Entre el Atlántico y la Bahía padres laboriosos de Puerta de Tierra


Foto/ Willín Rodríguez

sábado 17 de junio de 2006

El Vocero

Por: Jorge Rodríguez 
Redactor ESCENARIO


Al cabo de la Corona Española repartir en la isleta de San Juan, las tierras ubicadas entre el Puente de San Antonio y la otrora Puerta de Santiago o Puerta de Tierra, a negros cimarrones procedentes de colonias británicas, holandesas y danesas —y declarándoles libres— nace el barrio de Puerta de Tierra circa 1663 y 1680. Hacia 1838, un censo contó a 168 personas, con dos terceras partes negras o mulatas; 156 de ellas eran libres y había 12 esclavos. Desde ese entonces, aquella comunidad suburbana de trabajadores pobres, ha resistido el embate de todos los tiempos, generando incluso grandes artistas, deportistas, líderes cívicos y comerciantes.

Hoy, en la víspera del Día de los Padres, se reúnen algunos de los descendientes, tanto naturales como culturales, de aquellos primeros pobladores, para hablar de su barrio-patria y de la vida.

Luis Vega "Waipón", estibador: "’Waipón’ es porque de muchachito me gustaba la pelea y vino alguien que dijo: ‘¡Mira qué guapo!’, y así me quedé. También ‘waipón’ (weapon) es un arma, pero yo soy un alma de Dios. Nací por el muelle 16, pero hubo un fuego y nos mudaron. Llegué a Puerta de Tierra hace 46 años. Entre estudio y trabajo, bajé a los muelles y continué trabajando en la bahía. Cuando me gradué entré de lleno hasta hoy. Tengo cinco hijos —me mataron uno— y llevo treinta y pico de casado. Mi esposa, el padre era de ascendencia francesa. Este es el barrio de los chavos porque todo lo que viene desde el Puente Dos Hermanos, se detienen en Puerta de Tierra. Por ser zona portuaria, todos lo buscan. Mis hijos son de aquí y llevo el barrio en el alma. Lamentablemente como dice Raphy Leavitt ‘por culpa de unos ingratos’, pues suceden ciertas cosas. Como quiera es mi barrio. Se va el caserío, pero de aquí a que cambie, con nuevos muelles turísticos, me parece que no lo veremos".

Ramón "El Indio" Cartagena Zayas, estibador: "Yo nací en el residencial Puerta de Tierra, aunque mi familia era de la Coal. Mi papá era trabajador de muelle y mi mamá ama de casa. En mi primer matrimonio, ella tenía cuatro muchachos y como estuve con ella 24, le crié a otro del hermano de ella. En mi segundo matrimonio, tuvimos un hijo y le crié otros dos. Hay que tener amor por los hijos y sacrificarse por ellos, y ayudarlos en la escuela. Siempre se pasa por los tiroteos y las muertes; pero uno tiene que dar el ejemplo".

Hilario "Lalo" Ortiz Cintrón, comerciante: "Tengo el colmado desde 1957 y he visto a muchachos crecer hasta los 40 y 50 años. Aquí hay muchachitos de buenas familias, pero por juntillas, por malos vicios o escasez de trabajo, han muerto o no han tenido éxito. Tengo dos hijos profesionales; y he sido acogido por el servicio que doy al cliente. El barrio es excelente. Las fechorías y las cosas malas que pasan son mínimas. A veces, el ruido lo hacen dos o tres; y paga el barrio completo. ¡Y no es así, porque hay más padres buenos y gente buena que malos".

Jorge Luis González, camionero: "Tengo dos muchachos y todos nacimos y no criamos aquí. Conozco el barrio en todas las esquinas; gracias al Señor. vivo con mi madre que lleva 70 años en Puerta de Tierra. Conviví con una muchacha, procreamos dos hijos, pero murió. El quiere jugar pelota y la nena llegó segunda en Miss Piel Canela. Estas cosas me dan una satisfacción bien bonita. Yo los he llevado por buen camino, y ellos van a seguir a su papá".

Georgie Clemente París, estibador: "Cuando hicieron el aeropuerto en Piñones, me trajeron aquí a los 6 años. A los muelles entré a los 16 donde me hice capataz y jefe. Después me metí a la Marina Mercante, pero primero jugué Doble A con Vega Baja. Luego me metí a boxear y salí campeón Welter y Semi- completo. Me quité, volví a los muelles y me fui a navegar. Me casé con mi esposa después de 36 años y llevamos 37 con dos hijas. Ya estamos viejitos y por si acaso engancho la pata, quiero que esté cubierta. Este barrio es cuna de atletas, músicos, compositores, aunque no se fomenta ya el deporte. Desde que a los muelleros los mandaron a Cataño, todos los negocios han decaído".

