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El Mundo
domingo 30 de mayo de 1937 p.10

El Ateneo: efectivo animador de nuestra cultura


Lcdo. Francisco de Paula Acuña,
primer presidente de la institución
Don Manuel de Elzaburu, fundador de la Institución

Aquí alienta la soberanía moral de Puerto Rico.- De Diego fué premiado en los juegos florales del año 1888.- A Tapia le sobrevino la muerte en el salón de actos.- La institución defiende nuestras mejores tradiciones y aboga por a conservación del idioma español.- El Ateneo: tribuna libre

 

EL INICIADOR

La gloria de haber sugerido e impulsado la iniciativa de fundar el Ateneo Puertorriqueño corresponde don Manuel Elzaburu y Vízcarrondo. El distinguido compatriota había residido largos años en España, donde se graduó de licenciado en derecho civil y canónico, allí tuvo oportunidad de palpar la fecunda influencia que ejercía el Ateneo de Madrid en el desenvolvimiento de la cultura nacional. Al regreso a Puerto Rico, concibió la idea de crear un centro de cultura de similar organización. Su noble proyecto tuvo la entusiasta acogida de todos los escritores de la Capital.

FUNDACIÓN

El día 30 e abril de 1876 se reunieron en la sala principal del Ayuntamiento de esta ciudad de San Juan de Puerto Rico, con el propósito de establecer un ateneo científico, artístico y literario, los siguientes caballeros: Francisco de Paula Acuña, José Ignacio Beyens, Alejandro Tapia y Rivera, José Ramón Becerra, José Géigel y Zenón, Juan Z. Hernández, Wenceslao Lugo Viñas, José María Aragón, Ricardo Hernández, José Julián Acosta, Manuel Larrinaga, León--- ta, Manuel Larregi, León M. Acuña, José de

Jesús Tizol, Polux J. Padilla, Fermín Toledo, Juan Iglesias, Gerardo Soler, Manuel López Bayo, Ramón Barriera, Laureano Vega, Francisco Acosta, Antonio Olózaga, Calixto Romero, Juan Oller, Raimundo Camprubí, José Ruiz, Francisco Cortés, Ignacio Diaz Caneja, José Antonio Gutiérrez, Manuel Elzaburu, Manuel Alcalá del Olmo, José Antonio Canals, Fidel Guillermety, Manuel Daubón, Severo Bastón, Francisfo Fabro, Manuel J. Cuevas, César de Guillerna, Rafael Pacheco. Pablo Sáez, Gabriel Ferrer, Francisco del Valle, Fernando Núñez, Ramón García Moreno, Antonio Penedo, Enrique Losada, Felipe Gutiérrez y Juan Fort.

El licenciado don Francisco de Paula Acuña ocupó la Presidencia de la reunión y actuaron como secretarios de la misma don Manuel del Elzaburu y don Juan Z. Hernández. Aprobaron los concurrentes las bases de la organización; establecieron las distintas categorías de socios, declarando fundadores a los que habían asistido a la reunión y a los que se aderiesen hasta el día de la inauguración; fijaron las cuotas y procedieron al nombramiento de una Junta Directiva Provisional con el encargo de formular un proyecto de reglamento y de disponer todo lo relativo a la instalación del Ateneo.

PRIMERA JUNTA DIRECTIVA

La primera Junta Directiva de la institución quedó constituida en la forma siguiente:

Presidente: Francisco de Paula Acuña; Tesorero y Secretario: Juan Z. Hernández; Vocales: Ramón María Moreno, Ignacio Beyens, José Pérez Moris, Alejandro Tapia y Rivera, José Ramón Becerra, Manuel de Elzaburu, José Julián Acosta, Manuel Alcalá del Olmo e Ignacio Díaz Caneja.

LOS ESTATUTOS DE 1876

La Junta Directiva celebró seis sesiones durante el mes de mayo del mismo año, en el domicilio de don Manuel de Elzaburu, quedando en ellas redactado el Reglamento y los Estatutos del Ateneo. Estos fueron aprobados por el Gobernador General de la isla con fecha 27 de junio de 1876.

