Un cálido hasta luego a Tufiño

Miércoles, 19 de Marzo de 2008
Carlos Rubén Rivera / Para Primera Hora
 

Los restos mortales de Rafael Tufiño recorrieron la adoquinada calle Cristo del Viejo San Juan acompañados de una gran multitud que clamaba repetidamente: ¡Tufiño vive!.


Bajo un cielo nublado, el féretro, cargado en los hombros de familiares, salió del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) hasta la catedral San Juan Bautista.

En las escaleras lo esperaba otra multitud de caras conocidas, artistas plásticos que -como él- reconocen en esa labor una manera de reflejar sus vidas. Una vez en el interior de la iglesia, bajo los techos arqueados de arquitectura medieval, el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, recibió el ataúd para dar comienzo a la celebración de la misa en homenaje a “Tefo”, como era conocido Tufiño.

“Su muerte nos ha llenado de dolor, pero Dios no abandona a nadie”, expresó González al comienzo del acto religioso. Luego, dirigiéndose al fenecido en un acto simbólico dijo: “Compatriota, gracias por tu contribución al patrimonio artístico. Gracias por tu legado a la humanidad. Que descanses en paz”.

Una vez finalizados los actos religiosos, a los que también asistieron el secretario de la Gobernación, Fernando Bonilla; el alcalde de San Juan, Jorge Santini; y la legisladora Albita Rivera, la multitud acompañó el féretro hasta el cementerio Santa María Magdalena de Pazzis, ubicado en el mismo casco antiguo.

Alegría lo despide

Don Ricardo Alegría esperó en el cementerio la llegada del féretro. Allí, como parte de su mensaje, habló sobre sus experiencias de más de medio siglo como amigo de Tufíño.

Los hijos de Tefo, Nitza, Rafael, Pablo, Salvatore y Rima rodearon el ataúd y escucharon atentos a Alegría. “Mi más sincero agradecimiento por darme el privilegio de estar con ustedes en este momento. Para mí la vida de Tufiño está muy vinculada a la mía, porque lo conocí cuando éramos niños, en la Plaza de Colón. Allí jugábamos y peleábamos, pues él era de Puerta de Tierra y yo del casco de San Juan y siempre había una rivalidad entre los grupos, pero siempre nos queríamos y hacíamos las mismas maldades juntos”.

Los presentes escuchaban con atención las palabras del ex director del ICP, y bajo la mirada de admiración de los hijos de Tefo, se creó el ambiente para una despedida cálida, un hasta luego sincero y profundo.

“Tufiño siempre estuvo al lado nuestro a favor del arte nacional. Por eso lo tenemos que recordar como un puertorriqueño que siempre estuvo orgulloso de su nacionalidad, de su historia y de su cultura. A veces se habla del arte universal, pero el arte universal no se manifiesta sin el arte nacional. Nos despedimos de Tufiño físicamente, pero nos queda siempre el recuerdo de su amistad, de su puertorriqueñidad, de su arte, de su generosidad con el pueblo de Puerto Rico”, agregó Alegría.

Llegado el mediodía, Nitza Tufiño dedicó unas palabras de agradecimiento a los presentes. Al momento de despedirse de su padre no pudo contener las lágrimas ante la mirada profunda de su hermano Pablo.

El pueblo comenzó a cantar al ritmo de la plena unos versos dedicados a Tefo. También leían ávidos una décima que se repartió en el campo santo.

Una de sus estrofas rezaba: “Seguirá siempre presente/ este patriota del arte/ pues su obra es estandarte/ de su pueblo y de su gente/ nuestra historia muy fielmente/ ha hecho suya su misión/ su ejemplo ya es el guión/ que al arte da buen lenguaje/ por lo que hoy tiene homenaje/ de su boricua nación”.

De esta manera le daban un hasta luego a un artista que no muere, porque su recuerdo y su obra quedarán presentes en la memoria del pueblo que tanto amó.