La Asociación Cristiana de Jóvenes celebró el miércoles por la noche su vigésimoquinto aniversario con un espléndido banquete al cual concurrieron cerca de cien comensales, a pesar de la fuerte lluvia que castigó la ciudad desde las primeras horas de la noche. El banquete tuvo lugar en uno de los amplios salones atléticos de la Asociación, siendo el acto amenizado por una orquesta que interpretó melodías escogidas para la ocasión. Esta organización, cuya reputación va adquiriendo cada vez mayor prestigio en nuestra sociedad, celebraba sus bodas de plata para recalcar la importancia de la labor realizada en la comunidad durante un cuarto de siglo, viéndose las mesas rodeadas por caballeros que pertenecieron o pertenecen todavía a la benemérita Institución, y que hoy desempeñan importantes posiciones de representación en nuestra vida gubernamental, comercial, industrial, agrícola, financiera y social. Hombres que todavía retienen en sus espíritus y en sus mentes sentimientos y pensamientos generosos y nobles, de energía y de voluntad, producto genuino, de las prédicas que alienta la organización.
El edificio de la YMCA no está completo todavía. Al actual le falta el ala izquierda, de acuerdo con los planos originales del proyecto, y en el acto de antenoche se hizo firme la intención de construir cuanto antes lo que falta del magnifico edificio.
La mesa presidencial del banquete estuvo integrada por el gobernador Winship, el coronel John W.Wright. Comandante del Regimiento de Puerto Rico; el juez Emilio del Toro Cuebas, presidente de la Asociación; el señor William G. Coxhead, secretario de la Asociación en St. Petersburgh, y ex secretario de la misma en Puerto Rico por espacio de quince años; el juez Martín Travieso; el Juez Pablo Berga, el señor Manuel V. Domenech, el señor Arthur Harvey, el señor Horace Grimdell, el señor Rafael Arcelay y el señor Manuel Bueno.
Fue el juez Del Toro quien Inició el turno de los oradores, actúando al mismo tiempo de director de brindis. En frases amables y cariñosas el señor Del Toro dio la bienvenida a los concurrentes, procediendo a presentar a los huéspedes. AI ser presentado, el gobernador Winship recibió una prologada y entusiasta ovación. Lo mismo ocurrió al ser presentado el coronel Wright.
Fue el gobernador Winship el primero en hacer uso de la palabra. Dijo que el buen carácter y las condiciones ciudadanas que se desarrollan en nuestra juventud a través de sus relaciones con las varias actividades de la organización sólo pueden resultar en el mejoramiento de la ciudadanía y en el
interés general de los problemas de la comunidad. También refirió el Gobernador algunas anécdotas sobre sus visitas a la YMCA durante su estadía en el frente de batalla francés.
El señor Coxhead consumió un turno mas extenso, evocando sus memorias de hace, veinte y cinco años en Puerto Rico. Su discurso fue más bien una charla amena, llena de interesantes anécdotas. El juez Travieso habló sobre la última noche de la "campaña del reloj", emprendida para levantar fondos para la construcción del edificio. Don Manuel Domenech habló sobre cómo se había sostenido la Asociación durante estos veinte y cinco años de su vida, y recomendó la inflación del presupuesto para poder sostener el edificio y su equipo en las condiciones merecidas. Don Eugenio Delgado habló sobre cómo había influido el señor Coxhead en nuestra Juventud, durante el tiempo que convivió en nuestra Isla. El juez Pablo Berga hizo un breve discurso sobre la labor y la influencia de la organización en su sección de menores.
El señor Etienne Totti, como Ingeniero, se refirió a las condiciones del edificio, recomendando se asigne más dinero para su conservación y también para la construcción de la otra ala. El señor Horace M. Grindell consumió un turno para hablar sobre la manera de conservar y agrandar el edificio. Como tesorero de la Asociación, su dicurso giró en torno a la cuestión económica, argumentándolo con la presentación de un cheque por la cantidad de mil dólares, contribución espontánea que haría el señor Juan Ortiz de San Germán. Don Carlos R. Rossi habló también sobre la influencia del señor Coxhead en el programa desarrollado por la Asociación. El señor J. A. E. Rodríguez abogó por la fundación de más clubs de la organización en la Isla, como el mejor medio para la creación de ciudadanos dignos y ejemplares en la comunidad. Y en último término hizo uso de la palabra el señor Manuel Bueno, secretario de la Asociación, quien explicó el modo en que se encuentra y vlene funcionando la organización, y Ios propósitos que la animan por el bien de la comunidad.
En el banquete, el presidente, señor Emilio del Toro Cuebas, fue sorprendido con un precioso obsequio que recibiera de manos del juez Berga, consistente de un reloj de oro con el triángulo simbólico de la Asociación grabado en una de sus tapas. Este obsequio de la Junta Directiva emocionó tanto al señor Del Toro que al pronunciar unas palabras agradeciendo el homenaje se expresó en términos tan sentidos y tan bellos que le valieron efusivas congratulaciones de todos los asistentes al acto.
La YMCA, que tanto sirve a la comunidad, espera el apoyo decidido de la misma para proseguir adelante en sus empeños de forjar espíritus y ciudadanos ejemplares para el engrandecimiento de nuestro pueblo.
El señor Andrew Law, constructor del edificio, se encontraba también entre los huéspedes de honor, siendo su presencia acogida con francos parabienes. Cerca de la media noche terminó el acto, retirándose de allí todos los presentes convencidos de la necesidad de continuar el sostenimiento y ampliación del edificio en donde tantos jóvenes reciben enseñanzas cristianas y altruistas. La celebración de las bodas de plata de la Asociación se extiende hasta el domingo 21 de los corrientes, cuando terminará el programa con una jira en el "Boys Camp" en Luquillo.
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