Ayer tarde tuvimos ocasión de visitar el caserío que hacia la parte Este, detrás de la Estación del ferrocarril y de la Escuela Industrial, se levanta.
Sabido es que esos terrenos están en "litis" entre el pueblo de Puerto Rico y el gobierno federal cosa que ahora ventila en Washington el Honorable Gobernador Mr. Hunt.
Aquéllo es un pueblo, un verdadero pueblo de casuchas apiñadas, de construcción varia, desigual, con estrechos callejones. Semeja una barriada de gitanos. Pareciera que aquellas casitas en algunas partes se estrujaran unas contra otras. Viven allí muchos obreros y gente pobre, lavanderas, etc. También menudean los "chivos", como en Cataño.
No poco trabajo tendría allí el amable colaborador nuestro que se firma''Boricua", y que, cuando en Cataño residía, combatió denodamente esa prodigalidad de chivos realengos.
Denominan al citado caserío "Polo Norte''. Y aunque no tropieza uno con "ice bergs", por lo menos tiene que andar con cuidado no sea que hunda los pies en una de las varias lagunas que por allí hay, contentándose por lo que á hielos hace, con mirar hacia la fábrica de hielo, no distante de allí.
Verdaderamente, el paisaje es patético. El mar rumoroso, manso, que muere en aquella playa y se extiende placentero deshaciendo sus espumas en la orilla, Ias casitas construidas de yagua, latas de vasijas de gas y maderas de cajones, la candileja de humildísima cocinita en que se calienta agua para el café, los chicos que se bañan y zambullen diestramente, y la pequeña explanada del terraplén con algunos árboles, así como la vista de la capital, y sobre todo la constante y fresca brisa que allí sopla, hacen pasar las horas de manera grata.
Ya tiene, pues, Mr. Hunt algunos datos para "ir tirando" en Washington á fin de que esa pobre gente traslade sus penates á otros lares ni envidiosos ni envidiados.
|