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Marzo 25.— Como á las siete y media de la noche del corriente, los toques de la campana y los sllvatos de la Policía, nos anunciaban que había fuego en la población. Y en efecto: en una de las calles extremas denominada Sal si puedes, hacía sus estragos el voraz elemento en dos pequeñas casas propiedad de dos infelicea braceros, quedando reducidas á cenizas.
El fuego se inició en una de la propiedad del honrado bracero José Meléndez trasmitiéndose a la otra sin poder contenerlo.
Debido a la gran actividad de las autoridades, Juez de Paz, Policía Insular, Juez Municipal, asi como también a la acertada dirección de nuestro nunca bien ponderado don Jesús Pereyó, que secundados por el pueblo en masa, trabajaron con arrojo hasta dejar completamente extinguido el fuego. No hay que lamentar desgracias ni mayores pérdidas, pues en un pueblo como éste donde casi ni agua .podía llevarse por no haber en que conducirla, y careciendo en absoluto de toda clase de elementos propios para sofocar un siniestro, como el que acaba de ocurrir, son verdaderamente dignos de loa, pues sin la presteza con que trabajaron reinando como estaba una fuerte brisa y sin la buena y muy discreta dirección antes dicha, corría el gravísimo peligro de trasmitirte el incendio a la parte más céntrica de la población.
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