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Lunes 3 de julio de 1911       p.2 

Sucesos y comentos

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No siempre hemos de hablar de la carne, la leche, el carbón y los monopolios de esos artículos que cuentan, por lo visto, con fuerte apoyo. Bueno será, no obstante, que se sepa que la carne está á 12 centavos, lo que llaman kilo, la leche aguada á 14 centavos y el cabón á 20 centavos lata, que no lo es, porque la abollan y resulta incompleta ni más ni menos que los otros dos artículos de primera necesité.

Dejemos ese tema y busquemos otra actualidad, actualísima: la inauguración del ramal del trolley, por el Condado, hacia el Parque que se verificó el sábado con notable éxito.

Le precedió un aviso de la compañía que es una charada rusa. Algunos días han de pasar hasta que sepamos cuando se puede pedir Warrant para cangearlo por transfer.

Porque con eso de carros que, á carros á, no hay quien se entienda y si Vd. al pagar no pide el warrandor (como decia un campesino) cuando quiera tomar el carro á, tiene que aflojar fai sen (5 centavos) sino lo bajan del trolley car.
Era de oír en la tarde del sábado lo de main bine, out bound, queriendo indicar carros de San Juan a cualquier otro punto, porque eso de carros que vayan hacia fuera de la capital, lo mismo significa que va á Rio Piedras, al Parque, al Hipódromo, Martin Peña, á ó Stop 23, y rindiendo su viaje en el Parque, los que van al Condado, resulta un galimatías. Más claro sería de San Juan a.. .... tal ó cual parte, aunque se repitiera el nombre del punto de partida, que no en la forma expresada.

Y vea Vd. lo que es la falta de claridad en el anuncio. Del Condado á Martin Peña, por el Parque, hay que pagar dos veces cinco centavos; y en cambio del Condado, á Martin Peña, por el puente de San Antonio, trayecto más largo, solo cuesta cinco centavos.

El warran...dor, como dijo el jibaro, que ha de cambiar el pasajero personalmente: en la estación próxima resulta molesto é innecesario. Molesto para el pasajero que tiene que dejar el carro y dirijirse á la estación (una caseta sucia é impropia y reducidísima donde apenas cabe una persona y que hay en parada 23) y la otra, aun no instalada en el cruce del puente de San Antonio, cerca del poste negro con el alma blanca, (si se tiene en cuenta los días de lluvia y el crecido numero de pasajeros); é innecesario porque el mismo conductor puede dar el transfer.
Cuatro taladros, nada menos, ha de dar el conductor al warrant y otros cuatro al strater (picador) al transfer. Considere el lector el tiempo y la paciencia de uno y otro para verificar esa operación.


Un taladro en la palabra que indica el mes, otro en el numero del día, otro en la hora y minutos y otro en el punto de destino. La importancia del taladro en la hora precisa, tiene por objeto advertir al pasajero que, si deja pasar el carro que corresponde á ese viaje, después no sera válido el transfer.

Por supuesto que la compañía cuenta ya con carros suficientes para que quepan todos los viajeros y que hará construir estaciones capaces para alojar á los que esperen la llegada del trolley en la 33 y sobre todo en la 9 y media, á capmpo raso y á orillas del mar.

La empresa, además, estará segurísima de que no se le acabará la corriente (como á las personas poco sociables) y de que jamás ocurrirán descarrilamentos ni dificultades.

Es lo que dirá la compañía: todo se andará y no haya temor de que el palo se quiebre porque ella tiene quien le abone la diferencia acaso (lo que no sucederá) si el movimiento de pasajero fuera inferior al calculado.
Un cónsul inglés, que hubo en San Juan, dijo que llevaba once meses en Puerto Rico y de ellos cinco en el cruce del puente de San Antonio. Cuando se le pregunte, ahora, dirá seis en vez de cinco meses, por causa de los piquetazos que tienen que dar el conductor y el picador. Y si eso dice un ingles ¿qué Eudosio?

Provisionalmente la estación de la parada 9 y 1/2 consiste en una pipa y un cajón que para que se vean bien le han colocado cinco bombillas. Es muy pequeño el espacio que existe en ese sitio y lo hace peligroso la dichosa cadenita que ponen al lado derecho de los carros en la parada diez, obligandoá los pasajeros á bajar por el lado izquierdo, al borde del terraplen. Rellénense las cunetas que hay entre la linea del ferrocarril y la del trolley y se evitarán la compañía algunos disgustos y reclamaciones.

Sincerito