El artículo primero de los Estatutos leía asi: "Se funda en la ciudad de San Juan Bautista de Puerto Rico un Centro destinado a la cultura de las ciencias, letras y de las artes, bajo la denominación de Ateneo PUERTO-RIQUEÑO".

Estos primeros estatutos excluían del recinto de la institución todas las discusiones o confrencias que no fueran puramente las de su objeto científico, artístico y literario. Se prohibía de esta suerte toda discusión o conferencia sobre política y religión. También quedaba prohibida la circulación y lectura de las publicaciones periódicas cuyo carácter no estuviera conformes con el objeto del centro.

Los socios se clasificaban en fundadores, numerarios y accidentales. Formaban la Junta Directiva cuatro vicepresidentes, —de los cuales se designaba un Presidente de turno, primero mensualmente y luego trimestralmente— seis vocales, un secretario, un tesorero y un bibliotecario. La presidencia honoraria se reservaba para el Gobernador General de la Provincia. Originalmente el Ateneo sólo contaba con cuatro secciones, a saber: de ciencias morales, de ciencias físico-matemáticas, de ciencias naturales y de literatura y bellas artes.

INAUGURACIÓN

La inauguración pública del Ateneo Puertorriqueño, como centro de cultura, tuvo lugar el dia 29 de junio de 1876. La solemne ceremonia se efectuó en los altos de la casa número 28 de la calle de la Fortaleza de esta Capital, bajo la presidencia de don Miguel Ferrer y Plantada, Secretario del Gobierno General de la Provincia, a quien el gobernador don Segundo de la Portilla comisionó para que concurriese en su nombre y representación.


TRIBUNA LIBRE

Los estatutos originales del Ateneo fueron enmendados el 31 de julio de 1885 y el 23 de marzo de 1900. Por virtud de la reforma introducida en esta última fecha, quedó consagrada la institución como tribuna libre, dándose así acceso a las conferencias y discusiones de carácter político y religioso. Posteriormente los estatutos del Ateneo han sido totalmente derogados y sustituidos por otros en varias ocasiones. Los que rigen actualmente- declaran que la casa tiene "por objeto la cultura de las ciencias, las letras y las bellas artes. La divisa del sello oficial de la asociación consiste de una Palas Atenea con sus apropiados atributos, a la cual se entrelaza la inscripción latina : AD M AJOREM PATRIAE CLORIAM. Sobre la figura se lee el nombre ATENEO PUERTORRIQUEÑO y debajo la palabra "San Juan" y la fecha de fundación en números arábigos: 1876. Los colores de la institución son el verde y el blanco. La bandera consiste de tres franjas verticales, blanca la del centro y verdes las laterales, campeando en el centro el anagrama del Ateneo dentro de una láurea.

Los socios se clasifican ahora en fundadores, de honor, vitalicios, protectores, de número y correspondientes. La dirección de la sociedad reside en una Junta de Gobierno compuesta de quince miembros electos por el término de tres años. Anualmente se sustituye la tercera parte de los miembros de la Junta, y ésta designa de su propio seno los funcionarios ejecutivos, que son el presidente, el vicepresidente, el secretario, el tesorero y los presidentes de las secciones. En la actualidad tiene la asociación cinco secciones, denominadas de Ciencias Morales y Políticas, de Ciencias Físicas, Naturales y Matemáticas, de Historia de Puerto Rico, de Literatura y de Bellas Artes.

EL EDIFICIO DEL ATENEO

Durante mucho tiempo el Ateneo estuvo instalado en los altos de una casa situada en el solar que hoy ocupa el edificio contiguo al establecimiento comercial de González Padín, frente a la Plaza Baldorioty de Castro de esta Capital. Más tarde se pensó en la conveniencia de levantar un edificio propio para la institución. "La labor de adquirir un solar en Puerta de Tierra para el Ateneo", dice el doctor don Cayetano Coll y Tosté, Presidente de la casa durante los años de 1911 a 1914, en carta dirigida a don Jesús María Lago con fecha 10 de enero de 1913, "la emprendí desde el momento en que me hice cargo de la presidencia. El primer año de trabajo lo perdimos a pesar de los auxilios y buenos deseos del señor Travieso en el Ejecutivo y del señor Torres en la Cámara. El segundo año pudo cristalizar tan bella idea porque se hizo paladín de ella en la Cámara Insular el Speaker señor don José de Diego. Hemos conseguido cuarenta metros de frente y cincuenta de fondo al lado del edificio de los Jóvenes Cristianos. El tesorero señor Calderón (Manuel R.) puede dar a usted nota de los amigos del Ateneo que están contribuyendo a reunir fondos para la construcción del nuevo edificio. Esta suscripción mensual fue recabada por un comité compuesto del doctor Ruiz Arnau, don Emilio Gorbea y el suscribiente".


