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Viernes 21 de abril de 1876  P.3

LAVADEROS PÚBLICOS.
 


El Sr. Alcalde-Corregidor ha presentado ante el Excnm. Ayuntamiento la. siguiente notable moción, la cual fue tomada en consideración por unanimidad.

Excmo. Ayuntamiento.—El Alcalde que suscribe tiene el honor de exponer á V. E., que preocupado hace algún tiempo, con la importantísima cuestión de abastecimiento de agua para la Ciudad, ha tenido ocasión de entrar en todos los detalles que á dicha cuestión se refieren, entre los que ocupa un lugar preferente el lavado de ropa, ya por lo que influye en la economía doméstica, ya por lo que respecto á la industria misma, ya también por el consumo de agua que supone y que afecta directamente á la cantidad de tan primordial artículo, necesario para atenciones más preferentes de la vida.

Los daños que el lavado de ropas ocasiona en las casas de vecindad son tan generalmente sentidos que sería supérfluo el reseñarlos. Todo el mundo sabe en esta población que el lavado agota los algibes en una décima parte del tiempo que podrían durar sus aguas si no sirvieran para aquel uso; todos saben que los patios están constantemente sucios y mojados por causa del lavado; y que las habitaciones bajas del interior se resienten de la humedad que con dicho servicio adquieren. Y no hablemos de las épocas desgraciadas de epidemias, porque entonces el lavado de las ropas de los enfermos hecho en las mismas casas es un medio de trasmisión que coopera poderosamente al desarrollo y al sostenimiento del mal.

Bajo el punto de vista de la economía doméstica, basta para formar juicio cierto de lo que es el lavado de ropas tal como hoy se ejecuta, oir las constantes quejas de las amas de casa, de las que se deduce que aquel servicio es uno de los que peor se llenan, sin embargo de ser de los más caros.

Preciso es, pues, fijar la atención en este importante ramo de la vida y buscar los medios de regularizarlo, á ejemplo de otras poblaciones que no son por cierto mejores que esta Ciudad, y que, no obstante eso, gozan hace ya tiempo de los beneficios de un servicio regularizado, bueno y relativamente económico. Es tanto mas de atenderse este servicio, Excmo. Sr., cuanto que sus consecuencias afectan no solo á la economía doméstica y á la Higiene privada sino que tienen también influencia en la Higiene publica, lo mismo en los tiempos normales que en los de epidemia. V. E. comprenderá de cuanta valia para la población ha de ser el que se económico la mitad y tal vez hasta las dos terceras partes del agua que hoy se consume, y que es invertida en el lavado de ropas : y V. E. apreciará de cuanta importancia es que pueda llevarse al interior de las casas la limpieza que hoy no les es dable obtener.

Bien sabe el Alcalde que suscribe que para ello se necesita disponer de un caudal de aguas, por lo menos igual al que ha de dejar de tomarse de los aljibes, y si no hubiera encontrado la manera de proporcionarlo no vendría á ocupar la atención de V. E. con una mejora irrealizable. La Ciudad tiene por fortuna agua y agua en cantidad suficiente para el servicio de que se trata, según el juicio pericial del Sr. Arquitecto del Municipio, El proponente, acompañado de dicho funcionario, ha examinado los pozos naturales que existen en la primera línea de fortificación, entre el "Polvorín" y el puente de "San Antonio", conocidos vulgarmente con el nombre de los pozos del puente; y ellos producen el apetecido líquido en cantidad sobrada para el uso que se propone; y aún en el caso de que se quisiera aumentar la masa de agua, podría hacerse fácilmente y á poco costo aprovechando otro pozo natural que se encuentra á mano izquierda saliendo del puente citado á menos de un kilómetro distante de los primeros.

