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San Juan, ciudad heroica
 

EL NUEVO DÍA
Domingo, 28 de noviembre de 2O21
CARMEN DOLORES HERNÁNDEZ

Pese a su excelente presentación gráfica, lamentablemente, el libro tiene una gran falla: el texto escrito.

Los puertorriqueños resistieron desde las fortalezas de San Felipe del Morro  y San Cristóbal en San Juan, desde el Cañuelo en Isla de Cabras y desde San Jerónimo a la entrada de Puerta de Tierra. 

Uno de los momentos más gloriosos de nuestra historia -generalmente desconocido- fue el ataque de una inmensa flota inglesa comandada por el general Ralph Abercromby en 1797. El propósito era tomar Puerto Rico, presa codiciada en el Caribe por su situación geográfica, su tamaño (relativo a las islas de las Antillas Menores) y su prosperidad del momento.

En el contexto de las múltiples guerras europeas, Inglaterra y España estaban enfrentadas y la primera quería ampliar sus posesiones en el Caribe. Nuestra ciudad capital rechazó el ataque de forma no solo heroica sino dramática, teniendo en cuenta la magnitud de la fuerza invasora.

El asedio de San Juan probó ser más arduo de lo previsto (los ingleses acababan de tomar la isla de Trinidad con relativa facilidad). No solo estaba la ciudad bien fortificada, sino que el país entero se unió al esfuerzo defensivo, incluyendo el Regimiento Fijo de Puerto Rico y las Milicias Disciplinadas de infantería, las de caballería y el Batallón de morenos libres, compuestos los tres últimos por puertorriqueños.

El 17 de abril se avistó al este de San Juan la inmensa flota. Enseguida se organizó la resistencia, que contaba con tropas adicionales y abastos de víveres provenientes del interior. Ambos llegarían por la ruta marítima de la bahía. Mientras tanto, los ingleses desembarcaron por Cangrejos (Santurce), donde hicieron su campamento. El enfrentamiento duró 16 días, del 17 de abril al 2 de mayo, cuando la escuadra inglesa levó anclas y se retiró del país.

Durante ese tiempo, la Isla vivió momentos de tensión, con combates constantes en tierra, bombardeos con cañones y enfrentamientos de lanchas cañoneras. Los puertorriqueños resistieron desde las fortalezas de San Felipe del Morro y San Cristóbal en San Juan, desde el Cañuelo en Isla de Cabras y desde San Jerónimo a la entrada de Puerta de Tierra. Fortificaron el puente San Antonio, entre la Isleta y el resto del país, y lucharon denodadamente en el puente Martín Peña para impedirles a los ingleses el acceso al caño que desemboca en la bahía de San Juan, además del paso hacia Río Piedras (entonces El Roble), adonde llegaban los refuerzos militares del interior que seguían a San Juan por la bahía.

Los ingleses no esperaban tal resistencia. El general John Moore, activo en el teatro de guerra de las Antillas, escribió en su diario, refiriéndose a Abercromby: "The General says it would have been wisdom not to have made any approaches [to Puerto Rico], as his force was inadequate to the undertaking".

Varios testimonios invaluables dan fe de aquella gesta heroica, entre ellos el retrato que hizo Campeche del gobernador don Ramón de Castro, quien encabezó la resistencia, y su pintura "Exvoto del ataque británico a San Juan en 1797" que muestra la ciudad amurallada y los campamentos militares aledaños.

El libro que reseñamos, visualmente hermoso, hubiera podido ser otro testimonio excepcional. Incluye mapas, planos, cuadros, documentos y grabados de época de los barcos, los soldados y sus uniformes, las armas y las banderas. La investigación visual es magnífica. Fascinantes resultan las ilustraciones detalladas de cada día de las hostilidades, con mapas donde se señalan las posiciones de ambas partes, sus movimientos, los puntos de las hostilidades e incluso las listas de los caídos en combate. Es una manera magnífica de recrear los hechos, permitiendo visualizar cómo y dónde transcurrieron.

Lamentablemente, el libro tiene una gran falla: el texto escrito. Mal redactado, carente de claridad en la exposición y descuidado en la sintaxis y ortografía, inconsistente en la manera de citar y deficiente en las traducciones, el resultado es frustrante para el lector. Un proyecto que debió ser extraordinario por su impacto visual y su recreación dramática de uno de los eventos más importantes de nuestra historia se encuentra lastrado por un texto deficiente. Publicaciones como esta, tan cuidadas en su parte gráfica, deberían cuidar también el rigor de la exposición y la corrección de la escritura.

San Juan 1797. "Compendio ilustrado del gran asedio británico de San Juan Puerto Rico en 1797" José E. López Reyes Primera edición conmemorativa (San Juan: Ediciones Puerto, 2021]