Ya ha desaparecido de los parques de de
base-ball, el "Puerta de Tierra", aquella novena que en más de una
ocasión mantuvo su bandera triunfante en cien combates, en la cúspide
que le pertenecía, y que cuando empezaba a vivir su verdadera vida
organizada, se esfumó como se esfuma el humo cuando va ascendiendo en
espiral.
Los noveles, la sangre joven y fuerte, —Pepe, Negrolo, Liborio, Pellé,
Velocidad, Monchile, y Armando—bajo la competente y hábil dirección de
Guaja, formaban una novena temible, de mucho empuje, de muchas
esperanzas, y así tenemos que reconocerlo todos.
De todos modos, Puerta de Tierra contribuyó a que los jugadores viejos
tuvieran que reconocer la eficiencia de los muchachos, que de otra
suerte hubieran sido preteridos, y ya los vemos jugando magnífica pelota
en el ''Puerto Rico" y el "Fisk". Lástima que Guaja, Negrolo y Monchile
no pertenezcan a una de estas dos novenas, pues son elementos de valer
en el deporte.
Está la sangre joven de enhorabuena; no todos estos forman la falange
que se abre paso en el deporte. Jugadores como Barreiro, Cepeda,
Victotrano, Guzmán, Quevedo, Ponceñito y Julín, aunque no todos nuevos,
pero sí todos jóvenes, serán los otros que prosigan triunfalmente de
victoria en victoria, pues ellos son entusiastas y eficientes, y cuentan
con las simpatías de todos; y juntos con los anteriores formarán la
cadena indestructible que no osarán romper los demás, y que serán
gloría, honra y prez del "base-ball" en la "ciudad encantada".
Desapareció el " Puerta de Tierra" ; pero algo ha dejado. Levantó
jugadores que de otra suerte no se les hubiera dado oportunidad para
conocer sus aptitudes; dejó sus triunfos impertérritos en la historia
del "base ball", y por último deja gratos recuerdos a sus
simpatizadores. No todo ha desaparecido. Aún deja algo más: sus últimos
vestigios,—sus uniformes—
DON LUISITO.
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