Pepito Maduro, poseedor de una de las segundas
voces más raras y bonitas de Puerto Rico, nació en Humacao el 30 de mayo
de 1908. Es hijo de un contable holandés, Julio Maduro Godet, y la
puertorriqueña Florentina Rivera Sanabria. Pasó su infancia en su pueblo
natal, donde tuvo como vecino inmediato al gran
maestro Juan Peña Reyes (1879-1948), gloria de la música de Puerto Rico.
Éste le enseñó lo básico en la lectura del pentagrama y lo inició en el
estudio formal de la guitarra. Para entonces, ya cantaba, haciéndole
segunda voz a su tío materno, Cecilio Rivera. A los trece años, luego de
morir su padre, la familia fue a vivir al sector Tras Talleres en
Santurce. Posteriormente se trasladaron a Puerta de Tierra, donde Pepito
entró en contacto con Claudio Ferrer, Toñito Ferrer, el Maestro Ladí,
Don Felo, Cachón y Juan Coto. Allí fue aprendiendo tortitas y
mezclándose con los trovadores de aquel pintoresco barrio. Fue empleado
de un taller de recauchamiento de gomas en la calle Matías Ledesma,
después laboró en la marmolería de los hermanos José y Víctor Cott,
especializada en la fabricación de lápidas, y luego se hizo plomero.
Compró su primera guitarra, en la Ferretería Millón del Viejo San Juan,
por $4.50, y un ejemplar del Método de Guitarra Ríos con el cual reanudó
su aprendizaje del instrumento.
"En el 1930 —escribe el coleccionista Mora Bosch— Johnny Rodríguez
organizó el cuarteto 'Estrellas Boricuas' integrado por Pepito Maduro,
Fernando Pizarro, Miguel Ángel Torres y el propio Johnny. Luego, el
grupo se amplía con Pellín Borla y Chencho Moraza, al irse Miguel Ángel
Torres. También formaron parte del grupo Yiyo Fuentes en el bongó, Teddy
Sterling en el cornetín y la guitarra, Nicolás Fuentes y Fernando Sosa
en
la marimba".
En el año 1932 hizo su primera grabación cantando con el Grupo Puerta de
Tierra. Este grupo lo dirigía José Henríquez, quien fue saxofonista de
las orquestas de Moncho Usera y Carmelo Díaz. Grabaron en un estudio que
improvisó la compañía grabadora Brunswick en el Viejo San Juan. La
canciones grabadas fueron los boleros Ausencia y Lejos de tí, además, la
criolla En mí canoa. En estas grabaciones Pepito hizo la primera voz y
Ramón Moncho Vías la segunda. Las tres canciones son del propio
compositor Ramón Vías y fueron grabadas el 16 de septiembre de 1932.
Herminio Avilés, quien fuera conocido artísticamente como Hernando Avilés, organizó,
en 1934, el Trío Los Gauchos. Junto a Libertad Alfaro, segunda guitarra,
reclutó a Pepito Maduro para cantar la segunda voz y tocar la primera
guitarra en el grupo. La admiración que Hernando sentía por Carlos
Gardel, se reflejaba en el repertorio del
grupo, en su mayoría tangos, chacareras y algunas cuecas, estos dos
últimos ritmos pertenecen al folklore argentino. Hacían sus
presentaciones vestidos a la usanza de los gauchos argentinos. Según
Pepito "Herminio
tocaba más guitarra que Alfaro, pero quería tener más libertad para
poderse expresarse cantando. Era un trío a dos voces". "Palomita vuelve al
nido" (tango) era la canción tema del trío, escrita especialmente para
el Trío por su segunda voz Pepito Maduro. Avilés era el encargado de
conseguir los contratos. El trío se presentó mucho
en teatros y en la radio, donde la paga era $1.25 a cada uno por
programa. Tenían un programa en La Correspondencia, de Quiñones Vidal.
