ÁLEX NIEVES, un joven de 16 años residente en
Santurce, finiquitaba cada detalle del diseño que pegó sobre una camisa
negra.
A su lado, Ángel Cartagena, de 18 años y vecino del residencial San
Agustín, en Puerta de Tierra, trazaba la letra de su segundo nombre para
luego pegarla sobre una tela.
Ambos estudian en la escuela Segunda Unidad José Celso Barbosa, en San
Juan, y ya terminaron sus clases. Sin embargo, contrario a lo que muchos
pensarían, aplazaron sus vacaciones de verano y acudieron ayer al plantel
para tomar un taller de arte y completar los diseños sobre camisas y
gorras en los que trabajan hace casi un mes.
Nieves, quien en ningún momento de la entrevista se quitó la gorra de
diseño propio, sostuvo que si no está en la escuela, "me quedo 'enzorrao'
(aburrido) o jugando baloncesto".
"(En la escuela) me distraigo y aprendo cosas. Me gusta venir aquí porque
aprendo cosas", comentó el joven estudiante de undécimo grado.
"(Aquí) no estamos con esa malicia en la mente, nos despejamos", agregó
Cartagena, quien se gradúa este año.
Y es que cuando el Taller de Foto-periodismo llegó a "la Barbosa", buscaba
precisamente aportar al mejoramiento de la enseñanza en el plantel
vandalizado con frecuencia por sus propios estudiantes.
"Por mucho tiempo, estos estudiantes habían sido abandonados por el
sistema. Eran violentos porque realmente carecían de actividades que los
motivaran a ponerse unas metas", expresó Ivette Vicente, coordinadora del
Programa Escuela Abierta de "la Barbosa" en el que ha trabajado durante
los últimos 14 años. Ahora, a través de adiestramientos en arte y en
formación de pequeños negocios, el Taller busca que los estudiantes
desarrollen formas de sustentarse económicamente.
"Ves a los malos de la película, pero en verdad son los mejores, porque
canalizan a través de esto sus vidas personales y reconocen su trabajo
como un producto", indicó el tallerista Edgardo Larregui, también
organizador de una iniciativa similar en La Perla: el proyecto Coco D' Oro.
El director del Taller, Pedro Borges, explicó que durante los últimos años
utilizaron las instalaciones físicas de la Escuela para los campamentos de
verano, pero nunca habían trabajado directamente con su matrícula.
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El
tallerista Edgardo Larregui (al centro) ayuda a los alumnos
Cris-topher Escobar (izquierda) y Ángel Cartagena a terminar sus
proyectos. Al lado. Escobar observa el diseño que plasmará en una
camiseta. A la izquierda, et estudiante Álex Nieves prepara su
obra. |
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En busca de extender los servicios que ofrecen en la
sede del Taller a su comunidad vecina, habilitaron dos salones abandonados
e iniciaron los cursos regulares en los que participan alumnos de las
escuelas públicas del País. También establecieron
el proyecto piloto del que Nieves y Cartagena forman parte y por el que
recibieron medio crédito para la graduación.
Aunque todavía desconocen si formarán un negocio con los diseños de ropa
que elaboraron en el taller de Larregui, ambos jóvenes aseguraron que
prefieren trabajar en arte, antes que estar en la calle "perdiendo el
tiempo" o "pensando en cosas malas".
"La idea es mantenerlos fuera de las calles y sabemos que dos horas que
los saquemos van a evitar que se metan en problemas mayores", opinó
Vicente.
"Estos jóvenes salen de aquí a buscar un billete en la calle, ya sea legal
o ilegalmente. La idea con este proyecto multidisciplinario es enfocar en
desarrollar destrezas empleables para ellos", afirmó el Director del
Taller.
Según Borges, ya la misma comunidad escolar protege los equipos que los
vándalos han intentado robar. "Se ha visto el cambio de actitudes de ellos
y de la comunidad. La imagen de la escuela está cambiando", aseguró. |