Wenceslao “Wence” Morales Guzmán |
Bibiana Hernández Suárez
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Inauguraciones, ferias, artistas, festivales, trovadores, políticos, artesanos, no había suceso relevante en nuestro país que no fuera captado por el lente del fotógrafo Wenceslao Morales Guzmán, conocido por todos como "Wence". Wence nació en septiembre 29 de 1934 en el barrio La Perla de la isleta de San Juan. De niño jugaba softball en el patio que quedaba al lado del cementerio Santa María Magdalena de Pazzis. Su papá era guardián allí y al atardecer Wence se bañaba en el chorrito de agua que soltaba la pluma del arco del cementerio, porque no había agua en su comunidad en esos tiempos. Con el tiempo llegó a jugar softball clase A, por lo que visitaba a menudo diferentes pueblos de la isla. Desde 1952, Wence comenzó a trabajar para la alcaldesa de San Juan, doña Felisa Rincón de Gautier en el Municipio de San Juan. Fue mensajero, oficinista, y trabajó en el almacén de materiales. Posteriormente, un cuñado de doña Fela lo recomendó, y la alcaldesa lo envió a los laboratorios a aprender fotografía. Su cámara era una Speed Graphic, y Wence aún conserva las piñas 12 y 12 que usaba para guardar los negativos, que entonces eran 4 x 5. El fotógrafo municipal, José Feliciano, fue su maestro. En 1968 Wence comenzó a trabajar para el Instituto de Cultura Puertorriqueña, dirigido entonces por don Ricardo Alegría, y donde todavía labora aun, contando con 85 años de edad. Wence comenzó fotografiando actores del ICP, pero a lo largo de su carrera profesional plasmó en imágenes importantes eventos y personalidades, tanto en actividades del ICP como en el ámbito cultural, social y político de la historia contemporánea de Puerto Rico. En su primera foto tomó a Ernesto Ramos Antonini tocando el piano en la terraza de la alcaldía de San Juan. Wence cubrió todos los temas con sus fotografías, desde instrumentos musicales típicos hasta la visita de Robert Kennedy. Pero nunca olvida el aguacero que cayó cuando colocaron la primera piedra de la Plaza del Mercado de Río Piedras, y los malabares que tuvo que hacer para tomar fotos sin que se le dañara el equipo. Su secreto profesional es hacer el trabajo, nunca decir "no", nunca decir "eso no me toca a mí", nunca esconderse para no laborar, buscar la foto, preguntar qué actividades habrá, y que a uno le guste su trabajo. No le cogió miedo cuando tomó cursos para aprender a manejar el formato digital, porque la fotografía para Wence es su otra compañera de vida. Wence nunca fumó, mas sin embargo usa un micrófono eléctrico para comunicarse, debido a una condición en su garganta que padece a causa de las largas horas encerrado mezclando los químicos para el revelado de negativos. Pero aun así continúa adelante como siempre. Wence ha recibido importantes reconocimientos a través de su carrera, tales como el Premio Armando "Mandín" Rodríguez en 1991, la dedicatoria del Encuentro de Artesanas del ICP en el 2013, un espacio dedicado a Wence dentro del Archivo Virtual del ICP, un Reconocimiento Especial de la Cámara de representantes en el 2014, y un breve documental exhibido en el homenaje que le rindieron durante la dedicatoria del 65 aniversario de la fundación del ICP. Este aniversario, celebrado en junio de 2020, coincidió con la designación del Archivo de Fotografía del Archivo General de Puerto Rico para llevar el nombre de Wenceslao Morales Guzmán, honrando su labor por más de cincuenta años. Esto le honra doblemente, ya que el Archivo General de Puerto Rico está situado en el barrio de Puerta de Tierra, donde Wence y su familia han vivido por más de 60 años. Llegaron en 1959, cuando Wence contaba con unos 25 años. En un reportaje publicado en el diario El Nuevo Día del 15 de octubre del 2012, Wence indicó: "Cuando iban a cerrar el edificio de la calle San Sebastián donde vivía con mi esposa y mi primer hijo, doña Fela habló para que me consiguieran vivienda en el Residencial Puerta de Tierra. Wence vivió 53 años en la misma esquina de la calle San Andrés y la Avenida Fernández Juncos, y los vecinos y amigos lo podíamos ver cada tarde sentado tomando el fresco en la acera contigua al correo del barrio, escuchando los programas deportivos en su pequeña radio, y saludando a todos los que pasaban. Cuando demolieron el residencial, Wence siguió viviendo entre nosotros, en el Residencial San Agustín. Y con mucha firmeza nos dice: “Amo a Puerta de Tierra, lo quiero, pero necesita una ayuda fuerte de los gobernantes". Aun con ese sonido adaptado de su voz, a Wence todos lo entendemos y lo amamos. Cuando se le pregunta por su mejor recuerdo o anécdota del barrio, nos indica: “Mi más precioso recuerdo del barrio es cuando Rafael Hernández ensayaba con sus músicos en el edificio P del residencial Puerta de Tierra. Eso lo vi yo.” Wence, para nosotros el mejor fotógrafo, un gran valor de nuestro barrio, pero a la misma vez un hombre sencillo, humilde y amable, como todo verdadero puertaterrense debe ser.
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