El programa era un noticiero en la WKAQ, en los altos del edificio de la
telefónica en el Viejo San Juan. "Se daba un rato de noticia y, si la
noticia era triste se tocaba música a tono con la noticia". El 18 de
febrero de 1935 el periódico El Mundo señaló que Herminio Avilés y El
Trío Los
Gauchos "interpretan a la perfección la música argentina".
El Trío participaba también en el programa radial de "orientación" del
Partido Liberal. En estos programas también participaban William Venegas
Cortés y los hermanos Borgos. El Trío se disolvió en 1937 cuando
Herminio Avilés se dedicó a cantar como solista. Ya se había casado en
Manatí con Manuela Fernández, una
jovencita residente en San Juan, con quien tuvo dos hijas. Aún no
llegaba la víspera de su consagración definitiva. Fue entonces cuando
nuestro Pepito Maduro se empleó, como carpintero, en la compañía de
vapores Bull Line.
A José Pepito Maduro Rivera lo integraron al Trío Vegabajeño en 1945,
como sustituto de Octavio «El Colorao» González (segunda voz y
acompañante), quien había sido reclutado por el Ejército. Fernandito
Álvarez y Benito de Jesús precisaron del
verbo persuasivo de Mariano Artau para convencer a Pepito que se uniera
al trío, pues no quería prescindir del trabajo que tenía en la compañía
de vapores en el muelle de Puerta de Tierra.
El Trío Vegabajeño creó un estilo muy suyo, que lo distinguió de los
demás. Bastaban unos acordes pulsados por Benito de Jesús, un solo de
voz de Pepito Maduro, o el peculiar timbre de voz de Fernandito Álvarez
para saber de inmediato que era el Trío Vegabajeño.
Posteriormente se hizo familiar el requinto de Jorge Hernández, quien
imprimió al trío un sonido renovado, sin trastocar la sutileza del
estilo original.
Es imperativo señalar aquí que originalmente el Trio Vegabajeño era un
dúo de voces (Fernandito, primera voz y Benito de Jesús, segunda voz) y
dos guitarras. Benito tocaba la primera guitarra. La modalidad de cantar
a tres voces la estableció por primera vez en Puerto Rico el Trío
Vegabajeño una vez incorporó al grupo a Pepito Maduro. Fernandito Álvares oyó por radio al Trío Janitzio,
un trio mexicano que para ese tiempo nos visitaba, y advirtió que
cantaban a tres voces. Rápidamente procedieron a ensayar el nuevo estilo
y lo plasmaron en las primeras grabaciones que hizo el trío para la RCA
Víctor en el año 1946. Todas son a tres voces: Lucerito de plata, El
amor del jibarito y Fichas negras. Fue en esa primera sesión cuando se
estrenó el clásico de Noel Estrada En mi Viejo San Juan.
El insigne
Guillermo Venegas Lloveras escribió, especialmente para el trío, la
canción tema que sería inconfundible carta de presentación en todos los
espectáculos del trío:
Canción Tema
Somos los
trovadores de Puerto Rico
que les traemos nuestra canción.
Somos embajadores que en esta noche, les dejaremos sueños de amor.
Somos de la montaña, del corazón borinqueño. Tres alegres jibaritos:
Somos Los Vegabejeños.
La playa de Vega Baja y la Mar Chiquita,
son rinconcitos, de ensoñación.
De olas que en sus vaivenes
son como hamacas,
donde se mece la inspiración.
Yo soy de Vega Baja, Barceloneta es mi pueblo, Humacao fue mi cuna,
somos tres puertorriqueños.
