Honrado
un ilustre hacedor de panderos dom, 20 de julio de 2003
EL NUEVO DIA
Por: Carmen L.Rivera-Lasséne Ibsen Peralta
DE PUERTA de Tierra a todo el archipiélago borincano llega el
sonido de los panderos de plena. Panderos creados por Ramón Pedraza, a
quien se le rinde homenaje hoy en la Cuadragésima Segunda Feria de
Artesanías del municipio de Barranquitas.
Pedraza nació en el barrio Hoare, en Santurce, del cual dice queda sólo
el nombre en una calle, pues se lo llevó la construcción del Puente de
la Constitución. Cuenta a El Nuevo Día que luego sus padres y sus seis
hermanos se mudaron a Puerta de Tierra.
Allí se integró a la vida del litoral cercano a los muelles, el barrio de artesanos y músicos. Estudió en las escuelas Brumbaugh, Barbosa y Baldorioty. En esta última ingresó al programa vocacional y se hizo electricista. Sin embargo, confiesa que desde que tenía 12 años ya estaba enamorado de la plena. El cuatrista Juan Ramos, quien vivía en la letra H del caserío Puerta de Tierra, fue una de las primeras personas que le inspiró.
Además, en aquel momento había en Puerta de Tierra grupos de pleneros que se reunían a tocar en los bares. "El son de la loma" y "La guayabita" eran refugio para los músicos, bohemios que se amanecían narrando en plenas las historias del momento y de los barrios aledaños. El Conjunto Capaceti y el Sexteto La playa eran algunos de los grupos que Pedraza veía en los bares.
Destaca a Ricardo Núñez “Caldí”, de Cataño, y a otro plenero que se
conoció con el mote de “Satanás”, residente del ranchón El Tesoro, en
Puerta de Tierra. Aprendió a tocar plena con Yanes Flores.
Narra con placer cómo lo acompañaban los amigos que, como él, eran limpiabotas, para ver y tratar de "saber de dónde eran los cantantes".
Muchas veces lo sacaron por ser menor de edad, pero se quedaba en la entrada para oír la música.
Lo que más le atraía siempre era la percusión y los estilos de cantar los músicos. A los 14 años ya tocaba pandereta de plena y la percusión menor.
A esa edad, comenzó a construir sus primeros panderos porque en su casa
no había dinero para comprar nuevos.
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Empezó improvisando; primero con un camón de bicicleta o un caldero desechado, al que le cortaba el fondo. Con esto preparaba el marco que luego cubría con cuero de chivo que conseguía en el matadero de la barriada Israel.
Aprendió a montar los cueros mirando los panderos que estaban tras las vitrinas de las casas de empeño y las tiendas de instrumentos musicales en San Juan.
"Como no los podía comprar, los construía", comenta Pedraza. Les sacaba los tornillos a los colchones y los convertía en cáncamos de timba, para asegurar los marcos. Tras construir los primeros panderos, sus amigos le empezaron a pedir estos instrumentos y tuvo que continuar con el reciclaje de materiales para producirlos. Siguió construyéndolos mientras asistía a la escuela superior.
Tras su graduación, se dedicó a ser electricista. La construcción de los panderos la dejó como una tarea que le nutriera culturalmente, pero que no le ocupara todo su tiempo.
En 1968 se mudó a Villa Palmeras. Allí conoció a los Los Pleneros de las
Casas, trabajó con ellos y con el gran Tanti. Conoció a Rafael Cepeda
cuando era el organizador del Carnaval de San Juan, reclutado por la
alcaldesa Felisa Rincón.
Además, Pedraza comenzó a tocar con los grupos de pleneros como agente libre. Tuvo el honor de acompañar al maestro Rafael Cepeda en la inauguración del Hiram Bithorn, en 1972. Después pasó a Atabal, grupo del cual fue uno de sus fundadores. Con ellos realzó la raíz musical africana a través de toda América. Con el grupo estuvo por 15 años hasta que decidió buscar otros horizontes. "Quería perfeccionar los métodos de construir los panderos", dice.
Artista por partida doble.
Hacer un pandero le toma un mes. Los marcos los prepara con maderas nobles del país. Gusta del cedro, el majó, el yagrumo y el roble. Sustituyó los metales por la madera que, aunque es más difícil de trabajar, crea un instrumento más sonoro.
Construye los panderos en los tamaños comunes, 16, 14 y 11. Los de 16 y 14 sirven para acompañar y dar los sonidos graves. El de 11 es para repicar, marcar los compases; es el requinto. Aclara que el músico que lo toca es el de más capacidad.
Pedraza toca requinto y canta al mismo tiempo. Asegura que él es el único de los pleneros de hoy en día que lo hace.
Afirma que para él es un honor que le dediquen la Feria de Barranquitas y que le hayan conferido la medalla Rafael Cepeda. Aseguró que piensa continuar con su labor artesanal por largo tiempo.