Se cae la vía de entrada a San Juan

martes, 23 de febrero de 2016 
El Vocero
Por Máximo Cerame-Vivas, Fundador Depto. de Ciencias Marinas del RUM
 



A veces los científicos nos enfrascamos tanto en detalles que no queremos ver la realidad mundana, pedestre, y no-científica. La realidad es que hubo un desplome de sedimentos sobre el bentos costero en el Paseo de Puerta de Tierra frente a El Hamburger. La realidad es que ese bentos costero fue arropado mecánicamente por el material desplomado. La realidad es que el material fino, parte del material desplomado, puede ser disperso a la larga, con el tiempo, si hay olas fuertes o si hay marejadas. El material grueso requerirá más energía y más tiempo para dispersarse. La realidad es que las obras de estabilización de la carretera frente al restaurante El Hamburguer (1) se paralizaron por retrasos de pagos de la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) a la firma constructora —NEGLIGENCIA—y (2) conversaciones con el Instituto de Cultura Puertorriqueño (ICP) acerca de posibles impactos a recursos arqueológicos: pugna administrativa que debió resolverse a priori.

En el caso (1) de la demora en pago que retrasen trabajos cuya mera tardanza ponga en riesgo recursos naturales, no debe permitirse. Hay consecuencias adversas en el mero esperar. La solicitud de pagos a ACT debe incluir una cláusula que aclare las consecuencias de demorar el pago y paralizar las obras. Hay obras que urgen, y urge el completarlas. Esto no es ecología, esto es mala administración.
En el caso de (2) la demora en lo que se conversa, esto es infantil. Esto es simplemente un desafío de que mi agencia es más importante que la tuya y mis decisiones trascienden tus decisiones. Ambas agencias se supone que velen por el mismo Puerto Rico. Cabe que el Departamento de Recursos Naturales demande a ACT y al ICP por demorar una obra que, por demorarse, provocó el daño que precisamente se quería evitar. ¡Ah, se me olvidaba! ¡Gobierno no debe demandar a gobierno! Pues sepan que Gobierno debe tomar su rol muy en serio. Esto no es ecología, esto es mala administración.

Cabe entonces una demanda ciudadana contra el gobierno por el daño al recurso que la dejadez gubernamental y los celos intestinos de autoridad entre agencias han provocado. Cabe, además, un señalamiento de EPA contra las agencias locales por el daño sufrido.


El desplome de marras amenaza la entrada al casco de San Juan por la vía al norte del Parque Muñoz Rivera, entrada que buena y sana ocasiona tapones. Amenazada por un desplome de terreno y/o en franca reparación para evitar su colapso total, la entrada al Viejo San Juan sería imposible.
En caso de daños, entendía yo que el responsable del daño era la última persona que tuvo en sus manos el resolver, y no resolvió. Quizás se me informó mal. Pero en Puerto Rico hemos aprendido bien un mal gringo que se llama “pussyfooting”, que en español como mejor se traduce es ‘pasarse el muerto sin tener que dar cara’.

En Ponce, como también en San Juan, específicamente en La Barandilla, había personajes apodados “Chapita”. Eran individuos que se galardonaban con condecoraciones y medallas confeccionadas con chapas de refresco. Yo nunca sospeché que habían tantos chapitas en nuestra sociedad, y mucho menos que florecían en el gobierno. Chapas, medallas y condecoraciones a tutiplén, a ver quién es el más importante y pendenciero. De que los hay, los hay.

Hay un issue. Se va a desplomar un barranco costero. Al desplomarse, tumba la entrada principal al Viejo San Juan. ¡Ah, pero, para! Se suspende el proyecto porque (1) el gobierno no paga, y/o (2) están conversando Recursos Naturales y el Instituto de Cultura porque se podrían malograr recursos arqueológicos.
Mientras tanto, se cae la entrada al Viejo San Juan.