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Martes, 24 de abril de 1888 página 2

LOS FERROCARRILES
DE PUERTO-RICO

Aprobado el remate de los "'ferrocarriles de esta Isla, ya se están estudiando, por el Ingeniero Monsieur Le Brun, las condiciones generales que ofrece para su ins­talación, y se aguarda en París su informe para formalizar la Com­pañía, y dar principio sin demora á los trabajos. Este asunto importantísimo, en que todos fundan las más legítimas esperanzas de un porvenir de gran prosperidad para este país, merece la preferente atención de la prensa local; se la daremos por nuestra parte, y veremos con gusto que los demás órganos de la publicidad bagan lo mismo, tratándose de una obra, que, más que otra alguna, atañe á los intereses materia­les y morales de esta sociedad.

Las comunicaciones por ferrocarriles desarrollarán la producción, los tráficos, la riqueza general; la ciudad,  la aldea, el campo, el litoral y el interior se darán la mano; la Isla entera será reducida al círculo de una sola población, de una gran ciudad, con gran provecho de la ilustración y de la civilización de este pueblo. "No quisiera morir, nos decía una anciana, sin recorrer la Isla en ferrocarril, sin ver á Ponce..; Cagüas es el solo pueblo que conozco." La Isla entera está en el mismo caso. Pocos han visto otras localidades que aquéllas en q. le han nacido.

Antes de la ca­rretera, Rio-piedras y la Capital estaban á los confines del mundo una para otra; á pesar de la carretera, siempre quedaron aisladas para la generalidad; con el tranvía que las une, Santurce y Rio-piedras se han hecho un barrio de la Capital. Extiéndase á la Isla entera el movimiento y el aumento de valores realizados por ese progreso, y dígale la activi­dad y los millones que representaría.

Oigamos á un eminente economista, M. Baudrillart, sobre la influencia de los medios de trasporte y vías de comunicación en la riqueza pública: " Las vías de comunicación representan en la producción y canje un papel de primer orden. Ellas solas, con permitir dar salida á los productos, convidan á crearlos; sin ellas efectivamente quedan inútiles y sin remuneración, por falta de expendio. Estas figuran, pues, en el primer rango de los elementos de la riqueza, y hay que añadir de la civilización que no se desarrolla, sino, poniendo en relación unos con otros los productos y los hombres.

Hoy mismo, puede juzgarse por el número de las carreteras y de los medios de trasporte, el estado de adelanto de una población." "Recorred el mundo, dice un autor inglés, y allí donde no encontréis caminos cómodos para ir de la ciudad al pueblo, del pueblo á la aldea, podéis asegurar que estáis en un país atrasado." Vengan, pues, los ferrocarriles para abrir paso á la
actividad y á la civilización, y que ellas tomen plena posesión de este riquísima tierra.

Esa influencia se va manifestando ya, por más que esté apenas anunciada la adjudicación de esos ferrocarriles. Efectivamente, se trata de la creación de dos centrales en dos puntos del litoral.

Otras seguirán pronto, no hay que dudarlo. El que ayer interesaba vender terrenos, se retrae; el que no sonaba en su compra á los mismos ya la ambiciona, y se le hace más dificultosa.

La transformación de nuestra industria azucarera no puede meno que ser rápida y completa. Basta decir que la diferencia de precio entre el azúcar centrifugado y mascabado no baja de 1 peso por quintal, que al tipo del día representa un 15 á un 40 %


 

La línea litoral dará así la vuelta á la Isla entera, en medio de una sucesión continua de factorias á las cuales llevrará la caña el combustible, las maquinarias, los abastos de toda clase, y de las cuales recibirá los productos para embarque, especialmente de la Capital, de Ponce y de Mayagüez, en busca de ios vapores que los visitan, mientras que los azúcares mascabado suelen cargarse en el punto más cercano, en buques fletados, al efecto.

El servicio de los ingenios en medio de los cuales se extenderá el ferrocarril, sin interrupción casi, de una á otra extremidad, será por cierto un elemento de tráfico muy rico; los ingenios le suministrarán sus principales tras portes. Elferrocarril duplicará y triplicará la producción de la caña.

Cada factoría que se levante traerá la instalación de ferrocarríles agrícolas; éstos ahoraran un gran número de bueyes de trabajo, detolviendo al cultivo de la caña la extensa superficie que sirve hoy al sustento de las bueyadas. Ete hecho y eI mayor rendimiento del retoño, seran un poderoso estímulo para la extensión de los cultivos, accesibles a lo largo de las vías públicas al más ínfimo propietario; lo que traerá a su vez ía mayor actividad en los tráficos, siendo así que todos los progresos se encadenan.

La garantía del % exime á laCompañía de toda preocupación sobre los rendimientos de su explotación; sin embargo, no es indiferente pensar que se puede confiar en verlos aumentar rápidamente, hasta cubrir por sí mismos el tipo garantizado, y excederlo, salvando al Tesoro público de todo gravamen. Supongamos que la producción azucarera alcanza 150 á 200 000 toneladas, siendo tributaria, como tiene que serlo, del ferrocarril; dificil será hallar condiciones más favorables.

Los hermosos llanos de Manatí, Arecibo, San Germán, Ponce, Arroyo, Guayama, Maunabo, Yabucoa, Naguabo, Rio Grande, Loiza, Carolina, donde no hay hoy más que trenes añejos, y algunos de esos llanos reducidos á pastos y malezas, justifican por completo lo que decimos. Pueden fundarse sobre esas condiciones las esperanzas más legítimas. Esos llanos, con aquel elemento, se llenarán de caña, tan pronto mejore el precio del azúcar, á lo que contribuirá mucho también la abolición de las primas á la remolacha, que es hoy un hecho consumado.

¿Quién ignora el gran adelanto de Cayey, desde que se abrió la carretera? Y aquí se trata simplemente de una vía terrestre y de un pueblo de los más elevados. Cuánto más provechoso será un ferrocarril uniendo y recorriendo todos los pueblos y ciudades del litoral, todos sus puertos y sus llanos!

Estamos convencidos de que no hay prosperidad posible sin ferrocarriles para esta Provincia, mientras que con ellos y por ellos el progreso se manifestará aquí también bajo todas las formas y en todos los ramos. Luchando con armas iguales, pocos paises habrá que posean condiciones más favorables que éste, para alcanzar una gran prosperidad.

Comprendiendo la trascendencia de la obra que está para ejecutarse, el Gobierno y la administración se esmerarán en favorecer eficazmente la empresa, en allanar obstáculos, y en admitir aquellas reformas que mejor con vengan.

Confiemos, pues, en el mejor éxito de todo; la Compañía se constituirá en las condiciones más favorables; el porvenir justificará nuestras esperanzas y nuestras previsiones.