A partir de 1952, con la incorporación a este trío del requintista Jorge
Hernández, Pepito Maduro pasó de ser la segunda guitarra a ejercer la
función de acompañante. Por otro lado, es importante recalcar el dato de
que,
hasta aquellas fechas, fue el principal compositor del grupo, habiendo
aportado a su repertorio, entre muchas selecciones más, las tituladas
“Lucerito de plata” (RCA Victor, 1946); “Luto en el alma” (Seeco, 1949);
“Negra
visión” (Verne, 1950) y, editadas bajo la etiqueta Mar-Vela, las siempre
recordadas “Fatal desilusión” (1952); “Ave sin rumbo” y “Triste camino”,
rancheras (1953); “Cosas de ayer”, vals (1954); “Corazoncito de papel” y
“No
la celes de mí” (1955). Claro: ninguna generó tanto impacto como “Lindo
querubín”, un jitazo de 1957. Después, tal mérito recayó en su compañero
Benito De Jesús, segunda guitarra y tercera voz. A lo largo de su
pasantía
de 22 años por el Trío Vegabajeño de Fernandito Álvarez se presentó en
los más exclusivos escenarios de Puerto Rico y plazas hispanas del este
norteamericano. También desarrolló una valiosa discografía que
confirma a cabalidad sus quilates como autor musical y su calidad como
segunda voz.
Además de las melodías que estrenó como miembro del Trío Vegabajeño, es
preciso destacar otras de sus obras que, en determinadas etapas,
recibieron intensa difusión a nivel internacional. : Por ejemplo, el
tango “Cita en la iglesia”, cuyo título original fue “Agua bendita”, fue
estrenado por el argentino Roberto Quiroga bajo la etiqueta Odeón en
1942. Dos décadas más tarde, esta misma pieza recobró vigencia en voz
del vocalista boricua
Blas Hernández, quien la incluyó en el álbum de igual título (ALP-1267),
editado por el sello neoyorquino Ansonia en 1961. En 1953, Felipe
Rodríguez «La Voz» le estrenó, frente a su Trío Los Antares y bajo el
sello Mar-Vela, el bolero “La canción de mis recuerdos”, que nunca ha
perdido vigencia. Durante las mismas fechas,
otro compatriota, Tommy Figueroa, se anotó uno de los máximos jitazos de
su carrera con el ya conocido bolero “Lindo querubín” – que dedicó a
Gladys, la esposa de su compañero Jorge Hernández – mismo que aparece en
su álbum “Sonámbulo” (Mar-Vela, MVLP-100).
El Trio Vegabajeño: Pepito Maduro,
Fernandito Álvarez y Benito de Jesús
A raíz de la desintegración del grupo original en
1967, Pepito Maduro – ya con 59 años de edad – intentó proseguir su
carrera musical formando parte del Cuarteto Borinquen, encabezado por el
legendario Pedro Ortiz
Dávila «Davilita» en la primera voz, con Nito Rivera en la primera
guitarra y Miguelito Carrillo en la trompeta. Con estos llegó a grabar
cuatro canciones: dos originales de Davilita y dos de sus autoría: “Hoy
es tu día” y
“Madre mía”. Desafortunadamente, tales registros no se editaron. Tras la
pronta desaparición de dicho colectivo sus destrezas en el manejo del
diapasón desmejoraron cuando enfermó de artritis, lo que justificó su
retiro de la música.
Fue ciudadano ejemplar que tras su retiro se ganó la vida como guardia
de seguridad, para cotizar para el Seguro Social, en el edificio de WKAQ,
donde antes había sobresalido como integrante del Trio Vegabajeño.
Pepito Maduro se casó por primera vez con la cayeyana Carmen Colón.
Frutos de aquella unión fueron cuatros hijos. Tras enviudar, contrajo
nuevas nupcias, esta vez con Dolores «Lola» Martínez, quien sería su
fiel compañera durante casi medio siglo. Falleció a las 5:15 a.m. el 31
de enero de 2004, de causas naturales
mientras dormía en el asilo La Margarita de Fajardo– faltándole cuatro
meses para cumplir 96 años – , donde residía junto a su esposa Lola
Martínez, paciente de Alzheimer. Sus restos reposan en el Cementerio
Nuevo de
Río Grande.
-A Tres Voces y Tres Guitarras/PabloMarcial
Ortíz
-El Nuevo Dia / Opinión/2004
-Fundación Nacional para la Cultura Popular/Miguel López Ortiz