Un asunto de interés e importancia para la ciudad de San Juan, infórmase que ha de dilucidar en breve en los Estados Unidos entre el
gobernador Winthrop y el señor Carnegie.
Se trata de la biblioteca que se ha de erigir en San Juan por donación de 100.000 dollars que dicho filántropo americano cedió con aquel objeto.
Aunque el asunto es conocido en términos generales, con objeto de refrescar la memoria de nuestros lectores haremos un breve historial del asunto.
Hace algún tiempo que el filántropo americano Sr. Andrew Carnegie donó á la ciudad de San Juan la suma da 100,000 dollars para la construcción de una biblioteca estableciendo como condición expresa y como sucede en casos de esta índole que el municipio de San Juan contribuyese con el 10 por ciento de la cantidad donada pan el sostenimiento de la biblioteca.
Al efecto nombró una junta compuesta del gobernador de Puerto Rico, comisionado de instrucción pública y el alcalde de la ciudad.
Esta última autoridad endosó el asunto al concejo municipal el que acordó que siendo una carga muy pesada para el pueblo el 10 por ciento solicitado, se consígnase solamente el 6 por ciento, esto es $6.000 todos los años.
Este acuerdo fué sometido á la consideración del señor Carnegie quien accedió a los deseos del ayuntamiento.
Pasó algún tiempo y se afirma que queriendo el gobernador Hunt llevar á cabo aquel gran proyecto, tuvo algunas conferencias con el alcalde, quien
sometió nuevamente el asunto á la consideración del consejo de la ciudad, el que manifestó que secundaría el proyecto con la condición de elegir el arquitecto contratista, construcción del edificio, y hacer los nombramientos de los empleados de la biblioteca quedando como es natural á un lado la intervención del gobernador y del comisionado de instrucción, contrariando así los deseos del donante señor Carnegie.
Esta proposición fué desestimada por el gobernador Hunt, abandonándose el proyecto, pero como quiera que no se comunicó ninguno de estos acuerdos al señor Carnegie la oferta de éste quedó en pié.
A poco de llegar el gobernador Winthrop, enterado del asunto, dispúsose hacer algo á fin de que los buenos deseos del señor Carnegie no resultaran estériles y se perdieran en el vacío, celebrando nuevas conferencias con el alcalde señor Todd quien le informó que no era posible acceder á la construcción de la biblioteca en otros términos que no fueran los acordados por el ayuntamiento de la ciudad.
Observando á lo que parece el gobernador Winthrop que no podría contar con el apoyo del ayuntamiento para esta obra que ha de dotar á la ciudad de San Juan de uno de los mejores edificios de las antillas y una biblioteca de verdadera importancia, resolvió prescindir, según hemos podido informarnos, por conducto partícular, de las entidades municipales y hacer por sí cuanto pudiera para que la biblioteca fuese un hecho.
Al efecto, pocos días antes de embarcar para los Estados Unidos celebró un consejillo con el comisionado de instrucción pública, acordando ambos verse en los Estados Unidos con el señor Carnegie á fin de que este cabaIlero traspase á favor del pueblo de Puerto Rico los $100,000 que había asignado á favor del pueblo de San Juan, dando de lado con la cooperación del alcalde y del municipio y hacer que el gobierno insular vote un crédito para atender al sostenimiento de la biblioteca.
Dicha biblioteca, caso de que acceda el señor Carnegie, se levantará en los terrenos que quedan á la salida de Puerta deTierra hacia á la izquierda de la plaza de Colón.
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