Las fiestas de cruz. —El miércoles un
aventajado orador sagrado dijo con mucha razón en el pulpito de la iglesia de San
José que esas tiestas de cruz que se están haciendo en esta capital son una verdadera
profanación, un culto al diablo á que no debe asistir ningún buen cristiano. En
efecto esas reducidas moradas en que personas de ambos sexos, y no todas de
buenas costumbres, se reúnen para cenar, bailar, cantar canciones que destrozan el
tímpano al vencindario y recitar versos disparatados y á veces blasfemos, amén
de otros incidentes que pasan en dichas fiestas que no son para contados; esos
cuartos, decimos, que adornan con la cruz parecen todo menos lugares de adoración.
Ademas en esas ruidosas ó inmorales reuniones ocurren amenudo verdaderos
escándalos. El jueves por la noche ocurrió uno mayúsculo en un cuarto que ocupa
un tal Trifon en los bajos de la calle del Cristo numero 9. Dos individuos se habían
dado de palos y el que mas había llevado, al salir á la calle, creyó que uno que pasaba
era su adversario y le arrimó de lo lindo, por más que luego resultó no ser el
agresor por quien fue tomado. La gente de color que ha dado siempre pruebas de
su religiosidad y de sus sentimientos de orden y que es la que alimenta esas fiestas,
debe abandonarlas por inconvenientes y por ilícitas bajo el punto de vista de la
moral que la iglesia nos enseña y del público sosiego.,
|