Por MARCO ANTONIO
Buenos días, caros lectores. Ya este servidor de ustedes no se acostumbra sin contarles todo lo que se desarrolla en el gimnasio del “San Juan Stadium”, durante la preparación de los brillantes púgiles que vienen sometiéndose a la dura labor del entrenamiento, para ponerse en condiciones de luchar con éxito frente a rivales poderosos. Pero como el jueves de la semana pasada fué el último día de “training”, ya que el viernes hubo peleas, el sábado es día de fiesta (judío) y el domingo todo el mundo está haciendo su “fi- gurita” con el traje más “pesado" con que cuenta en su armario, nos vimos obligados a un receso forzoso, del que salimos él lunes, cuando un buen número de pugilistas se dió cita en aquel recinto para dedicarse a la faena diaria, e igual cantidad, quizás mayor que otras veces, de fanáticos, para ser testigos de las incidencias que ocurren en el gimnasio, escenario de “dramas” más espeluznantes que los que se presencian en la arena de combate, precisamente cuando dos púgiles llevan la misma fe de cargar con él premio, producto de sus esfuerzos: la victoria.
Fué un núcleo distinguido de ad- miradores del viril deporte el que se arremolinó alrededor del ring, entre los cuales sobresalían los brillantes jugadores del equipo de “béisbol” “York” que nos visita, Green, Black y Schessler.
Miguel Roses y A. Fort Jr., que tan entusiastas son con el deporte viril, no se pierden la oportunidad de asistir, en los momentos que pueden, al gimnasio; por ese motivo es que tanto Roses como Fort, cuando alguien los inquiere sobre el probable resultado de una contienda, en que tomen parte algunos de los púgiles que han visto prepararse, contestan con la habilidad del mejor de los críticos. Ellos saben experimentar doble sensación: aquella que adquieren durante el entrenamiento de los boxeadores, y la obtenida durante un combate en la propia are na del estadio. Si Puerto Rico contase con un buen número de “fans” del calibre de Miguel Roses y de Fort, podríase asegurar que el boxeo sería imperecedero.
No obstante, la afición se dará cuenta de que es con su cooperación que el entusiasmo latente pueda perdurar, y seguirá paso a paso la preparación de los púgiles, ya que por medio de estas líneas tendremos al corriente a todos aquellos que por fuerza superior a su voluntad, no pueden asistir con regularidad a los entrenamientos.
LOPE TENORIO, el tagalo de la sonrisa de niño, inició sus prácticas haciendo ejercicios de “cuica” y de “shadow boxing”. Después al masaje.
Tal parece que el lunes ha sido un día “pesado” para los artistas del “ring”, pues Pete Martin, el brillante “welter” boricua, también se dedicó al mismo ejercicio que Lope Tenorio.
SINDULFO DIAZ (Yufito), sin embargo, hizo labor fuerte ante el saco de arena; se dedicó a ejercicios calisténicos y a “shadow boxing”.
Ya que mencionamos a Yufito, recordemos que en el gimnasio se corrió el lunes el rumor de que Henry Chaff, quien en la noche del último viernes aceptó públicamente el reto de Sindulfo, rehúsa ahora enfrentarse al boricua, por mor de una o dos libras de “handicap”. Nos extraña la actitud de Chaff, por cuanto nosotros fuimos testigos de varios retos que lanzó el venezolano a boxeadores “pesos semimedianos” (147 libras) en Caracas, y hasta re- (Contitnúa en la Pág. .8 Col 3)
tó insistentemente a Pete y a John Martin. ¿Es que Henry Chaff considera a Yufito de más potente pegada que Pete y John? ¿O es el motivo de una segura derrota ante Yufito lo que ha hecho escurrir el bulto a Chaff?
BILLY NELSON, el de los “galletazos”, el que, a pesar de pegar tan fuerte, no hace mella en aquel que recibe el impacto, porque Billy pega con las manos abiertas, estilo “renacimiento”, ha asistido el lunes a sus prácticas, pero no hizo guantes; se dedicó a “shadow boxing” y a muy poca calistenia. Así es como se empiezan los ejercicios en prin- cipio de semana, “easy”, con el fin de ir adaptando el cuerpo poco a poco, pues los cambios bruscos del entrenamiento en nada contribuyen a poner en forma al atleta; más bien, le restan vitalidad.
VICENTE ABADIA, el hombre chiquitito que carga sobre su humanidad una buena cantidad de libras, especialmente después de ingerir tantos ponches, está rebajando a medida que entra en el calor de las prácticas. Hemos notado en Aba día, que ya, ni en las prácticas usa la cabeza para pegar; por el contrario, la usa para pensar. Arremete con su cuerpo erguido, y al atacar lleva mucho cuidado de no usar la testa como arma de combate. En los ejercicios de “shadow boxing" se nota liviano; ensaya un “side step” admirable, y su respiración es normal. Si el morenito de Naguabo con tinúa preparándose como hasta ahora y cambiando su forma brusca de pegar con la “chola”, se hará partícipe de la admiración de los que le repudian por su instinto de “pega- dor de cabeza”.
CONNIE JOSENIO visitó el gimnasio para saludar a los buenos amigos. Después de una prolongada ausencia, vuelve el polaco americano para reanudar su antigua campaña. Josenio nos cuenta que ha tenido duras pruebas en el Norte, pero que, gracias a que ya no telegrafía los golpes como en la época que se presentó ante nosotros, en que era un simple “tenderfoot”, ha podido salir bien en el noventinueve por ciento de las nuevas peleas que tuvo.
ATTLIO SABATINO, entrado ya en un período de completa curación, pues la enfermedad que el aquejaba está cediendo, visita con regularidad el gimnasio. Aunque se lee en su rostro la “nostalgia” que le causa estar ausente del pugilismo, tiene la esperanza de volver pronto a las li- des del cuadrilátero para ofrecer las mismas emociones de antes.
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