Don Jesús María Lago, poeta y animador de nuestra cultura, electo Presidente de la asociación en 1915 y más tarde durante el periodo consecutivo de 1922, puso extraordinario empeño en la pronta edificación de la casa del Ateneo; multiplicó sus esfuerzos; obtuvo la cooperación de distinguidos ateneístas y de hombres interesados en el fomento de nuestro progreso intelectual, logrando al cabo de algunos años recaudar los fondos indispensables para iniciar la construcción. El día 27 de mayo de 1923 se colocó la primera piedra del edificio en que habría de alojarse nuestra más antigua institución de cultura, levantándose la siguiente acta del histórico suceso.

"En la ciudad de San Juan Bautista de Puerto Rico, a los veintisiete días del mes de mayo del año mil novecientos veintitrés, y hora de las cinco de la tarde, siendo Gobernador de Puerto Rico el Hon. juez Horace Mann Towner, Obispo de la Diócesis Monseñor J. Caruana, Presidente del Tribunal Supremo el Hon. Emilio del Toro Cuebas, Comisionado del Servicio Público, Policías y Prisiones el señor Rafael Diez de Andino y Presidente del Ateneo Puertorriqueño el señor Jesús M. Laso, se reunieron en solar ubicado entre los edificios de la Asociación de Jóvenes Cristianos y la Biblioteca Carnegie, en la avenida Ponce de León, los señores que forman la Junta Directiva del ATENEO PUERTORRIQUEÑO, los expresidentes del mismo, muchos de nuestros asociados y gran número de particulares, con motivo de ser hoy el día señalado para la celebración del ceremonial de colocarse la primera piedra del edificio de dos plantas que el ATENEO, para su instalación definitiva, que construye mediante contrato con el ingeniero señor Ramón Carbia.

El Presidente de la Institución señor Jesús M. Lago declaro abierta el acto, dando lectura a varias cuartillas suyas alusivas al momento histórico que se celebra.

Procedióse después a la colocación de la piedra angular, honor que el presidenle señor Lago hubo de ceder al venerable compatriota licenciado don Francisco de P. Acuña, en virtud de haber sido esta gran mentalidad puertorriqueña el primer Presidente qué tuvo este centro cultural, y que aún, por fortuna, convive con nosotros.

Asimismo, el señor Acuña depositó dentro de dicha piedra un ejemplar de cada uno de los periódicos locales publicados ayer, una copia de los Estatutos por los cuales se rige actualmente nuestro Ateneo, más tarde copia de la présente acta, y pronunció con tal motivo un elocuente discurso por el cual fue muy felicitado y aplaudido.

Acto seguido hicieron también uso de la palabra, y por el orden en que son mencionados, los señores expresidentes doctores José Gómez Brioso, Manuel Fernández Juncos, Manuel Quevedo Báez, y el licenciado José Coll y Cuchi, en representación de su señor padre el expresidente doctor Coll y Toste, quienes, en síntesis, pusieron de relieve el prestigio de esta Institución lo que ella significa para el país puertorriqueño y el gran paso de avance que, en el desenvolvimiento de sus ideales, representa la edificación de su hogar definitivo.

Un hermoso soneto, ad hoc, fue recitado por su autor don Ferdinand R, Cestero; y, por último, el Hon. Presidente del Tribunal Supremo y vice-presidente del Ateneo señor Emilio del Toro Cuebas cerró el acto con magnifico discurso que el público premió con merecidas palmadas, del mismo modo que lo hizo en honor de las elocuentes oraciones tribunicias de los oradores que le precedieron, expresando así en forma inequívoca la simpatía con que vemos todos que el ATENEO realice una de sus más altas aspiraciones; su CASA, que es la casa de todos.

