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Miércoles 12 de febrero de 1936   P. 6

Los trabajadores de los muelles inauguran su templo

El acto resultó muy lucido. - Hablaron: conocidas personalidades obreras

El Templo de la Unión de Trabajadores de los Muelles de San Juan, inaugurado con gran lucimiento.

 


La Unión de Trabajadores de los Muelles de San Juan, afiliada a la Federación Libre de los Trabajadores de Puerto Rico y a la “American Federation of Labor”, celebró el domingo 2 de febrero corriente, la inauguración oficial de su templo, erigido en la calle “Nolasco Rubio” (parada 5) en Puerta de Tierra, San Juan, Puerto Rico.

El acto resultó espléndido. Toda la calle “Nolasco Rubio” estaba adornada de guirnaldas con banderines blanco y azul al romper el día, una alegre diana recorrió las calles de la capital anunciando la festividad. A las diez en punto de la mañana se verificó la bendición del tempo, ceremonia que tuvo a su cargo el reverendo León Clifford, de la Parroquia de San Agustín. Una orquesta dirigida por el profesor Jesús Lumbano amenizó todos los actos del programa. A las 10:30 A. M. la concurrencia se congregó en el salón de asamblea del templo. En el proscenio ocupaban asientos los señores Manuel Rubio Salinas, presidente del Consejo Insular de Trabajadores de los Muelles de Puerto Rico; Jaime Deriberprey, organizador; Prudencio Rivera Martínez, comisionado del Trabajo; Francisco Paz Granela, vicepresidente de la Federación Libre de los Trabajadores de Puerto Rico; Juan Carreras, presidente de la Unión Obrera Federada de San Juan; Dr. Pedro de Castro, Juan Marchán Sicardó y Ernesto O. Miranda. Presidió el acto el señor Eugenio Andrades, por estar enfermo ese día el presidente de la Unión, señor Ramón Gordils.Don Manuel Rubio Salinas, en su carácter de presidente del Concejo Insular de Trabajadores de las Muelles de Puerto Rico, al ser anunciado para hablar en primer término, pronunció un conceptuoso discurso, cerrando con estas frases; “Con el corazón henchido de inmensa satisfacción dedico este edificio al movimiento obrero organizado y especialmente a los trabajadores de los muelles de San Juan y de Puerto Rico. Con los inmensos sacrificios que todos ustedes conocen hemos cumplido con la primera parte de nuestro deber, que es la construcción de este templo. Ahora corresponde a todos realizar la segunda parte, o sea, sostenerlo y dignificarlo a través de los años y de los tiempos.”

Fue anunciado para consumir el segundo turno, el comisionado del Trabajo, don Prudencio Rivera Martínez. Su discurso ocupó la atención de los concurrentes por más de media hora, de el tomamos estos párrafos:

“Este templo se dedica al movimiento social, cultural y económico de los trabajadores de los muelles de San Juan y de todas las organizaciones que laboran por el mejoramiento de las clases obreras de Puerto Rico. Este acto tiene para mi dos aspectos: Uno emocional que está ligado con el viejo caserón que ocupaba este sitio antes de erigirse este gran edificio. En aquella casucha vivió por muchos años el gran líder obrero Luis F. Quiñones: que fue consecuente, hasta el momento de su muerte con el juramento de lealtad que prestó al movimiento obrero organizado de Puerto Rico. Su hogar me acogió a mi y a mis hijos al fallecer mi primera esposa y aquella acción generosa del compañero Quiñones sembró en mi espíritu y en el de mis hijos la gratitud y el recuerdo permanentes. En cuanto al otro aspecto, el oficial, debo referirme a la significación que yo le doy a este acto por la obra precursora de los líderes que por sostener valientemente los ideales de justicia, dieron su sangre y sus vidas en las grandes luchas industriales de épocas pasadas que culminaron en atropellos, encarcelamientos y asesinatos. Ahí en una de esas esas paredes debe perforarse espacio suficiente para perpetuar en placa de bronce los nombres de los mártires de este movimiento, tales como Trinidad, Reinoso, Julián Caballero y otros, cuya obra realizada
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en el pasado es superior y es más grande que todo esto que estamos contemplando en estos momentos.

“El hombre aspira a tener un hogar para constituirlo en el refugio de la familia. Así también las organizaciones obreras aspiran a la adquisición de un sitio permanente para constituirlo en el refugio de sus actividades. Por tanto, este templo es el resultado del pensamiento y del deseo de esta unión de Trabajadores de la muelles de San Juan. “Esta es vuestra casa y vuestro Parlamento. Procurad que sea un sitio cuyas actividades respondan siempre a los principios e ideología del trabajo. Fomentad la cultura entre los trabajadores y entre las familias de los trabajadores, por medio de la biblioteca y la conferencia. Aquí no habrá la amenaza del desahucio ni habrá motivos tampoco para la subasta pública por falta de pagos de contribuciones; ni hay el temor de perder el sitio porque es de vuestra propiedad. Todos estos atributos os deberán servir de estímulo y de aliento para que la obra comenzada por vosotros perdure por cientos y cientos de años para bien de vuestra clase y del movimiento organizado de Puerto Rico.”

