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22 de noviembre de 1907 página 4

El incendio de anoche

En Puerta de Tierra

Anoche, poco más de las siete, se declaró un violento incendio en la calle de San Agustin, de Puerta de Tierra, entre las paradas 6 y 7 y en una casa construida recientemente para fábrica de baúles.

El fuego empezó, al decir de los vecinos, por el lado Este del edificio, iniciándose en su interior. 

La fábrica, desde las cinco de la tarde en que habían terminado las labores del día, estaba cerrada.

Los primeros que se dieron cuenta del siniestro fueron el bombero Concepción Castro que vive en una casita cerca del lugar de la ocurrencia, Juan de la Cruz (Culebro) Juan Nieves, inspector Requena, Arturo Soufront, Francisco Flores y Eugenio Marat, quienes llegaron precipitadamente al sitio y echaron abajo la puerta principal de la fábrica, dentro de la cual ya se había extendido el fuego. En el acto llegaron también los policías Emilio Girona, José Cuevas y Rafael B. Díaz, prestando los primeros servicios.

Los vecinos de las casas inmediatas echaron sus muebles á la calle y el pueblo en gran multitud ; llegó allí solícito y empezó á trabajar por la extinción de las llamas que ya habían invadido por completo el edificio.

Inmediata á la casa incendiada hay una pulpería, propieda de José Méndez, la cual fué casi abandonada, y el Sr. Soufront llegó á ella, sacó el dinero del cajón y auxiliado por otros individuos salvó las provisiones, pues la casa en que está la tienda, propiedad del señor Eduardo Méndez, empezaba á arder por una esquia de la galería.

Desde las 7 y 15, próximamente, que comenzó el fuego, hasta cerca de las ocho, no había podido trabajarse con las mangas del cuerpo de bomberos, pues éstas tuvieron que instalarse en las bocas de Incendio de la carretera y apenas alcanzaban á llegar al punto del fuego.

Esos son los inconvenientes de no haber bocas de incendio en la calle de San Agustín.

Aún todavía, después de instaladas las mangas, éstas se interrumpían con frecuencia, pues tenían que cruzar la carretera y la vía de los carros eléctricos con lo que también se obstruía el libre tráfico de carruajes. Muchos automóviles fueron detenidos, prohibiéndoseles el paso, porque las mangas atravezaban la carretera y hasta los carros eléctricos fueron mandados parar, por estar interrumpida la vía con las mismas mangas.

En tanto e! pueblo, con baldes y latas de agua, hacía cuanto es dable suponer, luchando heroicamente por salvar las casas vecinas.

Por fin, como á las ocho y diez minutos, el incendio había logrado localizarse, concretándose á las llamas sobre los escombros.

De la fábrica no fue posible salvar nada; cuantos conenía, maquinarias, grandes partidas de materiales y baúles hechos, todo fue pasto de las llamas.

Un soldado puertorriqueño de nombre Victoriano, un español llamado Joaquín Plá, el señor Enrique Rouset, ex-jefe de bomberos de Ponce, y seis marineros del "Peoria" realizaron el trabajo mas herióico en la extinción del incendio.



El señor Julio Collazo, que vive frente al lugar del suceso, prestó grandes servicios, pues abrió de par en par su casa y puso á disposición del pueblo un gran aljibe que tiene en su casa, de donde se extrajo la primera agua con qué se empezó á combatir el fuego.

Las brigadas de bomberos de Puerta de Tierra, San Juan y Santurce, estuvieron ahí con los jefes y sus oficiales respectivos, pero cuando llegaron, ya el principal trabajo estaba hecho por el pueblo.

Entre los que tomaron parte hay que hacer también especial mención de los individuos Antonio Portell, Norberto Díaz (Cebollero)
Félix Ruiz, Pedro Ramírez, Isidoro Colón, Eleuterio Pérez, Martín y Francisco Belber y Rodolfo Rivera.

El sargento Igaravidez, con 11 individuos de la policía estableció el servicio de vigilancia en la calle, sobre los muebles que habían sido extraídos de las casas vecinas.

Gracias á que, más que por extinguir el incendio de la fábrica, se extremó el servido en refrescar con agua las casas inmediatas, éstas no cogieron fuego, pues entonces la catástrofe hubiera sido peor, pues una calle como la de San Agustín, sin bocas de incendio y sin medios de tener agua á la mano, hubiera sido anoche pasto de las llamas.

Las casas inmediatas al incendio, que como ya hemos dicho, se salvaron milagrosamente, pertenecen á los señores Simón Gómez, Ángela Roena, Pascual Zapater y José Fernández.

El juez municipal y el alcalde estuvieron anoche, oportunamente, en el lugar del fuego. El primero tomó declaraciones al dueño de la fábrica incendiada, señor De Solá, y á su socio industrial, señor Gauthier.

Hay diversos comentarios acerca de cómo sei originó el incendio. Hasta ahora sólo se cree que haya sido casual.

Se observó anoche, como ha ocurrido en otros incendios, una gran falta de disciplina en el cuerpo de bomberos; allí no se sabía cuál era el que mandaba; el trabajo estuvo mal distribuido, lo que demuestra los muchos heridos y pasmados que resultaron de un fuego que en sí no tuvo gran importancia, pues se trataba de una sola casa Incendiada.

Fueron asistidos en la sala de socorros del barrio Raimundo Rodríguez, de herida en la región plantar derecha; Ernesto Martínez, contusiones en la región lumbar; Pedro Medina, herida incisa en la 

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región frontal; Gabriel Pizarro, contución en el ojo derecho; Pero Casado, (detectice) herida incisa en el edo índice derecho.

Además resultaron ocho bomberos; entre ellos los sargentos Tomás Echevarría y Celestino Peña. Asistieron a los heridos los doctores López Sicardó y Juan Claudio.

Hace unos cuatro años más o menos ocurrió en el mismo sitio, otro incendio que redujo a cenizas varias casas de Angel Pabón, empezando el fuego esa vez por una casa pequeña del señor Gestera.

Los guardias Girona, Cortéz y sargento Igaravidez extrajeron de la fábrica incendiada una caja de hierro que condujeron al cuartel de la policía. Dicha caja contiene documentos importantes, ene ellos una póliza de seguro de incendio.

Las pérdidas, según informes, se calculan en seis mil y pico de dollars.