Y en fe de ello, firman los señores de la Junta Directiva, que pudieron asistir a esa solemnidad, asi como varios de los concurrentes a la misma, en San Juan, fecha ut supra.

(Firmados) Jesús M. Lago, Francisco de P. Acuña, Juan B. Soto, Eugenio Astol, Luis Villaronga, Manuel R. Calderón, Enrique González Mena, J. Gómez Brioso, Manuel Quevedo Báez, Mauricio Jiménez, José Coll y Cuchí, Ferdinand R. Cestero, Frederick M. Pennock, Luis Samalea Iglesias, Emilio del Toro Cuebas, Bonosio Casellas Santana, Fernando Díaz Mac Kenna, Ernesto Dalmau, Armando A. Miranda, Ramón Carbia, Pedro de Elzaburu, Juan Escudero Miranda".

Con un préstamo bancario que obtuvo el señor Lago con su garantía personal, se allegaron los recursos necesarios para hacer la obra, levantándose un magnifico edificio de dos plantas, de señalado valor arquitectónico, en el solar donado por el Gobierno de Puerto Rico.

En la planta baja del edificio se hallan instaladas la biblioteca, las salas Campeche y Morell Campos y la oficina del Presidente. En la planta alta está el salón de actas y conferencias. De sus paredes cuelgan los retratos de algunos de los puertorriqueños que más fecunda obra han realizado en favor de nuestro pueblo en distintos campos del saber y de la acción social.

Siendo presidente de la Casa el licenciado don Samuel R. Quiñones, se construyó en la planta alta un escenario adecuado para representaciones teatrales, con vistas a fomenlar la afición artística y la literatura dramática. Además, se le hicieron al edificio varias reformas de importancia, incluyendo entre ellas la total reconstrucción del techo con materiales modernos que aseguran la conservación de la casa. El ingeniero don Ettienne Totti, vicepresidente del Ateneo, dirigió la obra, prestando sus servicios profesionales generosamente.

LOS PRESIDENTES

Por la presidencia del Ateneo han desfilado algunas de las figuras más prominentes de Puerto Rico. Durante la época de las presidencias de turno mensuales y trimestrales, ocuparon la dirección de la casa don Francisco de Paula Acuña, don Ignacio García Tudela, don Ramón Rodríguez Rivera, don Leonarcto Tejada, don Alejandro Tapia, don Olimpio Aguado, don Calixto Romero, don Francisco Garrido, don Ramón Buega, don Nicolás Arezpacoechea, don Manuel Corchado, don José Julián Acosta, don José Laguna, don Francisco Larrea, don Fernando Núñez, don José R. Becerra, don Manuel Elzaburu, don Manuel Alonso y don Benito Macías.

A partir del año 1886 han ocupado la presidencia de la institución las siguientes personas:


Don Alberto Regúlez, (1896); don Manuel Elzaburu (2a. época) (1887-1892; don Francisco del Valle Atiles (1893); don Carlos María Soler, (1894); don Juan Hernández López (1895-1898); don Francisco del Valle Atiles (2da. época) (1899); don Salvador G. Ross, (1900-1901); don José Gómez Brioso, (1902); don Cayetano Coll y Toste, (1er. semesíre 1903) don Manuel Fernández Juncos, (2do. semestre 1903); don Manuel Quevedo Báez, (1904-1906); don Jacinto Texídor, (1907); don Ferdinand R. Cestero, (19081910); don Cayetano Coll y Toste, (2da. época); (1911-19141; don Jesús Miaría Lago, (1915); don José de Diego, (1916-1918); don Epifanio Fernández Vanga, (1919-1921); don Jesús María Lago, (2da. época) (1922-1927); Don Manuel Benítez Flores, (1928-1929); don Emilio del Toro Cuebas, (1930-311: don José Ramírez Santibáñez, (1932); don Rafael Rivera Zayas, (1933); don Samuel R. Quiñones, (1934-1936) y don Emilio S. Belaval (1937).