Al terminar su discurso el señor Rivera Martínez, la orquesta entonó los aires de la ‘“Marsellesa”, que fue oída por la concurrencia, puesta de pie. Acto seguido fue presentado al público el constructor de la obra señor Antonio Angleró, quien expresó breves palabras de satisfacción por el honor que se le confirió para construir el templo, y exhortó a todas las uniones del trabajo organizado de Puerto Rico para que siguieran el ejemplo de los trabajadores de los muelles de San Juan que habían dado pruebas de fe y perseverancia hasta plasmar en realidad los deseos de construir un templo que fuera el domicilio permanente de su organización gremial.

El siguiente turno le correspondió al señor Francisco Paz Grahela, vicepresidente de la Federación Libre de los Trabajadores de Puerto Rico y consejero de la Unión de Trabajadores de los Muelles de San Juan: Su discurso fue la síntesis del historial de las luchas obreras e industriales del pasado hasta los presentes momentos. Los párrafos mas sobresalientes fueron estos:

“Hace treinta y cinco años no se conocía en Puerto Rico lo que se conoce hoy como movimiento obrero organizado. Los trabajadores de esta isla no eran considerados como ciudadanos ni como hombres, ni tenían derecho a reunirse ni a demandar mejores condiciones de trabajo; carecían del derecho a formar uniones, a elegir y ser elegidos; eran considerados como parias, y no tenían el menos conocimiento de lo que representaban ellos en la vida social, económica y política del pueblo de Puerto Rico; ni sentían aspiraciones de progreso, ni se rebelaban contra las condiciones deprimentes que les imponía un régimen caciquil. En medio de esa penumbra mental y social de los trabajadores portorriqueños, llega a nuestro país un hombre de amplias ideas libertarias; y al darse cuenta de las condiciones en que vivían nuestros trabajadores, emprendió la obra de emancipación y fue predicando pueblo por pueblo las ideas reinvindicadoras del trabajo. “Poco a poco fue Iglesias haciendo adeptos de las nuevas teorías; el periódico y la conferencia fueron armas poderosas para ir formando la conciencia obrera en el país y pronto surgieron los grupos de trabajadores formando uniones de oficios en todos los pueblos de Puerto Rico. Vinieron después, como era natural que vinieran, las protestas de los caciques del poder y del capital, y como consecuencia de tales protestas se registraron expulsiones, arrestos, órdenes de clausura de los centros obreros, etc., etc, todo esto realizado a base de un temor a un Santiago Iglesias para bien de los trabajadores de Puerto Rico. “Pero a pesar de la persecución y la violencia, las masas obreras y campesinas han ido despertando su conciencia y su mente en tal forma, que pueden ahora reunirse, organizarse, demandar de sus patronos aquello que es necesario para la protección del hogar y de la familia, pueden elegir y ser elegibles, aún a aquellos que el poder cacical les negó oportunidad para aprender a leer y & escribir se colocan por ley a igual altura de los más potentados del capital y del intelectualismo para ejercer el derecho del sufragio.

"Por efecto de la protesta y de las huelgas, los obreros de Puerto Rico cuentan con leyes sobre indemnizaciones: por accidentes del trabajo. La ley de ocho horas que a otros países ha costado ríos de sangre, ha sido impuesta en Puerto Rico sin dificultad alguna. ¿Que país de Sudamérica y aún de Europa, a excepción de Rusia, tiene en su ministerio a un representante genuino de las clases trabajadoras? Puerto Rico lo tiene.

El comisionado del Trabajo, don Prudencio Rivera Martínez, que es carne y sangre del trabajo, transmite en el Gabinete del Gobernador los ideales, los dolores y aspiraciones de las muchedumbres obreras de Puerto Rico. Y más aun: En el Congreso de los Estados Unidos ocupa un escaño por la voluntad del pueblo portorriqueño, el mártir y apóstol, el iniciador y caudillo de los ideales de los trabajadores de este país, y allí en aquel Congreso del más democrático gobierno de América, Santiago Iglesias transmite los ideales del sentimiento y del dolor de las clases obreras de Puerto Rico. “Ia primera huelga de los muelles de San Juan ocurrió en el año 1899, demandando la jornada de ocho horas y mayores salarios. Los muelles eran grandes pantanos; los obreros cargaban sobre sus hombros quintales enormes. Para esa época no existía legislación obrera ni indemnización por accidente del trabajo. Por efecto de las huelgas, las compañías navieras y los dueños de los muelles fueron accediendo a las demandas de los trabajadores. Las uniones han sido reconocidas; las condiciones del trabajo en los muelles se han mejorado grandemente, pero vuestros lideres han continuado la tarea sin desmayar, y hoy sienten la satisfacción de poder entregar este templo que es el resumen de la inmensa filosofía que encierra vuestro lema ‘Querer es poder’. “Conservad estas columnas, veneradlas, dignificarlas; porque son el símbolo de los ideales predicados por siglos y siglos, a través de la historia de la humanidad. Recordad a Reinoso, asesinado; recordad a Julián Caballero, que no sabía leer ni escribir pero era un propagandista enorme que no se rindió jamás; recordad a Trinidad y otros mártires del trabajo que derramaron su sangre por defender los ideales que encierra este templo. “No deis margen a que se destruya el templo por divergencias políticas. Vigilad a la burguesía que labora en la sombra para sembrar la discordia entre vosotros, y tened muy en cuenta que si sois socialistas, liberales, republicanos o nacionalistas, al fin y al cabo en el trabajo recibiréis de la burguesía los mismos salarios, el mismo trato y correréis los mismos riesgos, porque el capitalismo no tiene credo político alguno y solamente se preocupa por proteger y aumentar sus intereses, no importándole en nada la situación de miseria de vuestros hogares y de vuestros hijos.”