Esos pozos, que en la actualidad utilizan muchas lavanderas, si bien con la exposición y las contrariedades propias de todo trabajo a la intemperie, pueden ser limpios arreglados con poco gasto puédece y sobre ellos construir lavaderos públicos de extensión proporcionada á las necesidades de la población, y por consecuencia regularizar el servicio del lavado de ropas, con beneficio de las mujeres que á él se dedican y que podrán introducir en su industria la división de trabajo tan recomendada por la ciencia, separando el lavado del planchado, cuya unión es hoy quizás el origen de algunas enfermedades y accidentes físicos violentos que se hallan expuestas las personas que desempeñan ambos servicios a la ves. En esos lavaderos además pueden proporcionárseles los recursos y comodidades de que hoy carecen para su oficio; y se les evitará hallarse expuestas continuamente á los rigores del sol y de la lluvia. Y téngase en cuenta que la distancia á que se hallan los pozos de esta Ciudad no es en manera alguna un inconveniente para concurrir á ellos, puesto que se puede hacer á pié el camino en veinte minutos lo más.

El vecindario de la Ciudad ha de sacar, por su parte, provecho y no poco de la construcción de los lavaderos. Las casas se verían por este solo hecho más limpias y secas; los aljibes conservaran constantemente mayor cantidad de agua, hasta el punto de que quizás no se hagan sentir las sequías como hoy; las familias obtendrán una regularidad positiva en uno de los servicios más interesantes de la vida doméstica; y el pueblo todo, Excmo. Sr., en caso de necesitar agua para beber, no se verá expuesto á que hombres sin conciencia, por un miserable lucro, se la vengan á ofrecer de los sitios mismos en que se han lavado ropas de variolosos, como, por más increíble que parezca es cierto que se ha hecho durante la última epidemia.

Las consideraciones que dejo expuestas bastan sin duda para llevar al ánimo de V. E. la convicción de que la humilde propuesta de construcción de lavaderos públicos, envuelve en si bienes de consideración para este pueblo, que seguramente no mirará V. E. con indiferencia. La parte económica y facultativa de el proyecto será presentada por el Sr. Arquitecto; y el Alcalde se promete que V. E. no titubeará en gastar algunos pocos miles de pesos, en cambio de una obra de utilidad pública que ha de proporcionar mayor lucro á las clases pobres y más bienestar á todas las que componen esta sociedad, cuyos intereses administra V. E.

El proponente cree además oportuno agregar que, en caso de que V, E.
se sirva acoger la moción y lleguen á ser una realidad los lavaderos públicos, por lo pronto no debe exigirse estipendio alguno á las mujeres que los ocupen, por que tal vez esto sería una gran rémora para la buena organización del servicio más tarde probablemente la competencia de los concurrentes dará motivo para que el Municipio saque una pequeña renta de la obra que hoy se propone, é imponga una contribución á las planchadoras como objeto de industria, resarciendo así los gastos que hoy haga.

La obra envuelve en si una gran mejora que no dudo estimará el público en todo lo que vale ; y V. E. por su parte, propenderá á que sus administradores disfruten de los beneficios que ha de producir y que son á todas luces de los primeros que están obligados á proporcionar á los pueblos sus representantes en la esfera de lo municipal. —Puerto-Rico 18 de abril de 1876. Francisco Bastón.

Con la misma sinceridad con que impugnamos la moción relativa á los trabajos preliminares del ensanche y á los de construcción de casas por cuenta del Municipio; aplaudimos ahora sin reserva este conveniente y sensato proyecto del Sr. Bastón que, si se realiza, está llamado á influir favorablemente en la salubridad de la capital, en la comodidad del público que podrá tener muchas y buenas lavanderas y en la prosperidad de las mujeres pobres que actualmente ó no pueden lavar por no permitirlo la estrechez de los locales en que viven, ó o hacen mal con gran perjuicio de los amos de ropa y de las casas. En cuanto á la contribución que indica el Sr. Alcalde que podrir echarse en lo futuro á las planchadora, creemos que no debe pensarse en ello, tanto porque es demasiado pobre y penosa esa pequeña industria como porque ya es crecido el tributo que las indicadas pagan á los carboneros.