Se informa que el gobierno ha valorado en 600,000 dolares la zona comprendida entre las paradas 7 1/2 y 3.
Esta medida se ha adoptado por si fuere necesario reducir á cenizas aquel caserío que cuenta con más de trescientas casas de maderas, en su mayoría pequeñas. Se informa que el gobernador ha solicitado los créditos necesarios para proceder á la expropiación de las expresadas fincas en caso que las circunstancias lo exijan.
A las 10.30 a. m. de hoy el gobernador acompañado del jefe de la policía y el Dr. Lippit, han acordado destruir el poblado de Sal-sipuede, en Puerta de Tierra por medio del fuego. Esta determinación tomada de acuerdo con la junta de sanidad obedece a buscar los medios de combatir lo mas pronto posible la epidemia.
Un escuadrón de la policía insular es el que procede á la destrucción del referido caserío.
Ha sido reportado el caso de Asunción Alvaroz, vecina de Puerta de Tierra, y que vivía al lado de la casa denominada "El Carolina." Practicado el reconocimiento médico, Asunción fue trasladada al cuarentenario. Se procede también á la incineración de basuras y se ven infinidad de hogueras en las cercanías.
El gobernador Carrel personalmente acompañado del doctor Lippit y el jefe de la policía ha visitado los lugares en donde han ocurrido casos y ha hablado cariñosamente con los obreros que se le acercaban preguntándole el curso que llevaba la epidemia, tranquilizándoles y ofreciéndoles que quedaría completamente combatida dentro de poco tiempo siempre que el pueblo, como hasta ahora lo ha hecho, le preste su valioso con curso.
Imposible precisar hasta ahora el número de carretadas de basuras y trastajos extraídas de la ciudad para ser incinerados. Calculase en mas de mil seiscientos los viajes rendidos por los carros destinados a este servicio. Se cree que en vista de las enérgicas medidas de la sanidad y del resaltado favorable alcanzado, no será necesario hacer uso de recursos extremos toda vez que el mal ha sido combatido, no dejando extender su radio de acción.
sábado junio 22
Hoy se ha colocado tiendas de campaña en el sitio destinado al juego de pelota para usarlas como hospitales provisionales á donde puedan llevarse todos los casos sospechosos para observarlos detenidamente y someterlos a un tratamiento apropiado.
Hasta hoy han sido destruidas por las llamas en Puerta de Tierra, barrio "Sal Si puedes" catorce casas.
En ocho dias, desde que se contastó el primer caso de peste, bubónica, solo han ocurrido cinco defunciones y se puede afirmar que la epidemia está controlada. La labor realizada por la Sanidad en los últimos tres días es digna de encomio y hace honor á los médicos puertorriqueños, pues se ha combatido esa epidemia sin que tuviéramos ni un solo tuvo de suero antipestoso. Ese aplauso debe también hacerse extensivo al médico venezolano Dr. Frías, quien, por conocer prácticamente esa enfermedad, fue el primero que diagnosticó y sostuvo que casos eran de peste bubónica.
A esa labor ha contribuido poderosamente el pueblo de San Juan, ese pueblo que no estará capacitado, como dicen algunos, para el gobierno propio, pero que está preparado para hacer frente á todas las contingencias y adversidades de la vida.
Es una falsa alarma la que han propalado algunos periódicos de la isla al decir que el pánico ha reinado en esta ciudad. Cierto que las personas pusilánimes corrieron, nerviosas y neuróticas, para la isla, al solo anuncio de que había ocurrido un caso de peste bubónica; pero el 75 por 100 de la población ha permanecido en su puesto, tranquilo, impacible, dando el frente á la situación, dispuesto á luchar con ella.
No ha habido una sola disposición de la Sanidad que el vecindario no haya cumplido inmediatamente. En 48 horas todos los patios, zaguanes y casas quedaron limpios de cachivaches y artefactos que pudieran ser propicios á la epidemia; desde la casa del rico á la del pobre, todos los pisos fueron lavados y desinfectados, y el pueblo, con su peculio particular, agotó en veinticuatro horas, todos los desinfectantes existentes en las farmacias. Y esa labor, rápida y eficaz, la realizó el vecindario de San Juan por espontáneo impulso, sin que las autoridades tuvieran que emplear la fuerza, como ocurre en otros países. Una ciudad poseída del pánico no realiza esa labor.
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