Puerta de Tierra - San Juan

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Por NATHANIEL SOLTERO

Por IRIS Z. DE CABANILLAS 

¿Sabes tú cuántos adolescentes se gradúan este año de las escuelas superiores de toda la Isla? Pues un promedio de más o menos catorce mil estudiantes como tú; porque tú también te gradúas, y estás contentísimo, y te sientes pictórico de emoción y alegría. 

Pero, por experiencia propia sabes que no todos estos 14,000 adolescentes irán a la UPR o universidades norteamericanas. Hay muchos como tú y tus amigos que terminan sus estudios en cuanto se gradúen ahora prontito. 

Por estas razones es que el día de la graduación tiene mucho más significado para algunos estudiantes que para otros. Porque algunos piensan proseguir sus estudios, mientras que, otros se verán precisados a trabajar inmediatamente. Se harán hombres y mujeres de la noche a la mañana.

Esto sin esconderte nada; las personas maduran emocional y socialmente en cuanto comienzan a trabajar, en cuanto ponen en práctica sus conocimientos. Ahora que el hecho de no pisar más un aula escolar no necesariamente implica el des continuar los estudios, puesto que se puede estudiar desde nuestros propios hogares. 



UNA ESCUELA

Pero ya esto lo comprobarás tú mismo, que es la mejor forma de adquirir experiencia. O si lo prefieres, consúltalo con algunas personas mayores; ellas te dirán que comenzaron a aprender en su trabajo. Esto le sucede a todos, aun a aquéllos que tienen grado académico, tales como bachillerato, master o doctorado. 

En Puerto Rico hay muchísimas escuelas públicas, entre ellas, está la escuela superior José Celso Barbosa, en Puerta de Tierra. Tuve la ooprtunidad de conocer un grupo de estudiantes de ese plantel. Por cierto, que entre ellos estaba el Valedictoran de la clase, el joven Ramón Rivera Iturbe, de 17 años. 

También estaban 1os estudiantes Doris Delia González, Aurea Esther Meléndez, Rubén Bermúdez y Joaquín Rivera Valentín. Vinieron con uno de sus maestros, un muchachito de 19 años que les enseña geometría, porque parece que es "un duro" en las matemáticas.

Ellos también están encantados porque su graduación fue ayer. Cuando los vi no se habían graduado, y la alégría era contagiosa, de manera que podrán imaginarse cómo será hoy, un día después de su graduación. Entre el grupo, había uno, precisamente el Valedictorian, que tiene planes de proseguir estudios universitarios, pero desgraciadamente lo llamó el Tío Sam. El muchachito, de unos 6 pies de estatura, estaba medio compungido, porque tiene beca para la universidad pero tendrá que servir 6 meses al Ejército. 

Ramón Rivera está planeando estudiar ingeniería y dice que el diploma de cuarto año es "el premio más grande que recibe un estudiante.” "Me siento lleno de satisfacción y el diploma viene a sellar el principio de una vida llena de ilusiones". 

Esto fue parte de su discurso, sabes, porque él, como primer honor, tuvo que "echarse un discursito" cuando le entregó la bandera de su escuela al joven Wilfredo Sagares, estudiante del tercer año. 


Mientras Ramón comentaba que iba lleno de ilusiones, otro decía por lo bajo que el día de la graduación es el momento más apreciable de la vida. "En el cual se recibe el tesoro acumulado a través de diferentes años, en ese día se nos da todo". 

Y no creas, los demás, a pesar de lo emocionados que estaban, como muchachos al fin, rompieron a reir cuando habló el compañero. Porque a pesar de estar muy entusiasmados, son ante todo adolescentes, y; están todavía en la edad del pavo, durante la cual se ríe de todo y con todos. 

Por fin, luego de la algarabía, Rubén me confió que también a los maestros se les debe mucho. "Todavía nos quedan galardones que recoger, si logramos proseguir nuestros estudios, pero siempre debemos recordar a nuestros maestros, a quienes les debemos todo lo que sabemos”. 

Entre las muchachas una, Doris Delia, va a estudiar Pedagogía, y la otra, Aurea Esther, piensa ir al Hospital Municipal de Santurce y estudiar para en- fermera. Dos bonitas profesiones para la mujer, ¿no te parece? Una es enseñar a los niños, y las mujeres tenemos bastante paciencia, como que estamos hechas para ser madres, y la otra para curar enfermos. Labores muy femeninas. 

ELLOS TRABAJAN

Estos estudiantes acostumbran trabajar durante las vacaciones. Coge por ejemplo a Ramón, el valedictorian. El era chequeador de muelles durante las vacaciones. Ahora no lo volverá a hacer porque se lo lleva el Ejército, pero el chico hacía cualquier cosa por estudiar. Las muchachas trabajaban en las tiendas y los otros hacían trabajos diversos. Lo importante es que trabajaban y vuelven a trabajar ahora, en estas vacaciones, y si acaso no pueden ir a la universidad, seguirán trabajando. Pero estoy segura que las alegrías que tuvieron en su escuela superior no se las podrá quitar nadie. ¡Aunque duren cien años! 

Los chicos estaban muy interesados en que las demás personas supieran de sus ejercícios de graduación. Me dicen que las chicas fueron vestidas de blanco, primero fue el desfile, luego hubo una selección musical. Como tercer número, el presidente de la clase, Octavio Medina, hizo la presentación.

Tuvieron además un programa, en el cual la señorita Carmen Febres y Saddie González recitaron y bailaron. Al acto fue el licenciado Ernesto Juan Fonfrías, quien dijo varias palabras de exhortación. 

Más tarde la señora Isolina de Marxuach, superintendente auxiliar y la señorita Conchita Quesada, directora asociada, hicieron la entrega de medallas y premios, y la señora Antonia Valcárcel, directora de la escuela, junto al señor Cario Recio, presidente de la Asociación de Maestros, entregó los diplomas. 

El joven Angel Bravo Sostre, I quien recibió una mención honorífica, dijo varias palabras de despedida y los estudiantes de la escuela Barbosa se fueron; caminando y se perdieron en la lejanía...