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Desde nuestra última visita á este culto centro, el año pasado, á la que hemos realizado en estos días llevan á nuestro ánimo la satisfacción los progresos realizados en esta sociedad, refugio de los que aman la literatura y el idioma castellano, y de los que se sienten enamorados del alma latina con todas sus idealidades y desean confraternizar con elemento afines para que no muera nunca en el país la rica y sonora lengua de Cervantes, Lope de Vega, Castelar, etc.
En verdad, los progresos son notables v dignos de toda loa, y por ello no podemos menos de felicitar al genio organizador del doctor Cayetano Coll y Tosté y de la activa junta directiva que secunda con sinceridad en sus empeños.
Enriquecimiento de la biblioteca con muchas obras modernas, clásicas, amenas y científicas y hasta anaqueles nuevos para una Biblioteca Puertorriqueña, exposición permanente de nuestros adelantos para lo que nos visitan, y nos juzgan apasionadamente sin tratarnos, sin conocernos.
Un salón especial para oficinas, bien decorado y con el "confort" moderno, donde se pueden celebrar entrevistas y conferencias sin recurrir al principal, como se hacía antes.
Una gran sala, para enseñanza, donde los educandos aprenden aritmética mercantil, teneduría de libros, taquigrafía, inglés, y dibujo. Conocimientos
utilísimos para la vida comercial que lo absorbe hoy todo en nuestra sociedad con las nuevas corrientes en la lucha por la vida y en la conquista del pan cotidiano.
Tantas reformas hemos observado en el Ateneo Puertorriqueño, que no podemos menos de reiterar nuestros expontáneos aplausos á la nueva Directiva y á su ilustrado presidente el doctor Coll y Tosté, nuestro querido amigo, que patentiza una vez más su amor al progreso de las letras y á la propagación de la cultura; en nuestro país.
Creemos que en el Ateneo deben darse también clases de alemán, francés y literatura española. No debemos dejar que nuestro hermoso idioma se corrompa entre nosotros, con la introducción de giros y construcciones que no sean castizos.
Covendría también establecer, aunque fuera una vez por semana, una clase de música hasta llegar á una academia.
Eduardo Neumann.
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