sábado, 28 de julio de 2007
Dr. Gerardo M. Piñero Cádiz
ESPECIAL PARA CLARIDAD
Recientemente ha resurgido en los medios de comunicación la
disputa por el acceso del público al fortín San Jerónimo y el
estado de deterioro que experimenta la fortificación localizada a
pasos del hotel Caribe Hilton.
Sin embargo, el asunto que más interés ha generado es la
controversia de a quién verdaderamente pertenece la vieja
estructura situada en el corazón del proyecto turístico Paseo
Caribe.
La estructura que citamos descansa sobre una base originalmente
construida entre los años de 1550 a 1580 y conocida entonces como
el baluarte del Boquerón cuyo objetivo fue defender la entrada por
el puente San Antonio hacia la isla de San Juan. Ampliada a fines
del siglo XVIII (1771-1783) gracias a las recomendaciones hechas
por el mariscal de campo Alejandro O’Reilly tras su visita a
Puerto Rico en 1765, y los diseños de los ingenieros militares
Tomás O’Daly y Juan Francisco Mestre.
Con el nombre de San Jerónimo del Boquerón fue rebautizada, y muy
pronto demostró su vital defensa en la fracasada expedición
inglesa contra San Juan en 1797, dirigida por el general Ralph
Abercromby. Un siglo después, finalizada la Guerra del “98” y tras
el cambio de soberanía, la edificación pasó de manos de la corona
española al gobierno de los Estados Unidos.
De acuerdo al arqueólogo y primer director del Instituto de
Cultura, Don Ricardo E. Alegría, los terrenos donde enclavan Paseo
Caribe y el hotel Caribe Hilton fueron cedidos al oficial naval
Virgil Baker en 1921 por lograr desencallar (en mayo de 1920) de
la entrada del Morro la embarcación donde viajaba (Northern
Pacific) el héroe (Comandante de la Fuerza Estadounidense
Expedicionaria) de la Primera Guerra Mundial John J. Pershing. El
general visitaba a Puerto Rico en viaje oficial para inspeccionar
el estado de las tropas y las propiedades militares.
El Teniente Comandante de la Marina, Virgil Baker estaba al mando
de todas las actividades navales (estación de radio y hospital de
la estación naval de Puerta de Tierra) en Puerto Rico. En la
década de 1920 este oficial adquirió (por cesión hecha por el
Congreso de Estados Unidos) mediante un contrato de arrendamiento
prácticamente gratuito ($1 por año) por 999 años los terrenos
aledaños y el fuerte San Jerónimo (unos 10.2 acres) a cambio de 9
acres en Loíza que éste poseía. En esos terrenos la Marina de
Guerra estableció una estación de radio.
Durante sus años como oficial de la marina y luego, a mediados de
la década de 1930 como Jefe del Servicio de Inspección de Vapores
del Departamento del Comercio Federal, Virgil Baker estudió,
recomendó y señaló áreas donde era posible la edificación de una
base naval de primer orden. De hecho, los trabajos realizados por
Baker fueron claves al momento de decidirse la construcción de un
complejo aeronaval en la parte occidental de la Sonda de Vieques,
conocido más tarde como Roosevelt Roads.
En relación a la zona donde se desarrolla Paseo Caribe añade Don
Ricardo que en 1946, la Compañía de Fomento Industrial, bajo
Teodoro Moscoso, adquiere de Baker (ahora retirado) esos terrenos
para la construcción del Caribe Hilton. Lo cierto es que la
Compañía de Fomento Industrial subarrendó a Baker los terrenos
donde se construiría el hotel de 300 habitaciones y el fortín por
un periodo de 975 años, pagando por ello el gobierno de Puerto
Rico en febrero de 1947 la suma de $400,000. Una cifra escandalosa
en aquel momento pero que resalta el deseo gubernamental de
conservar el fuerte San Jerónimo en su estado original,
eliminándose aquellas adiciones de madera que le fueron
construidas por el oficial naval para convertirlo en su
residencia. Sin embargo, en agosto de 1947 la Comisión de Parques
y Recreo del gobierno Insular bajo la presidencia de Julio Enrique
Monagas solicitó al Departamento del Interior de los Estados
Unidos el precio de tasación del castillo, a los efectos de
proceder con una expropiación forzosa de la propiedad en caso de
que no se llegase a un acuerdo satisfactorio de compra (no
arrendamiento) con el comandante Baker. De acuerdo a Monagas: “una
vez adquirida la propiedad, tanto el castillo como el parque a ser
adicionado se dedicarían a usos públicos, sin que existiera
restricción alguna en cuanto al disfrute por la población de estas
nuevas facilidades de recreo”. Al parecer la propiedad pasó a
manos del Departamento del Interior de los Estados Unidos entre
1948 y 1949, y luego al gobierno Insular para su mejoramiento y
administración.
En 1956, tan solo un año luego de fundado el Instituto de Cultura,
su director Ricardo E. Alegría recibe del municipio de San Juan el
fortín San Jerónimo que entonces se transformaría en un museo
militar para el disfrute de los puertorriqueños y el turismo.
Lamentablemente la falta de mantenimiento, recursos económicos e
interés general socavaron los cimientos del fortín y cayó en el
olvido. Parece increíble que la vieja fortaleza que tantos ataques
resistió ante el rol de Puerto Rico como Llave de Las Antillas hoy
se destruya ante los chanchullos de desarrollistas y
especuladores, en contubernio con políticos y funcionarios
gubernamentales inescrupulosos.
* El autor es profesor de la Universidad de Puerto Rico en Humacao
y estudioso del militarismo en Puerto Rico y el Caribe.
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