Con gran sorpresa se vio ayer que cuarenta niños matriculados en la «Central Grammar
School» fueron despedidos, manifestándoles el director, Mr. Clooper, que si deseaban seguir sus estudios necesitarían trasladarse a la escuela industrial, en Puerta de Tierra: es decir, á un kilómetro de la ciudad.
Varios padres de familia se acercan á nosotros para manifestarnos que la determinación adoptada causa un daño irreparable á los alumnos, que se quedarán sin enseñanza, porque no podrán ir día tras día á tanta distancía, bajo el sol de este clima, sin peligro de su salud. Los educandos son todos de corta edad y no resistirían una prueba de esa índole.
El motivo que se alega para no dar acceso á esos niños en la «Grammar School» es que el local no resulta con bastante capacidad. Pero los padres de familia piensan, y creemos que piensan bien, que si no había sitio para ellos no debió admitírseles á la matrícula.
Así mismo nos informan que el señor Falcón, presidente de la Junta escolar de San Juan, ha visto á Mr. Clooper, ofreciéndole poner á sus órdenes un salón, á fin de que se resuelva el conflicto y los educandos continúen sus tareas. Esta actitud del señor Falcón merece todo aplauso y creemos que el Departamento de Educación la tomará en cuenta y la utilizará sin demora.
Es preciso recordar que los padres de familia quejosos son propietarios y contribuyen á sostener el altísimo presupuesto que la isla cubre en el ramo de en señanza.
En Nueva York ocurrió el año último que cincuenta mil niños se quedaron sin puestos en las escuelas. El municipio—que allí dirige la instrucción pública -acudió á cubrir la urgente necesidad, y al cabo de un mes no había un solo niño sin escuela, según los periódicos en que leíamos noticias sobre el asunto.
No dudamos que se hará algo semejante en San Juan, donde la población es mil veces menos que en la metrópoli americana.
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