Fallece reconocido pintor Antonio Maldonado


sábado, 26 de agosto de 2006

Adela Dávila Estelritz PRIMERA HORA
 


"Artistas buenos, tenemos muchos, pero hombres como él, muy pocos". Con esas palabras, el artista José Alicea recogió el sentir de la comunidad de artistas plásticos, y del pueblo puertorriqueño, ante la sensible pérdida del cartelista, grabador y pintor Antonio (Tony) Maldonado. El artista puertorriqueño, natural de Manatí, falleció en San Juan ayer viernes, a la edad de 86 años. 

Maldonado, cuya obra recorrió el mundo en exposiciones individuales y colectivas, murió en su hogar en la calle San Sebastián, en el casco antiguo de la capital y próximo a los entrañables rincones donde por décadas organizó, conjuntamente con Rafaela Valladares, las tradicionales "Fiestas de la calle San Sebastián". 

Vida y obra

Antonio Maldonado perteneció a la generación de artistas de los años cincuenta, década que tan fecunda fue para las artes nativas. Su trasfondo educativo abarcó estudios de arte en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de San Marcos, en México. En la Universidad de Puerto Rico, también pulió sus dotes plásticas bajo la tutela de Cristóbal Ruiz.

Durante los 1930, estableció un atelier con sus amigos artistas Juan A. Rosado, Luis Burgos y Luis García. Y para 1957, comenzó a trabajar en la legendaria División de Educación de la Comunidad, en la cual, eventualmente, llegó a dirigir el taller de gráfica desde 1963 hasta que se retiró, en 1987. 

En ese fértil terreno compartió -e hizo gran amistad- con figuras de la talla de Lorenzo Homar y René Marqués, entre otros. Pero, con quien mantuvo, desde muy temprana edad, una estrecha relación -que casi parecía consanguínea- fue con Rafael Tufiño. De hecho, sus vidas se han visto entrelazadas, una y otra vez, gracias a la pasión artística de ambos y al alto calibre humano de cada cual. 

Durante la década de los 80, Antonio Maldonado también dirigió el taller colectivo Bija, en el cual compartió con Francisco Luciano y Luis Alonso, quienes llegaron a ver en él, más que a un extraordinario mentor, a un padre en el sentido artístico, emocional y humano.

Su inspiración

Reconocido por su hábil manejo de la luz y las sombras, y por la riqueza de sus colores, Maldonado pronto se convirtió en uno de los pintores más admirados en Puerto Rico. De hecho, quienes le conocieron bien, aseguran que el vibrante colorido de los paisajes de su entorno infantil fue su primera inspiración.

De otra parte, la vida dura del Puerto Rico de los años 30 -abriéndose a los ojos del joven de apenas 16 años, como una fruta madura esperando que la devorara-, lo sedujo con su multiplicidad de personajes icónicos. 

Recién mudado de Manatí a la capital, el artista despertó a la vida en todos los sentidos. "Puerta de Tierra", donde se crió, "era el barrio de los muelleros, de los tabaqueros, de las grandes huelgas, de los músicos, los boxeadores, el bolero. De todo había", rememoró el artista en una ocasión.

En ese entorno, junto a su inseparable Tufiño, frecuentó el taller de Juan Rosado, quien lo instruyó en el arte comercial de pintar letreros. Con él, Maldonado también aprendió "a hacer letras, decoraciones, escenografías, carrozas", según dijo. Esta experiencia, como es de suponer, sirvió de fundamento para su futuro desempeño como cartelista. Algunos de sus ejemplos más memorables fueron el cartel de las Olimpiadas Mundiales de Ajedrez de 1986, en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, y el de las Olimpiadas de 1988, en Tesalónica, Grecia.

Entre los múltiples reconocimientos, de que fue objeto se encuentra el hecho de que sus estampas navideñas fueron seleccionadas por la Unicef como su símbolo de Navidad en 1971.

