoclásico tardío, tipo "Greek Revival", de principios del siglo 20.
La YMCA fue prácticamente la cuna del deporte en Puerto Rico, ya que en sus facilidades se construyó la primera piscina pública, la primera cancha techada de baloncesto, el primer gimnasio, se organizó la primera Tropa de Niños Escuchas, la Asociación de Tenis y se estableció la primera Escuela de Comercio. En lo que hoy es el estacionamiento, existió una cancha de baloncesto con unas gradas de concreto.
En terrenos de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), ya establecida ésta en la Isla, por primera vez se jugó un partido de Baloncesto de acuerdo con las reglas vigentes en ese momento. La cancha tenía las dimensiones reglamentarias y los canastos la altura que determinaban las reglas. Se jugó el tiempo de reglamento, contado por cronómetro y se arbitró el partido prácticamente "con el libro de reglas en la mano."
En los años iniciales del deporte en la YMCA surgieron dos equipos que también forman parte de la historia del deporte. Estos son el "Independence Five" y el "Iberics." El primero estaba integrado por continentales y puertorriqueños, y el segundo por jóvenes españoles.
En esta primera época, hasta el año 1922, tenían buenos equipos de baloncesto varías poblaciones y ciudades de Puerto Rico, entre ellas Bayamón, Mayagüez, Ponce, Vega Baja, Arecibo, Cíales y Quebradillas. El "Snow" surgió en la YMCA y fue uno de los grandes campeones de la época inicial. Fue el primer equipo en utilizar "combinaciones" de jugadas en el salto de la bola en el centro, en los tiros libres y en poner la bola nuevamente en juego. Bayamón organizó el primer equipo que acabó con el dominio de los equipos de San Juan en el baloncesto de la YMCA. Hasta que los bayamoneses ganaron el campeonato de la Asociación Cristiana de Jóvenes, los campeones habían sido equipos capitaleños. (Los Deportes en Puerto Rico/Emilio E. Huyke).
Después de haber hecho una investigación histórica y un estudio exhaustivo de las condiciones existentes del edificio, se determinó demoler completamente el ala este diseñada por los arquitectos Eloy Ruiz y Pedro de Castro, hijo. Su pobre integración al diseño original, pobreza de materiales de construcción y el deterioro estructural, fueron las razones principales.
Se prosiguió a rediseñar un ala este igual al ala oeste complementando la simetría y volumetría de la estructura. Dicha ala se ejecutó con detalles de molduras, cornisas, pasamanos , mosaicos, etc. parecidos pero no iguales a los originales, definiendo así la morfología de dicha estructura.
Para enaltecer el eje central y reconocer la Avenida Muñoz Rivera, se crea una galería posterior que integra los primeros dos pisos a través de una majestuosa escalera que culmina en un portal de entrada posterior hacia la avenida rodeada por un jardín clásico.
En el primer y segundo piso la galería del patio interior integra la circulación de los usos más públicos del edificio, como la antesala mayor, la cafetería, la administración, el gimnasio, las oficinas del Comité Olímpico y el anfiteatro.
El cuerpo central básicamente se restauró como existía a diferencia de los últimos dos pisos donde se reorganizaron los espacios secundarios.
El lateral oeste se mantuvo dentro del mismo esquema espacial y de circulación interior. Se clausuró la antigua piscina manteniéndola como sótano y se convirtió dicho espacio en un gimnasio. La cancha de baloncesto interior y antiguo gimnasio se convirtió en anfiteatro respetando el espacio a doble altura. Las canchas de "squash" se convirtieron en cuartos mecánicos y eléctricos.
La antigua cancha y gradas de baloncesto exterior en el lado oeste fueron demolidos para construir un estacionamiento en planta baja y una hermosa plaza con fuente, pérgolas y dos glorietas definiendo las entradas a ésta.
Este edificio se reinauguró el 13 de noviembre de 1992, como parte de nuestro patrimonio histórico y cultural para futuras generaciones. Se considera que finalmente el edificio, después de 79 años ha llegado a ser lo que su arquitecto original, B.V. White, concibió a principios de siglos. La firma Miguel A. Carlo y Asociados fue la que tuvo a cargo la realización de estos
trabajos.
