Miles de niños -y no tan niños- madrugaron ayer a todo lo largo y lo ancho de la Isla, pero no todos quedaron complacidos con sus regalos del Día de Reyes.

miércoles, 7 de enero de 2009
Por Gerardo E. Alvarado León


Aunque ayer, en el Día de Reyes, hubo entrega de regalos en los cuatro puntos cardinales del País, a la que se tuvo lugar en el Parque Luis Muñoz Rivera, en San Juan, llegaron familias de toda la Isla.

Pero el patrón pareció ser el mismo. Madres y padres acompañados por tres o más hijos, abuelos y hasta vecinos, que también cargaban a sus niños. La gran mayoría madrugó bastante para ser los primeros en la inacabable fila, en la que obtendrían un regalo del Día de Reyes de mano del gobernador Luis Fortuño o su esposa Lucé Vela.

La primera en llegar fue Damaris Quiñones Cabrera, una abuela de Bayamón que trajo a sus cinco nietos. Para una de ellas, Kiany Ocasio Garrafa, de 8 años, llegar a la medianoche valió la pena, ya que antes de las 9:00 a.m. tenía en sus brazos la muñeca y el juego de mesa que Gaspar, Melchor y Baltasar no le dejaron en su hogar.

Con la misma alegría salió Fransheska García Guzmán, de 7 años, quien también recibió una muñeca. La pequeña llegó al Pabellón de la Paz del parque, donde se realizó la entrega, acompañada por Mayra Milanés Rodríguez, de 43 años y quien se gana la vida cuidando a envejecientes.

Pero no todo fue sonrisas. A Gabriel Santana Guzmán, de 9 años y quien caminaba junto a Fransheska, no le gustó el muñeco que le dieron “porque quería uno más bonito”. 

Desde la fila que comenzó a hacer a las 3:52 a.m., Neiza Rivera Pabón, una madre soltera de siete hijos y vecina de Río Piedras, criticó que “todos los años dan los mismos regalos. Dan bolas todo el tiempo y, como madre, espero que les den algo a mis hijos que no esté a mi alcance”.

La entrega de juguetes comenzó a las 8:39 a.m., sin la presencia de Fortuño y Vela. En su lugar, estaban el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, y los secretarios de la Familia y Recreación y Deportes, Wilfredo Maldonado y Henry Neumann, respectivamente.

Vela admitió que la entrega sobrepasó sus expectativas. “Con tal de hacer aunque fuese a un niño feliz, yo hubiese estado contenta. Aquí han venido miles de niños. Es fascinante verles la cara cuando les das los regalos”, dijo.

Pese a que se dieron juguetes en San Juan, Aguadilla, Ponce y Fajardo, la presidenta del comité organizador, Linette Gómez, aseguró que hubo ahorros de más de $380 mil de los $923 mil que el Banco de Fomento asignó. Los más de 115,000 regalos costaron $360 mil, precisó.

Mientras tanto, el arzobispo Roberto González Nieves ofició la tradicional misa del Día de Reyes en la Catedral de San Juan, en la que dijo que la capacidad de amar y orar, así como las imperfecciones humanas, son el oro, incienso y mirra con que los puertorriqueños deben regir sus vidas y “ver cara a cara la infinita misericordia de Dios”.

Entretanto, la iglesia católica juanadina celebró ayer 125 años de una fiesta en honor a la Epifanía y que año tras año atrae miles de parroquianos, que no se quieren perder un desfile de reyes y pastores por la calle principal del casco urbano. También disfrutan con la música y quioscos con ventas de artesanías y comida típica. 

La razón principal de esta fiesta es celebrar la Eucaristía, este año dirigida por el obispo de Ponce, monseñor Félix Lázaro, quien aprovechó la homilía para llevar un mensaje en contra del aborto.

“Hay quienes buscan a Jesús para adorarlo, pero hay quienes lo buscan para matarlo. Las cosas no han cambiado mucho después de 2,000 años”, indicó a las miles de personas agolpadas en la plaza pública. 

El rey Baltasar dijo a El Nuevo Día que su misión “es tratar de elevar la festividad de la Epifanía, que cada día se arraigue más en el pueblo, que la vivan con más amor, con más fervor”.

¿Han logrado lo que buscaban? “Entendemos que sí. Ya muchos pueblos celebran el día 6 y tienen su festividad. En cada uno de los lugares que visitamos hemos dejado una semilla que está germinado”, indicó.