Un despacho inalámbrico fue recibido el miércoles en la estación del
telégrafo sin hilos que tiene establecida en Puerta deTierra el
Departamento de Marina de los Estados Unidos, procedente del barco
mercante L. Doheny 3o.
Informaba que el contramaestre de la mencionada embarcación estaba
recluido en su camarote, gravemente enfermo, con motivo de un golpe
recibido en una rodilla. Al principio el marino no prestó gran
importancia a la lesión; según se desprende, pero al día siguiente no
pudo levantarse para proseguir en sus faenas habituales, porque la
rodilla se le había hinchado sobremanera. Sin atender a tiempo el golpe
recibido, seguía la lesión su curso, y con gran sorpresa de sus
compañeros y sobre todo del capitán del buque, vióse que la rodilla del
pobre contramaestre seguía hinchándose de tal manera, hasta que .
adquirió el golpe un cariz bastante lamentable. La pierna toda se hinchó
tanto—dice el despacho—que las partes afectadas tomaron un tamaño diez
veces mayor que de ordinario, temiéndose que el enfermo se viera
expuesto a tener que someterse a una operación y tal vez tendría que
amputársele la pierna.
Ante tal incertidumbre el capitán del L. Doheny 3o. ordenó fuera
consultado por radiotelegrafía el caso, recibiéndose la llamada en la
estación de Puerta de Tierra, donde le fue comunicado el despacho al Dr.
Hunter, encargado de la dotación de marinos destacados en esta zona. El
ilustre médico, sin pérdida de tiempo, respondió a la consulta, dando
las necesarias instrucciones, sobre el tratamiento que habría de
seguirse en este caso, para salvar del peligro que corría el paciente.
Otro despacho posterior afirma que el contramaestre está mucho mejor de
la dolencia, que cedió su curso, en seguida, de una manera maravillosa.
Este es, pues, uno de los muchos casos que demuestran la importancia que
tiene el maravilloso invento de Marconi, en todas las esferas de la
industria, el comercio y la ciencia; inapreciables servicios de que
todavía no se ha dado bastante cuenta la humanidad.
Debe tenerse en cuenta que el vapor L. Doheny 3o. se supone que hacía la
travesía de Tampico, Méjico, al puerto de Nueva York, una distancia
excesivamente grande con respecto a Puerto Rico.
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