La Administración de Terrenos adquirió el antiguo edificio de la YMCA con el propósito de restaurarlo y remoderarlo para albergar las nuevas facilidades del Comité Olímpico de Puerto Rico.
En marzo de 1989 el Banco Gubernamental de Fomento refinanció el balance adeudado por $5,619,674, de una línea de crédito que por $10,000,000 tenía la Autoridad de Tierras desde el 1976. Dicha línea de crédito fue concedida originalmente para el pago de obligaciones contraídas para la adquisición de terrenos.
La fuente de pago de ese crédito consistía en el 50% de los ingresos a obtenerse por la venta de ciertas propiedades. Sin embargo, las mismas fueron vendidas y el producto fue utilizado para la compra y remodelación del antiguo edificio YMCA para convertirlo en la Casa Olímpica.
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Mediante la Ley Núm. 12 de 12 de junio de 1992 se declara monumento histórico el inmueble que habilita la Casa Olímpica y se transfiere el mismo al Fideicomiso Olímpico, y se denominó la Casa Olímpica, que se convierte en la sede del Comité Olímpico de Puerto Rico.
Luego de intensas reuniones y negociaciones entre funcionarios de gobierno y deportistas, se aprobó el 7 de abril de 1933, una resolución conjunta en la Cámara de Representante y en el Senado, para crear el Comité Olímpico de Puerto Rico, asignando la cantidad de $5,000.00 dólares para cubrir los gastos de nuestras selecciones atléticas a las olimpiadas Centroamericanas.
Como presidente de este Comité Olímpico gubernamental, (que nunca fue presentado y reconocido por el Comité Olímpico Internacional) fue nombrado el gobernador de Puerto Rico, James Beverley. Además, en la resolución legislativa, se estimulaba y se le pedía a la Comisión Atlética, que presidía Eduardo González el crear y desarrollar una Olimpiada Puertorriqueña en varios deportes, que sirviera de eliminatoria y fogueo a los atletas boricuas. Un año después, el 14 de abril de 1934, el nuevo gobernador de Puerto Rico, Blanston Winship firmó el proyecto de la Cámara 162 que creó la Comisión de Recreo y Deportes Público y asignó $18,000 dólares para la preparación de la delegación de Puerto Rico a los III Juegos en El Salvador.
Desde 1946, Julio Enrique y su grupo de trabajo se dieron a la tarea de utilizar recursos oficiales para organizar un Comité Olímpico en Puerto Rico, e ingresar formalmente al codiciado Comité Olímpico Internacional (C.O.I.). La tarea sería sumamente ardua, no sólo por la situación colonial de la Isla sino por los escollos que interponían grupos opositores internos y externos, al dificultar cualquier intento de participación puertorriqueña en ámbito internacional. Tanto Monagas como el subdirector de la Comisión (y campeón nacional de Tiro), Miguel ángel Barasorda, tenían sumo interés en que Puerto Rico hiciera su entrada formal al mundo olímpico. Y Ramón Muñiz Hernández, en su libro Londres 1948: la verdadera historia de los primeros olímpicos puertorriqueños, recuerda que una carta de Monagas salió el 16 de julio de 1947, dirigida a J.S. Edstrom, presidente del C.O.I.; en ella se subrayaba el interés de que Puerto Rico participara en la XIV Olimpíada, a celebrarse en Londres en 1948.
La ansiada respuesta llegó el 25 de septiembre de 1947, cuando el secretario del C.O.I., Otto Mayer, puntualizaba que para participar en los juegos debía existir un Comité Olímpico Nacional, que parecía establecido. No obstante, Mayer especificaba que el Comité Olímpico Nacional debía estar compuesto por representantes de asociaciones deportivas nacionales, quienes, a su vez, debían ser miembros de la Federación Deportiva Internacional; Monagas, en consecuencia, buscó todas las formas posibles de lograr esa afiliación internacional, aunque sabía que el control del deporte en Puerto Rico provenía del gobierno, y de él mismo como su representante.
Momentáneamente, Monagas se salió con la suya, porque el 14 de febrero de 1948 recibió otra carta de Mayer confirmando que el Comité Olímpico Nacional había sido reconocido oficialmente por el C.O.I., que la invitación estaba en camino y que la participación de Puerto Rico parecía
asegurada. Sin embargo, la incertidumbre, los conflictos políticos y la impugnación del Comité Olímpico Nacional, pusieron en serio peligro esta participación puertorriqueña.
