El Nuevo Día
Domingo, 9 de febrero de 2025
Por Víctor Ramos Rosado
Por siglos, el agua ha azotado contra el Fortín de San Jerónimo del Boquerón. La única edificación sobreviviente de la primera línea de defensa de San Juan bajo la tenencia española de la isla durante los primeros cuatro siglos después de su conquista ha visto todo tipo de batallas y defendió a la isleta de ataques de piratas, corsarios e invasores de otras partes del mundo. Desde hace algunos años, ese bastión de la historia militar de la isla está cerrado al público y corre peligro.
Pero la situación en la que se encuentra el Fortín es un tanto complicada. Por una parte, se debe a una falta de atención apropiada a su estructura y a su preservación, y por otra, se debe a una inacción por la que se han visto afectadas propiedades históricas en todo el archipiélago, pero, sobre todo por un problema de dinero.
En estos momentos, el Fortín, localizado en la parte posterior al hotel Caribe Hilton, se encuentra completamente cerrado al público. La zona no es segura para visitantes, un hecho se puede constatar a simple vista. En el puente que conecta el islote con tierra firme, un agujero gigante impide el paso. A su alrededor, sacos de arena y cemento, ya endurecidos y abandonados, evidencian un intento fallido para atender uno de sus mayores problemas.
Parada al borde de una muralla que conecta con la estructura, Lucy Velázquez, quien forma parte de la dirección del grupo voluntario Amigos del Fortín San Jerónimo, observa con tristeza la situación. Este grupo se dedicó por varios años a cuidar de este patrimonio edificado, pero por razones que no le fueron explicadas, debieron abandonar esta gestión. Los resultados de su salida redundaron en la destrucción del puente.
“Este voluntariado nace porque para nosotros era bien importante poder mantener el patrimonio de Puerto Rico. Y este fortín ha sido uno de los fortines que más luchas ha ganado por Puerto Rico, comparado con el Morro y con San Cristóbal. Para nosotros es sumamente importante que la gente se venga y se eduque”, dijo la maestra retirada y quien por años fue guía turístico de ese espacio.
“Esto tiene mucha historia y da una pena que esté en las condiciones en que está actualmente. Está peor que cuando nosotros lo cogimos en el 2018″, sentenció.
Según Velázquez, entre las tareas que llevaban a cabo durante su tiempo como voluntarios en el Fortín, se encargaban de la limpieza de la zona y de mantenerlo en condiciones para que pudiera permanecer abierto al público. Esa primera parte les tomó mucho tiempo, pues, relató, toda el área estaba llena de basura y escombros, y el estado de abandono era notable.
Ya en el año 2019, establecieron un acuerdo con el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), dueño y custodio de la propiedad, bajo el que podían encargarse de abrir el espacio para visitas y para actividades turísticas.
“Se daban recorridos a los visitantes, muchos de ellos de aquí, del Caribe Hilton, que veían que esto estaba abierto y llegaban, eventualmente ellos traían amistades, traían familiares. También se les dio recorridos a escuelas, por ejemplo”, relató.
Durante un tiempo, los Amigos del Fortín, compuesto en su mayoría por voluntarios que sacaban de su tiempo para servir de guías y hacer lo posible por mantener la zona en condiciones, operaron sin problemas, atendiendo a toda persona que llegara con curiosidad por conocer un poco más sobre este baluarte de la historia militar del país.
Pero hubo un cambio inesperado en el año 2022.
Uno de los mayores problemas estructurales que ha plagado al Fortín de San Jerónimo es que ese puente que lo conecta a tierra ha sido azotado duramente por la marea durante muchos años. Eso ha erosionado y desgastado la estructura, poniéndola en peligro de colapso. Para mitigar el deterioro, notando que en una de sus áreas ya se había formado un hoyo, los voluntarios comenzaron a colocar bolsas de arena en la parte inferior para tratar de suavizar la fuerza de los golpes del agua contra el puente.
Velázquez asegura que esta gestión se le comunicó a personal del ICP, pero la reacción de la institución, fue cerrar por completo el Fortín. Y así, luego de años de trabajo voluntario, la organización recibió una carta oficial de la agencia en la que se solicitaba su salida de los predios, deteniendo en seco toda su gestión.
La historia detrás de esta movida es compleja. El subdirector del ICP, Freddy Vélez, ha trabajado por muchos años con las gestiones para llevar a cabo las reparaciones y restauraciones de las propiedades del Instituto.
“El cierre fue temporero en lo que se atendía en la situación, no tan solo de los daños del huracán María, sino la situación de peligro en cuanto al espacio de la entrada, en lo que llaman el puente, hay una certificación de nuestros arquitectos y del arqueólogo en la que establecen que era inminente que se agravará la situación por la cuestión de las marejadas y la condición del puente. Por asuntos meramente de seguridad, tanto para los que visitaban como a los que estuvieran allí, se cierra el acceso”, ofreció Vélez como explicación sobre por qué se solicita la salida de los voluntarios.
El problema está en que, entre la salida de los Amigos del Fortín y el inicio de labores de restauración oficiales, han pasado varios años. De hecho, ese hoyo gigante en el puente fue fruto de un primer intento oficial por su reparación, que luego de iniciado, al entender la complejidad del asunto, fue aparentemente abandonado sin terminar. La extracción de ese pedazo compromete la estructura general del puente. Por otro lado, los sacos de cemento seco y arena abandonados evidencian una adherencia pobre a mejores prácticas en la restauración de estructuras históricas.
