Hace tres años que el municipio de la ciudad acometió la empresa de reorganizar el cuerpo de bomberos de la ciudad y el señor Steinacher, hombre entendido y de buena voluntad, ayudado por elementos de todas las clases sociales de San Juan y secundado por los antiguos individuos que habían contribuido á la formación del cuerpo, realizó un buen trabajo.
Los "Parques" se fueron dotando, poco á poco, del material que necesitaban. El deSanturce que no poseía casi ningún material y ocupaba un destarto de cuartucho fué instalado regularmente; adquirió dos carros de mangas, una bomba nueva y accesorios para trabajos de derribo, que junto con 50 uniformes para los individuos de aquella brigada, completaron su equipo dándole oportunidad para obtener merecidos elogios del vencidario y de las autoridades.
En Puerta de Tierra se instaló un "Parque" central con bastante material y el personal del cuerpo, con motivo del ejemplo de entusiasmo que le daban los jefes y oficiales, acudió nutrido á todos los actos del servicio, fuera en caso de incendio como en la instrucción.
Pero el municipio no pudo ó no le pareció conveniente terminar la obra empezada y se suspendió la adquisición del resto de material que hacía falta para completar el que han menester los ''Parques", bocas de incendio necesarias para el funcionamiento del servicio no fueron instaladas en los sitios convenientes, apesar de las manifestaciones hechas á las autoridades y funcionarios encargados de hacer ese trabajo; las calles transversales de Santurce no fueron dotadas de cañerías de agua para el servicio de incendios y solo 20 bocas, la mayor parte inservibles, existen en todo el trayecto del puente de San Antonio al de Martin Peña.
En Puerta de Tierra tampoco hay bocas de incendio en numeró bastante para prestar un servicio eficiente en caso dado, y hasta el libre tránsito de los bomberos en los carros eléctricos se dificultaba notablemente en casos necesarios, llegando á ponerse en tela de juicio si tenían derecho á circular sin pago de pasajes.
Hay un incendio y los entusiastas bomberos acuden á él aportando su valioso concurso, sin reparar en hora ni en sitio, en donde son necesarios sus servicios. Pero no es posible que se hagan milagros. Sin un material adecuado y eficiente, teniendo que salir fuera de la ciudad (á cerca de dos kilómetros) en busca del material existente en el *'Parque'* central, pues en la ciudad no hay "Parque;" con bocas de incendio que á lo mejor no pueden ser utilizadas con la premura que el caso exige; sin escalas (solo hay un carro de ellas para el servicio) y sobre todo, con
la falta de práctica de un personal que por mucha voluntad que le impulse
no puede
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tenerla cuando
pasan los meses y no se hacen ejercicios por las distintas brigadas del batallón, como antes se
efectuaban.
A causa de que algunos aprecíables vecinos de la ciudad, entre ellos personas influyentes como es natural, les molestaba el sonido de las cornetas que usaba el cuerpo para las llamadas á los ejercicios é incendios, y de que el municipio no fijaba partida bastante para esa atención, se suspendió el uso de aquéllas, instalándose dos grandes campanas sobre torres de madera, en los "Parques" de Puerta de Tierra y Santurce.
Y, efectivamente, ocurre un incendio como el de la noche del viernes, y la mayor parte de los bomberos vienen á enterarse del siniestro después de una hora ó más de estar haciendo sus estragos el voraz elemento.
Para tocar la campana situada en el ayuntamiento, hubieron de subirse los que hicieron el servicio á la azotea del edificio perdiendo con esto media hora.
Se acusa de desbarajuste en la forma de trabajar para la extinción del incendio, y no era posible exigir la disciplina necesaria para evitar confusiones á hombres que hace mucho tiempo no hacen práctica y que, por otra parte, se ven obstaculizados por policías y personas particulares que se creen con derecho á dictar disposiciones en todo caso.
Una sección de "salvadores" evitaría muchos daños en muebles y objetos en los casos de incendio.
El cuerpo de bomberos de la ciudad cuenta con una oficialidad muy entusiasta, con un personal inmejorable, pues en el cumplimiento de su deber rivalizan todos desdeñando el mayor peligro; pero no es posible que pueda prestar el auxilio encomendado á su alta misión, insuficiente material, si carece de agua, si las bocas de incendio son escasas y á lo mejor de dificil funcionamiento, si los parques están en sitios distantes, si los medios empleados para los avisos de alarma no llegan á los bomberos sino muy tardíamente, si, en fin, mientras se gastan miles de dollars en más de 50O empleados, se escatiman las consignaciones necesarias para el completo del material que ha menester el servicio de incendios de la más importante población de la isla, que no dispone imprescindiblemente necesario para tan útil atención.
Urgentemente es preciso instalar un pequeño parque en un punto céntrico de la ciudad y dotar de suficiente número de bocas de incendio (hace dos años se viene indicando esto en la prensa) á la carretera y calles de Puerta de Tierra y transversales de Santurce que de ellas carecen, pero número suficiente para poder presta un buen servicio.
Los contribuyentes que sostienen el presupuesto tienen derecho, por lo menos, a que se les garantizen en lo posible sus propiedades, que en un momento dado pueden ser destruidas por un incendio, a causa de no disponer de medios adecuados para cortarlo atiempo.
ANANKÉ |