ANIMADOR DE CULTURA


El Ateneo ha sido el más efectivo animador de nuestra cultura literaria. Durante los sesenta y un años de su existencia ha realizado una fecunda tarea en favor del cultivo y la difusión de las artes, las letras y las ciencias. La vida intelectual de Puerto Rico ha tenido en esta institución su centro de mayor actividad, y es con profundo sentido de verdad y de justicia histórica que se le llama la "casa solariega de la cultura puertorriqueña". Su tribuna ha estado abierta para el libre exámen y la recta orientación de todos nuestros problemas politicos, económicos y sociales. A través de certámenes, concursos, lecturas, conferencias, exposiciones, conciertos y otras actividades de carácter literario, artístico y científico, el Ateneo ha dado permanente impulso a todas las manifestaciones de la cultura, manteniendo viva la devoción por nuestras tradiciones y propiciando el estudio de nuestros valores históricos.

Un ateneísta de fecunda ejecutoria, don Epifanio Fernández Vanga, ha juzgado la significación espiritual de la casa en estas palabras: "En la tribuna del Ateneo han resonado las voces más autorizadas de la elocuencia puertorriqueña, desde Manuel Corchado hasta José de Diego, todos los compatriotas que traían el mensaje de una vieja inquietud o de una nueva orientación, antes de bajar hasta el pueblo a darlo en comunión a las multitudes que siempre se dividen en bandos para apoyarlo o combatirlo, quisieron decirlo entre las cuatro únicas paredes de Puerto Rico en que se ofrece unánimemente calor de incubación para todas las ideas y espíritu de tolerancia para todas las opiniones".

LOS PRIMEROS JUEGOS FLORALES

Los primeros juegos florales, celebrados según el clásico ritual, se llevaron a efecto el año 1888, siendo presidente don Manuel de E-zaburu. Se convocó a los poetas a cantar a los temas tradicionales en estas justas del gay saber: Patria, Fe y Amor. El jurado calificador se constituyó en Madrid bajo la presidencia del poeta don Gaspar Núñez de Arce, siendo vocales don Antonio Cortón y otros distinguidos escritores hispanos. Obtuvo la Flor Natural, el poema "Patria" de don Salvador Brau. En el tema Fe se adjudicó el lauro a don Manuel Padilla Dávila. Declarado desierto el tema Amor, su premio, elevado a la categoría de extraordinario, fué discernido a la oda "Patria" de José de Diego, entonces un jóven que se iniciaba en el cultivo de las letras. "Quisieron los maestros, dijo más tarde el autor de Pomarrosas, indudablemente, regocijar mi vocación poética y dejaron en mi alma, con el bondadoso estímulo, un sentimiento de gratitud, que me acompañará toda la vida".

LA INSTITUCIÓN DE ENSEÑANZA SUPERIOR

Una de las iniciativas de más trascendental alcance que ha auspiciado el Ateneo en su larga vida de servicios a la comunidad fue el establecimiento de la Institución de Enseñanza Superior. Puerto Rico necesitaba una universidad. El proyecto de fundar un Colegio Central, alentado por el Padre Rufo en el seno de la Sociedad Económica de Amigos del País, tuvo el concurso del Conde Mirasol, pero recibió luego la desaprobación del Gobernador de la Pezuela, "muriendo para la ciencia en Puerto Rico con aquel golpe más de una generación", según dolorosa
expresión de Alejandro Tapia. La Escuela Filotécnica que planeó Baldorioty, tampoco pudo realizarse por la incomprensión del Gobierno. No funcionaban en la isla otros centros de enseñanza secundaria que el seminario Conciliar, y la Subdelegación de Farmacia y el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza. En 1883 se había fundado la Escuela Profesional. Don Gabriel Ferrer había recomendado el establecimiento de una escuela de enseñanza libre, matriculándose los alumnos en la Universidad de la Habana y enviándolos a ese centro a tomar exámenes.

En 7 de junio de 1887 se hizo extensivo a Puerto Rico el beneficio de la enseñanza privada. Julio Vizcarrondo redactó unas "bases para establecer estudios libres de derecho; medicina, farmacia y notariado, incorporados a la Universidad de la Habana". El Ateneo venía realizando extraordinarios esfuerzos en favor de la creación de un centro universitario, lográndose al cabo de tantas diligencias y merced a las gestiones de Elzaburu, Vizcarrondo, Regúlez, Alvarez Pérez, Ferrer, Hernández López, Fernández Juncos, Rossy y otros, la fundación de la Institución de Enseñanza Superior, cuya inauguración tuvo lugar en el Ateneo en la noche del 10 de octubre de 1888, iniciándose en esa fecha los estudios de las carreras de derecho, medicina, ciencias, filosofía y letras. Por disposición gubernativa, los catedráticos de la Universidad de la Habana venían a Puerto Rico a examinar a los alumnos de la Institución. Durante diez años disfrutó nuestro pueblo de los beneficios de esta benemérita institución universitaria.

