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Capitolio de Puerto Rico

El virus de Puerta de Tierra
El Nuevo Día 
Lunes, 24 de agosto de 2020 

"La honestidad no es negociable. No es correcto decir que todos son iguales. Respaldemos a los honestos: saquemos de circulación a los que no lo son"

Por Héctor Reichard
abogado

No causó asombro... más bien un "te lo dije que todos son unos deshonestos". Pero, debo salir en defensa de los políticos—la mayoría que son personas dedicadas, honestas y que ejercen una función que nosotros mismos les delegamos. Más bien démosle gracias a todos aquellos que hacen su trabajo y los que se han ofrecido para trabajar por Puerto Rico y ,, que pudimos escoger en las recién celebradas primarias en etapas.

Pero personalmente debo indicar me parece increíble e inaceptable que haya personas electas para servirnos que piensan que se merecen más de lo establecido y deciden que son tan poderosos que pueden impunemente robarle al país —y hay algunos que justifican esto— operan obedeciendo a su avaricia e hinchazón de su ego.

El papa Francisco desde el comienzo de la pandemia nos dice que hay dos pandemias: la del , COVID-10 y la de los deshonestos—que no son pocos—que se lucran de los haberes del pueblo. No hay que elaborar mucho: los almacenes, las compras de pruebas, los espectáculos que se dan para aparecer aliviar al pueblo que sufre haciendo
de la situación, una para provecho de la vanidad y dejando para segundo el hambre y la necesidad del pueblo.

El fiscal federal Stephen Muldrow, sin hacer ruido, radicó acusaciones contra dos legisladores. El presidente de la Cámara de Representantes indica que él está cooperando con las autoridades en otra investigación. La realidad es que los delitos que se están ventilando no se cometieron solos: si la persona que recibía los fondos a devolverse a la o al legislador era empleada de la Cámara: ¿quién autorizó una subida de sueldo de una persona que triplicaba el sueldo inicial por hacer la misma tarea?
Entiendo por qué hay tanta gente preocupada.

Puerto Rico no se merece que el gobierno de los Estados Unidos no quiera soltar dineros asignados al país porque no confía que los administradores de estos los malversen. Tienen razón, de paso, pues tan solo viendo lo que han hecho los federales para sanear el servicio público (los locales están ausentes) más que justifica lo que piensa oficialmente los Estados Unidos.

Es de rigor que los candidatos a la gobernación y a todos los puestos electivos hagan un compromiso de cambiar el rumbo de la deshonestidad en el servicio público, de retomar la ruta del imperio de
la ley, la honestidad y la ética mientras se trabaja duro por la recuperación de la fibra moral del país. De paso, invito a una reflexión sobre el estado del Departamento de Justicia y del Departamento de Seguridad Pública, porque ninguno funciona como se requiere; por qué no actúan, por qué la gente no confía en ellos a pesar de que tienen funcionarios de excelente calidad humana y profesional.

La honestidad no es negociable. No es correcto decir que todos son iguales. Respaldemos a los honestos: saquemos de circulación a los que no lo son. Ese es el reto: usar el voto inteligentemente para acabar con el Virus de Puerta de Tierra.