Las obras del artista se destacaron en innumerables exhibiciones individuales y colectivas en el Ateneo Puertorriqueño, el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), la Galería Coabey, el Centro Cultural de Manatí, el Museo del Barrio, el Museo Metropolitano de Nueva York y la Cooperativa de Seguros Múltiples. Por si fuera poco, sus cuadros forman parte de las colecciones permanentes del ICP, el Museo de Historia y Antropología de la Universidad de Puerto Rico, el Museo de Arte de Ponce y el Museo de Arte de Puerto Rico, entre otras instituciones de prestigio.

Triste coincidencia

Maldonado -a quien sobreviven su esposa Carmen y sus hijos Ileana, Carmencita y Sergio- murió el mismo día en que se le rendiría un homenaje en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en el Viejo San Juan. Más aún, para el viernes 1 de septiembre se había programado otra dedicatoria, esta vez en su Manatí natal.

Sus restos estarán expuestos desde hoy, sábado, en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en el Viejo San Juan. Las exequias tendrán lugar mañana domingo en el cementerio municipal de Manatí.

El hombre detrás del artista

"Un amor", "de tan caballero, era una dama" y "como un padre para mí". Ésas y otras sentidas frases similares, se repitieron casi sin pausa entre las personas que entrevistamos con motivo del fallecimiento de Antonio Maldonado. 

La primera persona con quien hablamos fue con Beatriz M. Santiago Ibarra, escritora y crítica de arte, y también amiga del pintor. "Antonio es", dijo, hablando todavía del artista en tiempo presente, "uno de los grandes grabadores y cartelistas de Puerto Rico, además de gran pintor. Como persona era un caballero; lo que uno dice, una dama. Y era tan gentil. Uno tenía que preguntarle las cosas dos veces porque, aunque tenía una voz preciosa, hablaba en tono bien bajito, como para no molestar a nadie", aseguró la autora. Y añadió que Maldonado fue, además de excelente artista y profesor, "buen padre, esposo y amigo".

Por su parte, Francisco Luciano, de la galería En Blanco y también amigo del pintor, comentó: "Antonio era un ser exquisito, una 'dama'. Fue un amigo inseparable mío por muchos años. Fue como mi padre. Era bien querido en la comunidad y muy amable. No conocía la palabra 'no' y siempre sacaba tiempo para todos. Era un amor, en verdad eso era".

Luis Alonso, quien se encontraba en compañía de Luciano, también concedió unas palabras a PRIMERA HORA para comentar sobre le muerte de su queridísimo amigo. 

"Para mí es un poco difícil, en estos momentos", dijo, visiblemente emocionado. "Esto es muy profundo y súbito. Él (Antonio) era un ser humano superior. Su calidad humana era extraordinaria. Y era así con todos, con sus amigos, con su familia", manifestó. También dijo que de Maldonado nunca olvidará lo "unido (que estuvo) a la lucha libertaria de este país".

Al pintor José Alicea nos acercamos por vía telefónica, también, para conocer su sentir sobre esta gran pena que ha enlutado a la comunidad artística puertorriqueña y del Caribe.

El artista, con la voz casi quebrada de emoción, aseguró: "Tony fue un hombre excepcional, francamente. Fue un amigo incondicional y su pérdida me llena de una pena enorme. Porque, aunque no nos veíamos todos los días, en las exposiciones siempre estábamos juntos. Fue un hombre de gran entereza, y la pérdida más grande es la (que siento por parte) del amigo". 

Y en una nota de la agencia AP, redactada por la periodista Laura Candelas, encontramos una frase vertida por Teresa Tió, ex directora del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) y para quien Maldonado fue un hombre "de la generación del cambio, del cambio de la afirmación de nuestra identidad puertorriqueña".

El cuerpo de Maldonado será expuesto en la funeraria Puerto Rico Memorial, situada en la Avenida Ponce de León y el domingo arribaría al Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y El Caribe. El martes podría ser enterrado en el Cementerio Municipal de Manatí, donde están los restos de los familiares del artista. Todo esto sujeto a la celeridad con la que se completen los trámites legales.