Aun así, según detalló Vélez, con la inversión de $221 mil reciente que se anunció en octubre del 2024, se espera atender este problema de forma definitiva y poder tener el puente en condiciones que permitan acceso una vez más a la propiedad.
“El arqueólogo Juan Vera y un personal nuestro en el Instituto comenzó a tratar de hacer una mitigación, para de evitar que se agravara el problema. Llegó el momento que nos dimos cuenta de que se necesitaba más que dos o tres personas con buenas intenciones y pocos recursos. Y de ahí es que entonces se identificaron los fondos a través del programa ARPA para propiedades históricas y ahí, entonces, se hizo todo el proceso de diseño de la reparación, la subasta a través de la Administración de Servicios Generales, que se adjudicó hace a penas unas semanas”, ofreció Vélez como explicación.
“Ahora mismo tenemos una compañía que está atendiendo la cuestión del puente, el acceso al puente. Ya la Administración de Servicios Generales nos adjudicó de la subasta, a través de Porticus y un contratista general para hacer los trabajos. Básicamente, se trata de la reparación del puente para que pueda haber, en algún momento luego de la reparación, acceso tanto a los trabajos que se vayan a hacer a través de FEMA como para, en algún momento, la reapertura de los espacios”, sostuvo.
Recientemente, además, una medida que afilia al Fortín al Sistema de Parques Nacionales de Estados Unidos, había sido aprobada por el senado federal y la cámara baja. De lograrse esa afiliación, la propiedad tendría acceso a asistencia técnica y financiera por parte del Servicio de Parques Nacionales, sin traspasar su titularidad al gobierno federal.
Según el subdirector, los trabajos de reparación estaban programados para iniciar a mediados de enero, pero se retrasaron debido a que coincidían con la celebración de las Fiestas de la Calle San Sebastián. El ejecutivo del ICP sostuvo que ya todos los acuerdos y contratos están firmados, tanto para los trabajos de reparación mismos, la parte de diseño y la supervisión de la obra.
Un largo proceso para reclamar a la aseguradora
Luego del paso del huracán María en 2017, la agencia comenzó a trabajar con el proceso de reclamación a su aseguradora. Pero uno de los primeros traspiés que sufrieron en ese proceso fue la compañía aseguradora, en este caso Real Legacy Assurance, se declaró en quiebra. Eso obligó al Instituto a recurrir al programa de “Public Assitance” de FEMA.
En un inicio, la respuesta de la entidad federal fue que el Fortín no era elegible para las ayudas por no ser un espacio en uso. Para resolver ese problema, tuvieron que debatir su caso ante el gobierno federal, llevándolo a un tipo de arbitraje, proceso del que salieron airosos y en 2021 se declaró al Fortín como elegible. Del 2017 al 2021, no se pudo hacer nada por debido a lo extenso de este proceso. Pero, según narró Vélez, lo que ha venido después ha sido igual de tétrico.
“FEMA es agobiante. Es un trámite tan burocrático que desgasta. Es bien complicado. Actualmente, están en el proceso de revisar el S2W y el análisis para la presentación ante la oficina de asesores de FEMA”, explicó, en tono notablemente frustrado.
“A través de la reclamación de FEMA, se cubrieron unos daños asociados directamente a María. El Puente, aunque tenía unas reparaciones menores asociadas al daño por el huracán, se agrava de lo que te mencioné y no estaba cubierto por FEMA. Ahí fue que tuvimos que recurrir a unos a los fondos ARPA que se habían asignado para el rescate cultural. Todo aquel proyecto que no estaba gerenciado por el FEMA, que lo gerenciamos nosotros directamente, se realizó. Lo que está todavía pendiente de FEMA por toda esa jeringonza que ellos tienen, que es agobiante, eso todavía estamos en proceso”, continuó.
Los Amigos del Fortín, sin embargo, insistieron en que el proceso debió ser uno más abierto y colaborativo y no haber sido terminado de forma tan súbita.
unque la organización voluntaria no conoce cuánto se necesitaría para restaurar el Fortín en su totalidad, sí entienden que la inversión de poco más de $200 mil que el ICP anunció en el mes de octubre para realizar arreglos al área del puente no son suficientes.
“Es una inversión que tiene que ser mayor a la que se está haciendo ahora mismo. Tenemos situaciones dentro del Fortín, especialmente en el área de la capilla, donde hay una grieta desde el techo hasta la parte de abajo. Eso se inunda. Y si no se toma cartas en el asunto, todo ese lado se puede caer. En un punto dado, en la parte de arriba, pusimos conos para que la gente no se pare por ahí, para no crear más problemas para esa parte de abajo. Aparte de eso, el área de la oficina del gobernador, llamada así en ese momento, por ahí el piso se llena de agua. O sea que no es solamente esto, es también parte del Fortín mismo”, opinó.
Pero, ¿por qué continuar luchando por este tipo de espacios? ¿Qué importancia tienen en la cultura puertorriqueña? Para Velásquez, se trata de mantener vivos aquellos aspectos que le dan forma a nuestra identidad misma, tomando el momento, también, para hacerle un llamado al ICP y a su gestión como custodio de una gran parte del patrimonio edificado de Puerto Rico.
“Por todo Puerto Rico hay sitios históricos, parte del patrimonio de nosotros, los puertorriqueños que están echados al olvido. ¿Y por qué? Si ese es el papel del Instituto de Cultura, mantener todas esas edificaciones y no ha podido y no ha sido así. ¿Por qué? Esto es parte de nosotros. Esto es parte de nuestra cultura y es sumamente importante mantenerla, estudiarla, conocerla para mantener nuestra identidad y nuestro lugar como puertorriqueños aquí en la isla”, expresó.
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