ALEJANDRO TAPIA

Tapia fue uno de los grandes propulsores del Ateneo. Hombre de vasta cultura, dejó la huella profunda de su espíritu creador en la novela, el teatro, la poesía y el ensayo histórico. La tribuna del Ateneo le contó entre sus más asiduos frecuentadores. Desde ella dictó sus notables Conferencias sobre Estética y Literatura, lograda exposición de preceptiva literaria, en que se anticipan novedosos conceptos sobre la creación estética y la teoría de los valores. Tan estrechamente vinculado estuvo Tapia a la vida del Ateneo, dándole a la naciente institución sus mejores bríos mentales, que el destino quiso asociarle a la casa en forma tan perdurable y dramática que, en la noche del 1 de julio de 1882, mientras hacía uso de la palabra en el salón de actos del Ateneo, en una asamblea de la Sociedad Protectora de la Inteligencia, desarrollando una tesis educativa, le sobrevino la muerte. Tapia ha quedado permanentemente vinculado a la historia de la Docta Casa.

DÍAS DE ESPLENDOR

El Ateneo ha tenido épocas de intensa actividad y graves momentos de crisis a través de su historia. Señalemos los días de esplendor. Del pasado se destaca como su época más brillante la administración de don Manuel de Elzaburu, a quien tanto debe la cultura portorriqueña. Hernández López realizó fecunda labor durante su período presidencial. A partir del 1898, cobra la casa señalado relieve, como factor de cultura y progreso general, bajo las presidencias de don Manuel Quevedo Báez, don José de Diego, don Epifanio Fernández Vanga, don Cayetano Coll y Toste, don Jesús María Lago, don Emilio del Toro y don Samuel R. Quiñones.


DEFENSA DEL IDIOMA

Como la cuestión del idioma guarda tan estrechas relaciones con la cultura histórica de nuestro pueblo, el Ateneo ha fijado su posición de manera categórica sonre el particular. En la sesión celebrada por la Junta Directiva el 16 de marzo de 1930, en ocasión en que presidía la casa el juez del Toro Cuebas, se adoptó por unanimidad el siguiente acuerdo: "El Ateneo Puertorriqueño declara uno de los postulados fundamentales de la vida de esta institución es la conversación, el estudio y el perfeccionamiento del idioma español en Puerto Rico". Se resolvió, asimismo, auspiciar una serie de conferencias con vistas a mejorar los métodos para la consecución de este propósito.

LA REVISTA DEL ATENEO

En el año 1905, bajo la presidencia del doctor Manuel Quevedo Báez, se inició la publicación una revista del Ateneo, editándose dos cuadernos. Treinta años después, bajo la presidencia del Lcdo. Samuel R. Quiñones, se renovó el propósito y desde enero de 1935 se viene publicando una excelente revista trimestral, de alta literatura, bajo el mismo nombre de la Institución. "Prolongará nuestra revista, dijo Quiñones en el número inicial, el puro espíritu de hispanidad que las generaciones precedentes señalaron a este pueblo como fundamento de toda obra futura, con ánimo de dotar de contenido propio la cultura de siglos que recibimos de España, dándole fisonomía de distintivas perfilaciónes, individualizándola en peculiares módulos de autóctona expresión. También cultivará el coeficiente de utilidad que hay en las preocupaciones del presente. Escuchará con gozo las voces de los nuevos". La revista sigue dando cumplimiento a tan abarcador programa y constituye hoy un efectivo nexo, un punto de provechoso contacto entre la institución y los escritores y centros similares del extranjero".