Según esta noticia, Prensa Unida se había comunicado con los oficiales del C.O.I. en Londres y St. Moritz (Suiza), quienes afirmaban no tener conocimiento de que se le permitiría a Puerto Rico competir separadamente de Estados Unidos. Una de las personas que expresaba dudas con respecto a la participación puertorriqueña fue Dan Ferris, secretario-tesorero de la Unión Atlética de Aficionados de Estados Unidos. Ferris estimaba que Puerto Rico estaba en la misma posición que Hawaii, ya que sus atletas competirían por Estados Unidos; si se hacía una excepción, otras posesiones podrían solicitar el mismo privilegio. Monagas mantuvo un hermético silencio sobre la controversia...
Y los problemas continuaron. Después de que el Senado y la Cámara de Representantes aprobaran una resolución concediendo $10,000 a la delegación olímpica puertorriqueña, el gobernador designado por Estados Unidos, Jesús T. Piñero, vetó el proyecto, más que nada, influenciado por Avery Brundage, delegado olímpico estadounidense que se oponía a la participación de Puerto Rico en los Juegos.
Las duras críticas al gobernador Piñero no se hicieron esperar, y uno de sus primeros detractores fue Rafael Pont Flores, editor de la Sección Deportiva del periódico El
Mundo. En muy poco tiempo, el gobernador Piñero cambió de opinión y hasta asignó una cantidad de dinero para costear los gastos de nuestros deportistas olímpicos. De este modo, el jueves 25 de marzo de 1948, en otro artículo del periódico El Mundo se destacaba que el gobernador Piñero había aprobado -el día anterior- la participación de Puerto Rico en las Olimpiadas Mundiales, a celebrarse en Londres desde el 29 de julio hasta el 14 de agosto de 1948.
En febrero de 1948, el C.O.I. había aceptado a Puerto Rico como uno de sus miembros, y así lo había informado a la Comisión de Parques y Recreo. A fines de ese mes, Monagas recibió una carta desde Londres para hacerle saber que se le había enviado a Puerto Rico la invitación formal, a través de la Embajada de Estados Unidos en la capital inglesa. Sin embargo, este ambiente de positivismo tenía una contraparte de intriga, y entre otros aspectos se discutía -en ciertas esferas- qué bandera y qué himno representarían a nuestra delegación.
La Isla vivía por entonces momentos de gran tensión política, considerando asuntos como la persecución contra los nacionalistas (que habían adoptado la bandera como símbolo del país) y la campaña eleccionaria de Luis Muñoz Marín, en vías de convertirse en el primer gobernador electo por el pueblo puertorriqueño. Finalmente, la discusión de la “simbología olímpica? se produjo entre los líderes deportivos y Muñoz Marín, quienes optaron por no usar nuestra bandera sino el emblema dado por España (con el nombre de Puerto Rico escrito en rojo, fondo blanco y el escudo al centro). Monagas tuvo que aceptarlo para lograr que nuestra representación actuase en Londres. En este aspecto, cabe citar que no fue hasta las Olimpiadas de 1952, en Helsinki (Finlandia), cuando la bandera estadounidense dejó de representar a Puerto Rico, pues se sustituyó por la monoestrellada. El 25 de julio de ese mismo año (seis días después de iniciadas las competencias olímpicas) se inauguraba el Estado Libre Asociado, y se oficializaba la bandera que los nacionalistas habían utilizado en sus
manifestaciones.
Mediante la Ley Núm. 12 de 12 de junio de 1992 se declara monumento histórico el inmueble que habilita la Casa Olímpica y se transfiere el mismo al Fideicomiso Olímpico, y se denominó la Casa Olímpica, que se convierte en la sede del Comité Olímpico de Puerto Rico.
Fuentes:
- Colaboración de Aida Ferrér/Comité Olímpico.
- Colocación de la 1ra. piedra, Puerto Rico Ilustrado,
enero 1912
- Periódico El Mundo, sábado 3 de abril de 1937 p.10.
- Emilio E. Huyke, Los Deportes en Puerto Rico.
- www.meta.p
- www.copur.pr
- Deporte e Identidad en Puerto Rico, www.enciclopediapr.org |