Carlos J. Cancel, maestro electricista: "Este barrio data desde los 1800 cuando los esclavos liberados de las islas formaron este barrio. Llevo más de 25 años aquí, nacionalizado. Conocí a mi esposa en el barrio y me casé en 1988. Es un buen barrio, me agrada la gente, son trabajadores. Es también un sitio oprimido por ser pobres. Tengo dos niñas y Carlitos, el menor. Pero el Día de los Padres ya es una cosa económica y dejó de tener sentimiento. Por eso lo dedico a mi papá Juan Cancel Rosado que está en el hospital. Veo que se quiere eliminar este barrio por su clase social para hacer megaproyectos; y lo que se tiene que hacer es rehabilitarlo porque es un sitio histórico".

Antulio Flecha, marino mercante: "Voy para 77. Salí de Puerto Rico en 1941. Mi padre nunca fue a la escuela, pero nos crió. Yo nací en el ranchón de La Carmelita. Empecé a trabajar a los 16 por $35 dólares la semana. Me hablaron de la Marina Mercante y me fui en un barco griego. Estuve en el Coast Guard, pero regresé a la Marina. Después, estuve en Corea tres años. Me casé en 1957. Tuve tres hijas y un hijo que está en el Army; y me retiré en 1963. El barrio ha sido muy fuerte y ha cambiado. Extraño el respeto que se le tenía a todos y ya no veo eso. Me gustaría que todos nos uniéramos para mejorar".

Cruz Fuente Rondón, mecánico de ascensores: "Cumplo 80 ahora y soy del sector Miranda, después de la vía del tren, al lado de la Coal. En el 40, Muñoz Marín le puso Puerta de Tierra a la parte de arriba porque antes era de la vía para abajo. Había agua de la fuente pública y luz de quinqué del 1927 para acá. Las pisicorres contaban un vellón y el tren a diez. Antes había más necesidad, pero había más respeto. Uno se las buscaba, y se repartía lo poco con los vecinos. Eramos siete; quedo yo solo. Tuve ocho hijos, murieron tres temprano y me quedan cuatro; y otro que se supone murió en Nueva York y no lo han encontrado. Pero hemos perdido la tranquilidad y yo soy veterano de Corea, y vine enfermo. Esas cosas me afectan".

Tito del Valle, maestro electromecánico: "Soy nacido y criado aquí en el mismo edificio. Mi papá era ingeniero de la White Star (después AEE) y mi mamá de Isabela. Mi negocio lo heredé de él. Estudié en Estados Unidos, de ahí al ejército hasta que caí en Viet Nam. Regresé en el 1969, crié a mis hijos. Todo me ha salido bien. Dicen que el barrio es malo, pero hay demasiado de gente buena. No me puedo quejar. Creo que si la gente se une, el barrio se mantiene. Lo malo es los políticos que prometen y pasan las elecciones, y no vuelven al barrio. ¡Y son muchos!"

Jorge Ayala Otero, carnicero: "Llevo 23 años trabajando con ‘Lalo’ y he progresado. Me casé en Puerta de Tierra y tengo tres nenas. Hay menos gente en Puerta de Tierra, han ido quitando los muelles. El que se dedique a trabajar aquí echa hacia adelante. Hay que ayudar a la juventud y darles el ejemplo. En cuanto al Día de los Padres, en mi campo en Ciales es diferente a acá. Allá se celebra porque se reúne la familia y se comparte. Acá es tú con tu esposa y tus hijos; y se pierde. ¡Se pierde poco a poco la trasdición!" 

José A. Cheo Ayala, chef y comerciante: "Por 37 años he estado en este ámbito de la comida conociendo a la gente del barrio y de todo Puerto Rico. Lamentablemente, he visto mucho niños nacer y no los he visto crecer. Los viejos son los que entierran a los jóvenes ahora, así que no hay jóvenes para cuidar a los viejos. De donde yo vengo en el campo, la droga todavía no ha prosperado porque todavía existe el respeto y el temor a Dios. ¡Se ha perdido la vergüenza; es lo que ha pasado! Tengo seis hijos y dos de crianza y todos están encaminados. Y eso es porque el respeto es una cosa que se enseña".