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Para la proyectada pelea por el campeonato mundial peso gallo.
Después de publicado el cablegrama de Prensa Unida en que nos daba la noticia de estarse gestionando la concertación de una pelea en Puerto Rico por el campeonato Peso Gallo del mundo entre el actual campeón Sixto Escobar, y Harry
Jeffra, o con cualquier otro contendor de méritos de la división, tratamos de entrevistarnos con eI Lcdo. G. Jiménez Sicardó, quien en unión al señor Gigante está gestionando la pelea, para que nos adelantara cualquier otra información que tuviera para tener enterados a los lectores de EL MUNDO, y nos dijo:
—Gigante y yo estamos, —como se dice ahora— promoteando esta pelea. La circunstancia de pensarse celebrar un Carnaval rumboso este año y el gran interés por desarrollar el turismo en Puerto Rico, hacían de este acontecimiento un número de gran atracción en el programa del Carnaval y un medio formidable para el desarrollo y el fomento del turismo. El ambiente era de tal naturaleza propicio, que nos lanzamos a la empresa contando con estos dos factores decisivos; y quiero declarar, en el nombre del señor Gigante y en el mío, que tanto la Comisión del Carnaval como la del turismo, nos han ofrecido toda clase de facilidades, y no sería justo si no dijera, que a ellos debe Puerto Rico el que en San Juan se discuta el cetro que tan gallardamente ostenta el muchachito de Barceloneta.
—Mientras el señor Gigante se dedica en Nueva York a conseguir la pelea,
acá en Puerto Rico estaré yo ocupándome de todos los preparativos para el gran acontecimiento. El campo del Encambrón habrá que prepararlo convenientemente para darle acomodo a una multitud no menor de quince mil almas, y esto significa una labor ardua y penosa, toda vez que nuestro parque de pelota fue construido para una capacidad máxima de seis mil personas. Los planos están siendo estudiados por un competente ingeniero de la ciudad y se espera que estén terminados para fines de esta semana.
Por hoy, eso es todo lo que puedo adelantarle, que ya es bastante —terminó diciéndo el señor Jiménez Sicardó— pero no sin antes quedar comprometido a tener bien informados a los lectores de EL MUNDO por mi conducto.
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