La hermana Rosemarie González celebrará este viernes 27 de julio los 50 años de su vida de servicio a los menos afortunados, con una misa en la iglesia San Agustín en Puerta de Tierra. EL VOCERO/Tania Dumas

Celebración de una vida de servicio

La hermana Rosemarie González se formó como religiosa en Estados Unidos


26 de julio de 2012
 
Redacción, EL VOCERO

En Puerta de Tierra la mayoría la conocen como “sister” Rosie. Realizó sus primeros votos religiosos cuando apenas tenía 20 años de edad. Confesó que de niña y de jovencita su vida transcurrió como la de cualquier otra chiquilla de su edad. Le gustaban mucho las fiestas y su niñez estuvo llena de risas y juegos con sus hermanos (tres varones y una mujer, ya fallecida). De hecho, cuando pensaba en su vida adulta se veía con una familia numerosa “quería tener 12 hijos, pero muy joven sentí el llamado de servir y pensé que mi misión era ayudar a más de 12”.

Dijo que fue justo cuando estaba en cuarto grado, y vivía en Nueva York, que recibió ese primer mensaje sobre su futuro como religiosa, “aunque no estaba tan definido como tal”. “Fue durante los cursos de catequesis para hacer la primera comunión. Me sentí llamada a ir a misa todos los días, así que iba en mi bicicleta a buscar a mis amigas para que me acompañaran”, dijo a ESCENARIO la hermana Rosemarie González, quien este viernes, 27 de julio, celebrará 50 años de servicio a los menos afortunados, con una misa en la iglesia San Agustín de Puerta de Tierra. El evento, que tendrá lugar a las 3:30 pm, reunirá a la comunidad en general y a toda la gente con la que ella ha compartido en distintas etapas de su vida: desde que enseñaba en los colegios Santiago Apóstol y San Agustín hasta su labor actual, de casi 20 años, como encargada del Hogar El Buen Pastor de Puerta de Tierra, dedicado a ofrecer un techo y servicios de rehabilitación a personas sin hogar con alguna adicción.

Reconoció que optar por el camino religioso no fue fácil. Ya, cuando regresó a Puerto Rico, y cursaba su cuarto año en la Academia Perpetuo Socorro de Miramar sus papás hicieron lo posible porque no siguiera la carrera religiosa. “Me ofrecieron un viaje a Europa si optaba por no convertirme en hermana. Mi mamá lloró mucho. Parece que por toda la situación me enfermé de bronquitis asmática. Mi papá se asustó y dijo que si me reponía podía tomar la decisión que quisiera”, confesó Rosemarie. Pasó el tiempo y se fue a Estados Unidos en donde se formó como religiosa. “Cuando vieron lo feliz que estaba entonces tenían gran orgullo de tener a una hija que fuera hermana”, aceptó.

Muchos pueden ver la vida religiosa como una de gran sacrificio, en particular por los votos de pobreza, obediencia y celibato. Reconoció que “ha sido un llamado, así que no es una cosa pesada, sino algo que le puedo dar al Señor. Es una situación que me da tiempo para servir. El no tener una familia me permite vivir aquí en el Hogar con los residentes y estoy a la disposición de ellos. Aunque hay sacrificios involucrados, la recompensa de servir a otros me da la paz interior que solo provee Dios. Vale la pena”.

“Creo que la vida religiosa hace falta en el mundo de hoy. Hacen falta personas dispuestas a dar todo porque hay mucha necesidad. No es un sacrificio, todo lo contrario, es una relación con Dios muy especial”, precisó.

Rosemarie confía recordar este próximo viernes cada experiencia de servicio durante la misa especial que se realizará y en la que, después del ofertorio, le dedicará a la Virgen María la canción “Magnífica” y a Dios “Dame tus Ojos”, en la que le pedirá al Señor que la haga a su semejanza.