Lunes
2 de junio de 1913 La
fiesta del sábado |
Brillante
por todos conceptos resultó la fiesta celebrada el sábado con motivo de la
inauguración de la nueva estación de la Railroad. Las
fachadas del gran edificio habían sido iluminadas con profusión de luces
eléctricas, siguiendo las líneas rectas de las cornisas y las curvas de las
arcadas de algunas ventanas y puertas. Las aristas de la graciosa cúpula en
que remata la torre, igualmente iluminadas, hacían destacar á ésta sobre
el fondo oscuro de la noche, y dos largos hilos de luces de los tres colores
de la bandera francesa, colgantes entre la marquesina que avanza en la
fachada principal, y las pilastras de la puerta que da acceso al jardín de
entrada, daban á éste un aspecto verdaderamente fantástico. Una
mucheumbre de curiosos apiñábase ante la verja de la nueva estación, y
más de cuarenta coches y automóviles aguardaban colocados en interminable
fila que corría á todo el largo de la ancha calle que conduce á aquella. Sin cesar
llegaban coches y más coches de los cuales descendían damas y caballeros
ataviados con exquisito buen gusto. En la puerta del jardín y en la del
edificio, dos empleados de la compañía saludaban con reverentes cortesías
á los invitados, y éstos, después de atravesar el vestíbulo, donde una
banda de música tocaba alegres pasacalles y cadenciosas danzas, pasaban á
los andenes, á lo largo de los cuales habían sido colocadas infinidad de
sillas en las que tomaban asiento las más bellas y distinguidas damas de
nuestra buena sociedad. Para dar
una idea de lo concurrida que quedó la fiesta, baste decir que, con ser
mucha la longitud de los andenes y amplísima la sala vestíbulo que con
ellos comunica, momentos hubo en que era poco menos que imposible dar un
paso. Las
marquesinas de los ándenes también habían sido iluminadas con hilos de
luces eléctricas, y esto unido á que la temperatura de la noche era
deliciosa, permanecer allí resultaba por demás agradable. Una
verdadera legión de camareros circulaba incesantemente ofreciendo champagne,
cerveza, dulces y emparedados á los concurrentes, los cuales hubieron de
hacerse lenguas de la esplendidez con que se les obsequiaba. Mr. Villard, el
director, y todos los empleados de la Railroad no pasaron un momento
acompañando á las muchas personas que deseaban conocer el interior del
edificio, digno, en verdad de los muchos elogios de que fue objeto, y hasta
las once, hora en que empezaron á desfilar algunas de las familias que viven
en Santuree, la animación no descayó ni un solo instante. El señor
Gobernador, acompañado de su ayudante el teniente Hostos, llegó poco
después de las nueve, y á seguido de haber declarado oficialmente abierta
la nueva estación y después de haber tomado una copa de champán en los
andenes y admirar el elegante golpe de vista que ofrecían éstos, recorrió
complacido el interior del magnífico edificio en A eso de
las doce y media, entró en agujas una máquina conduciendo dos vagones de
primera, en los cuales tomaron asiento algunas familias de Santurce y Río
Piedras que habían quedado rezagadas. La fiesta
continuó hasta la una y cuarto, hora en que abandonó la nueva estación un
buen grupo de invitados jóvenes y entusiastas por esta clase de fiestas,
algunos de ellos tarareando La Marsellesa y todos bendiciendo á la Railroad
por el buen rato que habían pasado. Ni que
decir tiene que los fotógrafos de los periódicos ilustrados hicieron más
de treinta disparos al magnesio, por fortuna menos molestos en una estación
construida á ''prueba deehumo'' que en parto alguna. Fue la de
anteanoche, en suma, una fiesta que dejará muy grato recuerdo en todos los
que á ella asistieron, y al hacerlo constar así nos complácenos en enviar
además nuestra felicitación á la compañía Railroad y á su director
nuestro querido amigo Mr.George Villard, por la magnífica estación que
acaba de inaugurarse y que al decir de muchas personas es superior á todas
las que son orgullo de las poblaciones que tienen los mismos y aun algunos
habitantes más que San Juan. |
|