Esta es la Escuela Industrial de San Juan. Está instalada en un edificio de madera, donde estaban situadas las oficinas del Ferrocarril de circunvalación, antes de llegar á la plazuela de la Lealtad, y seguramente en el sitio más pintoresco de Puerta de Tierra y de la ciudad.
Consta de dos pisos y en el bajo, á la derecha, está la clase de carpintería, y la de máquinas para tornear, serrar y cepillar maderas, movidas por un motor eléctrico de 5 caballos de fuerza. La primera está á cargo del conocido maestro Clevelin, de Arecibo, que tan ventajosamente ha reemplazado á Miss Ericson, maestra que por tres años estuvo al frente de su departamento, y que no dió todo el fruto que debía, por tener más competencia en un salón de quinto, á sexto grado de escuela graduada con "manual training".
A la izquierda queda el salón de cocina que está montada como en la mayor parte de nuestras casas, más con el aditamento de tener un horno y una pequeña cocina de hierro, ambas portátiles, que funcionan con petróleo. Esta clase es útil, más que por lo que se hace en ella, por el aseo extremado que se observa en todo y por la multitud de pequeños útiles no muy conocidos aquí.
Siguen á este dos regulares salones más, destinados á clases de instrucción y otro pequeño que funcionó en el pasado curso escolar para hacer canastos y otros objetos de paja. Su maestro fue el Sr. Acevedo, de Aguadilla.
En el piso alto hay además del salón de actos, bastante irregular y de no agradable aspecto, las clases de dibujo y costura. Este departamento para cobrar, está bajo la dirección de una maestra americana, pero en realidad lo está bajo la acertada é inteligente dirección, de las que oficialmente resultan auxiliares de la primera, señoritas Penedo de León y de la Huerta. Storer, con manos habilísimas y que hacen de aquel departamento el más interesante para las niñas, que verdaderamente aprenden allí á hacer obras de arte bellísimas.
Esta escuela fue fundada el año 1902 por el doctor Lindsay y se confió su dirección á un profesor principal puertorriqueño, de quien Mr. Sawyer, informó, brillantemente, como consta en el "Report of the Commissioner of Education", 1903. Al año siguiente se nombró Inspector de las Industriales á Mr. Ball, quien resultó verdaderamente una pelota.
Mr. Ball cobraba $250 de sueldo por hacer nada, mucho peor que nada, porque molestaba á Alumnos y Maestros, teniendo aquella Escuela, antes á tanta altura, y con tanto placer asistida, en constante disgusto. Después de dos años de cobrar ese principal en San Juan se marchó, gracias á la buena obra de las Cámaras Legislativas, suprimiendo la plaza, por ociosa, inútil é inconveniente, se marchó, decimos, sin haber dado una sola clase, sin haber hecho un solo diseño.
Por razón de economía la Cámara en la legislatura última suprimieron las Escuelas Industriales y véase con que talento y buena voluntad hacia los nativos resolvió el Departamento de Educación. Escribió á todos los maestros Académicos, que eran puertorriqueños; (á excepción de Mr. Taylor, de Arecibo) de las cinco escuelas industríales suprimiéndolas para el presente año y ofreciendo que esta medida sería igual para todos, y efectivamente, el único maestro americano que había, fue el solo , que no quedó cesante y vino de principal á San Juan. Este brillante ejemplo de la justicia americana dado por el Departamento de Educación hará más por la americanización dé la Isla, que todos los discursos de Mr. Folkner sobre la democracia y la instrucción. Y vaya observando como es el verso.
GUARIONEX.
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