OTRAS INICIATIVAS


Respondiendo a fecundas iniciativas de sus presidentes y de algunas de las Secciones que comparten las tareas culturales de la casa, se han ofrecido en distintas épocas cursos gratuitos y públicos de derecho, inglés, taquigrafía, dibujo y comercio. Hace poco se fundó a instancias del Ateneo, la Academia Puertorriqueña de la Historia y el Instituto Popular de Enseñaza Libre. Recientemente se consiguió de la Asamblea Legislativa que aprobara un crédito de dos mil dólares para pagar los derechos del autor del texto de historia que resulte premiado en concurso que convocará el Comisionado de Instrucción de Puerto Rico para uso escolar. Se está organizando un índice de la música puertorriqueña y un archivo de información biográfica. En la actualidad se dan los pasos necesarios para compilar el epistolario de nuestros patricios. Se proyecta además la fundación de una biblioteca puertorriqueña que reproduzca nuestras mejores obras del pasado, recoja la producción dispersa en diarios y revistas y ofrezca facilidades editoriales a los escritores del presente.

NECESITA COOPERACIÓN

El Ateneo tiene una deuda hipotecaria de unos tres mil dólares, balance de la suma que fué necesario tomar a préstamo para terminar la edificación de la casa. Ha menester de recursos para reconstruir la biblioteca, comprar nuevo mobiliario, adquirir un piano y habilitar archivos y vitrinas para la adecuacuada conservación de documentos y reliquias históricas. El Ateneo no cuenta con más ingresos que la voluntaria contribución de los socios. Estos son tan pocos que las cuotas no bastan para cubrir el modesto presupuesto de gastos ordinarios y amortizar la deuda hipotecaria. Para propulsar convenientemente la obra emprendida y realizar su vasto programa de difusión cultural, necesita del generoso concurso de todos los puertorriqueños y de los amigos de nuestro pueblo.

LA ACTUAL JUNTA DE GOBIERNO

Forman la actual Junta de Gobierno del Ateneo las siguientes personas:

Presidente, don Emilio S. Belaval; Vicepresidente, don Etienne Totti; Secretario, don Manuel García Cabrera, Tesorero D. Miguel Muñoz; Vocales, doctora Margot Arce, don Augusto A. Rodríguez, Dr. J. 
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B. A. Nolla, don José Dávila Ricci, don Jorge Font Saldaña, y don Enrique Koppisch.

Los presidentes de las secciones son: de Ciencias Políticas, don Pablo Berga, de Literatura, don Samuel R. Quiñones; de Ciencias Naturales, don César A. Toro; de Bellas Artes, la señorita Nilita Vientos Gastón, y de Historia de Puerto Rico, don Vicente Géigel Polanco.

PROYECTOS DEL NUEVO PRESIDENTE

Entre los laudables proyectos que auspicia el actual presidente del Ateneo, licenciado Emilio S. Belaval, figura el fomento del teatro puertorriqueño, la reproducción de las obras notables que se escribieron en el siglo XIX, la celebración de buenos certámenes literarios y la libre discusión de todas las cuestiones que afecten a los puertorriqueños en general. "Todas las ideas políticas, religiosas, sociales y económicas, siempre que estén expresadas en términos ateneísticos, con altura de miras, deben pasar por nuestra Sección de Ciencias Morales y Políticas, ha declarado el Presidente. En el pasado esta ha sido la tradición de la casa y en el futuro es el propósito nuestro que así sea. El Ateneo, sin abanderizarse a ningún credo que no sea su único credo: el de la cultura de Puerto Rico, está en la obligación de ofrecer su tribuna a todos los hombres responsables de nuestro país y del exterior que quieran impulsar su ideología o sus convicciones sobre cualquier problema".

¿DEBE SUBSISTIR EL ATENEO?

En una encuesta celebrada recientemente por el actual Presidente de la casa, en torno a si debe subsistir la institución, se levantaron las voces más autorizadas del país para señalar la significación histórica del Ateneo y apuntar la necesidad de mantener a todo trance la vieja casa solariega de la cultura puertorriqueña. En verdad, el Ateneo es parte tan esencial de la historia patria y acaso el único rincón donde se asienta, en categórica afirmación de vida y de cultura, la soberanía moral de Puerto Rico, que su subsistencia entraña simbólicamente la subsistencia del alma de Puerto Rico en sus más altas expresiones vitales.