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Para este acto estábamos invitados para las 7:30 P. M. en los salones de la nueva escuela.
Al llegar allí, encontramos el salón de actos, los salones adyacentes y los pasillos del inmenso edificio insuficientes para contener el ingente número de ciudadanos que acudían a presenciar el hermoso acto.
Imposibilitados para utilizar el salón de actos, la multitud bulliciosa tuvo que bajar al patío interior de la escuela, las damas a los pasillos y desde allí escuchó aletargada la palabras de los conocidos oradores puertorriqueños Lcdos. Juan B. Huyke y Cayetano Coll y Cuchi.
Don Juan leyó un trabajo preparado al efecto de la inauguración del plantel, y sus conceptos hermosos merecieron aplausos nutridos.
El Lcdo. Cayetano Coll y Cuchi, estuvo por sobre el excelso prestigio de orador que le aureola.
Su verbo flúido y conceptuoso vibró hasta paralizar los latidos de nuestros corazones, que subieron a la cumbre con él, y bajaron narcotizados por sus párrafos luminosos, sinceros, ardiendo en patriotismo y con los anhelos velados do un cóndor que siente la nostalgia de su vuelo poderoso en regiones más amplias y en cumbres más enhiestas y abruptas.
Presentó al fenecido doctor Barbosa con la paradójica visión del prohombre más práctico e idealista de Puerto Rico, porque él supo ver con su profética videncia la conveniencia de la estadidad para Puerto Rico, en la remota época de la aparición del partido Republicano Puertorriqueño, y supo mantener firme sus ideales contra embate furibundos y caídas pavorosas.
La ovación al Lcdo, Cayetano Coll y Cuchí, fué delirante, unánime, prolongada.
Nicolás CRUZ
CORRESPONSAL
Julio 29, 1924 |
