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Festival de la Bahía 2008

Miles gozan entre pinchos, música, Loto... y mucha agua.

El aroma en el Muelle 8 de San Juan era como el de una fiesta patronal; ese olor que anuncia al paladar la cercanía del pollo frito de los pinchos con tostones o el de los bacalaítos.

A las 6:00 p.m. del viernes, los “quiosqueros” de las Fiestas de la Bahía todavía se organizaban. Uno acomodaba los pinchos bajo las lámparas de la vitrina, otra quebraba hielo a batazos para preparar piñas coladas.

Frente a la tarima un nutrido grupo de personas anticipaba el espectáculo que disfrutarían en primera fila, o en este caso, justo detrás de la valla de seguridad.

Miriam era una de éstas. Con sus espejuelos presos con el mismo pañuelo rojo con el que ocultaba el cabello, lamentaba que esa noche no gozaría de Elvis Crespo.

“Va a salir muy tarde. Aquí hay mucha gente con muchos nenes pequeños que no se van a poder quedar”, se quejó la residente de Barrio Obrero.

“¿No sabes si lo van a cambiar para más temprano?”, preguntó la dama de 60 años, quien llegó a San Juan “acompañada de mi corrillo”.

“Ellos están por ahí”, añadió.

El público seguía llegando poco a poco, la mayoría cargando con sillas portátiles. Las jovencitas arribaban listas para “el levante”: acicaladas, con ropa llamativa y zapatos de plataforma.

Sonia, por su parte, prefirió ir acompañada de su amigo... de cuatro patas.

“Se llama Oliver. Vivo por aquí y me lo traigo; es bien sociable, pero ahora está un poco asustado por la música”, dijo la orgullosa ama.

A las 7:15 p.m., el ambiente era fresco.

En los quioscos no era necesario hacer fila para comprar… excepto en uno, el de la Lotería Electrónica de Puerto Rico.

Hasta las 9:30 p.m. habría oportunidad de jugar por los $14 millones que garantizaba la Loto, por los $8 millones de la Revancha o por los dos, quién sabe, después de todo “a cualquiera le toca”.

Los que invirtieran $10 ó más se convertían en ganadores automáticos pudiendo escoger entre una silla de playa o una sombrilla con el logo de la Lotería. Los últimos serían los más afortunados porque lo que no sabía nadie es que a todos les iba a tocar.

La salsa de La Sonora Ponceña arrancó a las 8:00 p.m. De inmediato, el pavimento se convirtió en una pista de baile donde unos se lucían y otros daban sus pasos de aprendices. Y no faltó el que bailó solo con su cervecita en mano.

Y ocurrió lo que para lo que pocos estaban preparados: el aguacero que 45 minutos después interrumpió la interpretación de los salseros.

Con el agua se formó el corre y corre en busca de refugio. Rápidamente las sillas de playa se convirtieron en sombrillas y quienes escogieron los paraguas de la Loto tuvieron la oportunidad de estrenarlos más rápido de lo que pensaron.

Hasta los zafacones de cartón se tornaron en recurso temporero para llegar a algún toldo donde aún cupiera un alma.

Ése fue el cuadro por casi una hora.

Finalmente la lluvia paró y el público comenzó a aparecer de cualquier recoveco. Entonces imperaba la incertidumbre, hasta que la producción indicó que el espectáculo continuaría. Y la gente volvió a animarse.

A las 10:00 p.m., Samuel Colón subió a escena para iniciar la presentación de los ex integrantes de la quinta edición de “Objetivo fama”. Junto a él estuvieron Yaindhi, Jometh, Jonathan, Javier y Cristina.

Les siguió MJ, por quien esperaban muchas de las chicas en zapato de plataforma, y Elvis Crespo junto a Zone D’Tambora. ¿Lo habrá podido ver Miriam?

Ya pasaba la medianoche y la fiesta continuaba.

Lunes, 21 de Julio de 2008
/ Primera Hora