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1 de diciembre de 1910 página 2

Recuerdos del Pasado

Los egidos de San Juan

Cuando la vieja ciudad de Caparra que Ponce de León fundara fue trasladada al islote que hoy ocupa la actual San Juan, el emperador Carlos I dio al cabildo de la ciudad como égidos y propiedad de él todo el islote del Puerto Rico.

Exigua la población en el siglo XVI y no muy grande en el XVII bastábale una pequeña parte de la isleta, quedando el resto de ella tal como !a encontraron sus primeros ocupantes, salvo el camino que conducía al puente de San Antonio.

A fines del siglo XVII la parte urbanizada, aun cuando no edificada llegaba hasta el reducto de San Cristóba, y desde la Puerta de Santiago ó Puerta de Tierra hasta el puente era el terreno destinado para poner el ganado que por turno traía cada partido, para el abasto de carne de la ciudad.

En otro Recuerdo he referido como se puso una cerca que impidiese al ganado deteriorar las obras a avanzadas de las fortificaciones, y como en dicha cerca se colocó una puerta de golpe para el paso de los vecinos.

Allá, por el año de 1774 el celoso cabildo de San Juan, con el loable propósito de aumentar los fondos de propios, sin gravamen para el vecindario, buscaba la manera de sacar utilidad y provecho de los extensos égidos.

En la sesión del día 5 de Diciembre de dicho año se mandó poner cartelones en los lugares de costumbre, convocando á los que quisieran poner talas de cultivo desde la puerta de golpe, hasta el puente de San Antonio, ó lecherías, gallineros, apriscos de ovejas etc. , bajo la condición de mantener el terreno limpio de árboles y de no hacer edificaciones que obstaculizacen los tiros de cañones y morteros de la fortaleza y escuadra, y pagando una pequeña renta.

En Enero de 1775 fue renovado el concejo sin que esto alterase la marcha regular de todos los asuntos, que se despachaban y resolvían por Cabildo entrante con igual criterio que lo hubiera sido por el saliente.

 Y era que todos se inspiraban en iguales principios: concurrir albien público, hacer cumplida justicia , observar y aumentar los intereses de la ciudad. Esto como se observa y aprecía es leyéndose, como he tenido la paciencia de hacerlo, todas las actas municipales de 1722 á1800. Se ve en ellas como el progreso se desenvuelve; como don Antonio Dávila elmozo, sucede á su padre en la silla concejil; D. Miguel Xiorro á Don Severino Xiorro; don José de la Torre á Don Pedro Vicente de la Torre, procurando los hijos superar á los padres , á quienes reemplazaban en las curules, en celo por el bien del procomun.

Hasta el establecimiento del sistema constitucional en el siglo XIX, sistema que si dio libertades á España, se las quitó á Puerto Rico, el concejo de la ciudad estaba en manos de la nobleza, que la formaba una veintena de familias; gente rica y linajuda, que servia ad honorem los puestos públicos, y tenían intereses que conservar y que miraba en mucho su buena fama y honor y servían á conciencia á la patria y al rey.

El nuevo concejo de 1775 reunido en sesión el día 23 de Enero, en vista de que á pesar del bando y cartelones que el anterior concejo pregonó y mandó fijar, no se había presentado ningún vecino á solicitar terreno para tales , lecherías, apriscos ni gallineros en la extensión comprendida entre la puerca de golpe y el puente deSan Antonio, la mandó limpiar de cuenta de los fondos de propios y repartir lotes para bohíos desde la Charca de las Brujas hasta el puente disponiendo que los vecinos de la ciudad que en dichas tierras tuviesen caballos , vacas y otros animales se presentasen al regidor don Tomás Pizarro.

Mas tarde, en la sesión del 20 de Febrero acordó que los vecinos que se situasen en los égidos de la ciudad entre la puerta de golpe y el puente de San Antonio, no serian removidos de allí sino en caso de guerra.

Esta disposición llevó á una porción de gentes pobres á ese lugar y asi nació el barrio de Puerta de Tierra.

A. Navarrete.