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El parque Muñoz Rivera, nuestro espléndido parque, a
que semanas atrás cantáramos con todo el hondo entusiasmo de esta
columna por su regalo a la vista en las noches de patinaje, está
desgraciadamente, cayendo en la vulgaridad de las cosas burdas y
groseras.
Donde en otras noches se deslizaban ágiles y airosas nuestras bellas
damitas, ahora una porción de chicos alborotaos se dedican a emprender
loca carrera, con grave peligro de brazos y piernas de actores y
espectadores, ya que su absoluto desconocimiento de los más curiosos
espectadores que forman hileras al borde da las aceras dedicadas al
deslizamiento sobre ruedas, y hace apenas un par de noches,
encontrándonos de conversación con tres de los empleados del parque, uno
de estos, el señor Amador, fue lanzado al pavimento debido al impacto de
un loco patinador, que sin gobierno ni timón fue a chocar con sus
espaldas.
Comprendemos que el parque Muñoz Rivera es un sitio dedicado a la niñez,
pero también comprendemos que no forman parle de esta niñez una porción
de zagaletones que han invadido el parque, ahuyentando con tus locas
carreras y peligrosas acometidas a Tirios y Troyanos que temen la
inesperada constaladas de uno de estos estorbos públicos, que se han
declarado a si mismo reyes de la velocidad y del escándalo sobre las
ruedas.
Ante este inesperado estado de cosas, nos permitimos sugerir al señor
Valines, superintendente del parque, que regule las horas de patinaje,
estableciendo reglas fijas para diferentes edades, así como que faculte
a sus empleados para que garanticen la paz y tranquilidad de todos los
deportistas, prohibiendo el derecho a patinar a todas aquellas personas
que por su desordenada conducta son un peligro para el resto de la
concurrencia.
Podría regularse, y naturalmente que todo esto es tentativo y sujeto a
estudio y consideración de aquellas personas más versadas en la materia,
que los niños patinen todas las tardes hasta, las ocho de la noche, y
que desde las ocho de la noche en adelante solamente estuviese permitido
el patinaje a las personas mayores, cediendo todo el día del sábado, y
aún la noche del mismo día, hasta una hora avanzada, digamos a las diez
de la noche, exclusivamente a los niños, con la enorme ventaja que esto
daría a los jóvenes estudiantes, de ofrecerles tiempo para dedicarse al
patín durante la tarde, y tiempo para dedicarse al estudio durante la
noche, quedándoles no obstante todo el día del sábado para su solaz y
divertimiento.
Sé que esta sugerencia ha de levantar voces de protesta entre el
elemento joven, usualmente más dado a la diversión que al estudio, pero
sabemos también que padres y maestros captarán inmediatamente la bondad
de esta reglamentación, que asegura a niños y a viejos, horas de
tranquilidad, y ya que estamos en el terreno de las sugerencias se nos
ocurre que podía muy bien nuestra primera autoridad municipal, doctor
Carlos de Castro, gestionar como una medida tendiente al mayor auge de
su magnifica administración, al terminar la amplia terraza que
resguardada por un pequeño balcón hoy esta sin uso alguno en el extremo
oeste del parque, y previa preparación de la misma dedicarla
exclusivamente a pista de patín, y perdón si escógemos al doctor De
Castro, sin informarnos primero si esta actividad cae de lleno dentro de
sus atribuciones, pero si así lo hacemos, es confiados en el dinamismo y
alto espíritu de progreso de nuestro joven alcalde, que seguramente
llevaría a feliz término esta empresa, sin tardanza ni dilación alguna,
de ser esto posible.
Nuestra niñez, sin distinción de sexos ni razas, así como nuestra
juventud, están pidiendo a gritos un sitio de esparcimiento, donde
cómodamente pasar deliciosas noches de ejercicio, y ese sitio,
desgraciadamente no existe en nuestra ciudad capital, a pesar de contar
con uno de lo parques naturales más bellos de las Antillas. ¿Por qué no
complementar entonces la obra de la Naturaleza que tan a la mano nos lo
brinda todo?
Sugerimos la idea y sé que la misma está en buenas manos, y si no fuera
posible el logro de este proyecto a nuestra primera autoridad municipal,
¿por qué no entonces un Comité de Ciudadanos emprender la misma?...
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