Biografías

Edwin Rosario Torres

   

Por Bibiana Hernández Suárez
   
El inolvidable deportista Edwin Rosario Torres fue y es uno de los más destacados valores del barrio de Puerta de Tierra. Edwin nació el 3 de mayo de 1951 en el Hospital de Maternidad, en Santurce. Fueron sus padres doña Ana M. Torres Colón, ama de casa natural de Orocovis, y don Eliseo (“Cheo”) Rosario Meléndez, orocoveño también y cocinero de oficio, legendariamente conocido en el barrio por ser quien preparaba las deliciosas comidas del restaurante Yapur, y sobre todo, las de la cafetería Coamo en la parada 3½ de la avenida Fernández Juncos, donde trabajó hasta jubilarse. 

Cuando Edwin nació, su familia vivía en el número 207 de la calle San Agustín, y en 1955 se mudaron al Residencial Puerta de Tierra, donde vivieron hasta el 2007, cuando Edwin comenzó a vivir en el Condominio Falansterio. Edwin fue el mayor de cinco hijos, tres hermanos y dos hermanas. Estudió en la Escuela Elemental Martin G. Brumbaugh y posteriormente en la Escuela Intermedia José Celso Barbosa, donde se destacó en la disciplina de pista y campo. Luego continuó sus estudios en la Escuela Superior Román Baldorioty de Castro, de donde se graduó como Electricista. Era padre de dos hijos, varón y hembra, y también era abuelo de un niño y una niña.

Desde el 1972 al 2010, Edwin fue miembro del Club de Boxeo de Puerta de Tierra, y a mediados de los años ochenta fue entrenador del gimnasio de boxeo en el barrio. En 1987, para orgullo nuestro, fue seleccionado entrenador nacional a cargo de la delegación de boxeo que representó a Puerto Rico en el Campeonato Mundial Juvenil celebrado en Cuba, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebraron en Méjico en 1990, en los Juegos Panamericanos en Indianápolis, y en las Olimpiadas de 1988 en Seúl, Corea.

Edwin se estableció no solo en la historia del boxeo aficionado, sino también a nivel mundial. En 1990 fue seleccionado como Entrenador del Año por la Federación de Boxeo Aficionado, siendo esta la primera vez que el también entrenador nacional recibía el galardón. Con el equipo Nacional de Boxeo de Puerto Rico, Edwin también participó en los Juegos Olímpicos, los Juegos Panamericanos, los Juegos Centroamericanos y del Caribe y Campeonatos Mundiales Juveniles. En todos ellos, Puerto Rico tuvo una destacada participación desde 1987 hasta 1990, y obtuvieron medallas de oro, plata y bronce.
Durante sus últimos años, Edwin trabajó para el Departamento de Recreación y Deportes del Municipio de San Juan como administrador del gimnasio de Barrio Obrero. Se retiró con treinta años de servicio el 30 de septiembre de 2010.

Tristemente, Edwin falleció el lunes 13 de diciembre de 2010 a eso de las 6:20 de la noche, luego de ser impactado por un vehículo frente al Condominio El Falansterio en la avenida Fernández Juncos, donde residía. Tenía 59 años. Falleció en el acto cuando fue atropellado por una guagua que se cambió de carril para evadir el impacto de un taxi que le antecedía en la avenida. El día en que falleció, Edwin regresaba del gimnasio de Barrio Obrero, donde trabajaba como voluntario colaborando con los peleadores del Club de Barrio Obrero, que conquistaron cuatro medallas de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2010 Mayagüez, Puerto Rico, y con el prospecto Marcos (El Tigre) Jiménez. Sus restos descansan en el cementerio de Villa Palmeras.

“Edwin era un hombre de mucho temple, hombre de carácter, valiente, fuerte y tranquilo en las situaciones difíciles y, sobre todo, hombre de mucha FE. Siempre me maravilló su bondad, la especialidad que tenía para ver lo bueno en las personas, creer en ellas, y su dedicación cien por ciento con la juventud de los barrios de San Juan, y sobre todo, de su querido barrio Puerta de Tierra. Edwin sentía mucho orgullo por el barrio, donde la gente significaba como su segunda familia, donde se sentaba en cualquier sitio y comenzaba una conversación con alguien, ya que, aunque todos somos diferentes, hay muchas cosas que nos unen. Edwin era un hombre sencillo. Era una figura muy querida en Puerta de Tierra. El Señor llamó a mi hermano a descansar a su lado. Las palabras no pueden describir el sentimiento, el dolor que nos causó su partida, ni el vacío que dejó en nuestras vidas. Por sus manos pasaron grandes peleadores, tanto aficionados como profesionales. Querido Edwin, descansa en paz”. Así recuerda cada día su hermano Alberto, con gran sentimiento y nostalgia, a Edwin, nuestro inolvidable y gran valor deportivo y humano del barrio de Puerta de Tierra.