Biografías


José Andrés Nieves Coímbre


Por Bibiana Hernández Suárez

 

Conocido por todo el mundo como “Pitito”, José Andrés Nieves Coímbre es una de las figuras más destacadas del softbol en Puerto Rico. José nació el 11 de mayo de 1941 en Ponce, pero llegó a Puerta de Tierra con sólo cinco años de edad. Fueron sus padres los ponceños José Antonio Nieves, de profesión bombero, y Delia Coímbre, ama de casa. José es el segundo de cuatro hermanos y hermanas, una de las cuales es la responsable por el apodo “Pitito”.

La familia Nieves Coímbre siempre vivió al lado de la antigua Packard, actual sede del PPD. José estudió en el Colegio San Agustín hasta el noveno grado y luego estudió en la Central High. Pero fue en el Colegio donde empezó en béisbol, softbol y volibol, aprendiendo todo sobre estos deportes. Comenzó a jugar béisbol en el antiguo Canódromo, en el equipo de Puerta de Tierra y dentro de las pequeñas Ligas.

Posteriormente José jugó con muchos equipos, entre ellos Loíza, Santurce, San Juan y Toa Baja. Su posición es lanzador, porque aún continúa jugando. Como su tío materno, Pancho Coímbre, gloria del béisbol de Puerto Rico, José ha dedicado su vida al deporte. A los 16 años, siendo aún estudiante, firmó con el equipo de béisbol superior de Utuado, y posteriormente pasó a jugar con los equipos de Río Grande y Cayey. De inmediato los equipos profesionales se interesaron por un jugador tan joven y de gran futuro, entre ellos Arecibo y Santurce. Pero "Pitito" no aceptó porque quería trabajar para ayudar en su casa. El sueldo de su padre como bombero imposibilitaba que Pitito se dedicara exclusivamente al béisbol. 

Con esa misma edad, José Andrés empezó a trabajar en el hotel Caribe Hilton, y después de cuatro años dejó el béisbol porque le ocupaba mucho tiempo, y decidió dedicarse al sóftbol con en el equipo del Caribe Hilton. Luego formó parte del equipo de sóftbol superior de Levittown, la urbanización donde vivía. Fue entonces cuando comenzó a ocupar la posición de lanzador. Poco a poco se convirtió en una gran figura del sóftbol de Puerto Rico. Fue parte del Equipo Nacional cinco veces. En 1975 conquistó el título de Campeón Centroamericano en Panamá. Y en una ocasión en le propusieron una oferta muy rara: dar clínicas al equipo cubano para entrenarlos de cara a los Juegos Centroamericanos en Santo Domingo, pero no pudo aceptar por cuestiones del trabajo.

Pitito también terminó los estudios que una vez dejó cuando era joven. Estudió en la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce, dentro del Departamento de Comunicaciones, y su concentración fue realizada en Relaciones Públicas y Publicidad. Y allí mismo se integró al equipo de sóftbol de la USC. Salía de una clase, observó un entrenamiento, y le ofreció su ayuda voluntaria al entrenador. Al rato ya estaba jugando y usando la camiseta gris de los Delfines.
El equipo ganó los catorce juegos de la LAI con blanqueadas, y un "no hit-no run" en la final contra el Turabo. Y en todas esas victorias estuvo José Andrés, junto a Ramón Falú, Julio César, Víctor Martínez y Juan R. Guzmán, entre otros.

En 1982 fue a Cuba con el equipo de Puerto Rico, acompañado por Ramón Falú. Representó nuestro país con el equipo nacional de softbol, y luego dirigió el equipo nacional de softbol femenino en 1994 y 1995. Lleva diez años jugando en la liga Boomers y este año (20019)  le van a dedicar el torneo. 

José tiene tres hijas: Helen, Irmita y Zayli. Tiene cinco nietas y dos bisnietas, sobre lo cual nos indica: “Creo que he continuado jugando porque no tuve hijos varones, toda mi descendencia son nenas”, dice José con mucha alegría. Su actual esposa es la loiceña Zoé Morales, y ambos trabajan en la industria hotelera. Cuando se celebran torneos entre hoteles, Pitito representa siempre al Caribe Hilton con su equipo. Para él su mejor recuerdo de Puerta de Tierra es “haber aprendido el béisbol y el boxeo en el barrio, que es mi raíz. El trolley pasaba frente a casa pero nunca me monté. No lo necesitaba. Puerta de Tierra lo tenía todo. El trolley lo usaban más los obreros y los muelleros para ir y venir a sus trabajos, pero Puerta de Tierra era un mundo”. Así recuerda y siempre recordará a su barrio este gran valor del deporte puertorriqueño.