Al cerrar su discurso el señor Paz Granela, la orquesta ejecutó una pieza musical, y acto seguido fue anunciado el señor Jaime Deriberprey, organizador y secretario financiero de la Unión de Trabajadores de los Muelles de San Juan. Hizo historia de cómo se fundó dicha Unión, y al referirse a la necesidad que tiene el trabajador de ampliar sus conocimiento continuamente, dijo: “Si el hombre tiene mente, si tiene corazón, si siente emociones, ¿por qué no estudia para afrontar con seguridad y firmeza todas las alternativas del progreso? “Aqui estableceremos bibliotecas, escuelas y periódicos para los obreros y trataremos de que nuestra obra sirva del ejemplo para que en cada conciencia obrera portorriqueña se levante un templo simbólico como éste. “No estamos aquí para laborar por ningún partido político. El fin de nosotros no es de ser socialistas, ni liberales, ni republicanos, ni nacionalistas, ni comunistas; el fin de nosotros es el de acabar con la miseria que es lo único que esclaviza a los pueblos.”

El siguiente turno fue consumido por el Dr. Pedro de Castro, quien habló en representación del Presidente del Senado de Puerto Rico:
“No vengo a hacer un discurso político” —dijo— “porque éste es un sitio donde se predican ideales más sagrados.” Después fue presentado a la concurrencia don Juan Marchan Sicardó, quien se expresó en la siguiente forma:“Aunque de filiación liberal no vengo aquí a hablar a nombre y si en mi carácter de patrono. Este acto que se celebra tiene para mi una grandísima importancia y yo felicito sinceramente a sus iniciadores y exhorto a los trabajadores de los muelles de San Juan para que pongan de manifiesto ante los demás trabajadores no organizados lo que vale y significa el esfuerzo unido. El único patrono que ha asistido a esté acto, soy yo, más no creais que me he sentido mortificado por lo que aquí se ha dicho. Soy de origen obrero y siento las penas y los dolores de los trabajadores como si fueran mis propias penas y mis propios dolores, y si en mi taller no pago mejores salarios a mis trabajadores, es porque las circunstancias prevalecientes en el negocio me lo impiden.”

Cerrado el turno de las discursos, el presidente señor Rubio Salinas dio por terminado el acto de la mañana, dando las gracias a los concurrentes por su asistencia al los honores distribuyendo refrescos y otros obsequios entre los concurrentes.

ORGANIZACION E HISTORIA

Actualmente la Junta Directiva la componen los señores siguientes:
Presidente, Ramón Gordils; vicepresidente, I. Cepero Tejada; secretario, Francisco Benítez; secretario financiero, Jaime Deriberprey; tesorero, Manuel Rivera, Marshal, Anastasio Santos; Guía, Juan Figueroa; vocales, José Trinidad, Hermenegildo Concepción, Juan Betancourt y Juan Lucre; delegados a la Unión Obrera Central, Manuel Rubio Salinas y José Vazquez.

Los colores distintivos de la Unión, son el blanco, que indica pureza y el azul que simboliza devoción. El lema de la Unión es “Querer es Poder’. La Unión de Trabajadores de los Muelles de San Juan, cuenta actualmente con 1,752 miembros; acaba de inaugurar su templo de cuyo costo no se debe un centavo; tiene un fondo en efectivos en los bancos de mas de $2,000.00 y los muebles y utensilios del templo tienen un valor de m4s de $1,500.00. Para la edificaci6n del templo se expidió una serie de tickets cuyo valor mínimo era de 10 centavos cada ticket que compraban espontáneamente los trabajadores. La Unión cobra una cuota a sus miembros por la suma de 60 centavos mensuales, y los beneficios para los asociados empiezan a percibirse a los seis meses de organizados, consistiendo dichos beneficios en el pago de $5.25 semanales en casos de enfermedad, y en casos de muerte la Unión sufraga todos los gastos del sepelio y además paga una pensión de $75.00 a la viuda o herederos.

El Consejo Insular, el cual preside el señor Manuel Rubio Salinas, tiene ramas establecidas en todos los puertos de la isla, en esta forma: Unión Num. 1 de San Juan, Unión Núm. 2 de Ponce;
Unión Num. 3 de Mayaguez, Unión Num. 4 de Arecibo, Unión Num. 6 de Arecibo, Unión Num. 6 de Guánica, Unión Num. 7 de Arroyo, Unión Num. 8 de Punta de Santiago, Unión Num. 9 de Playa Guayanés, Unión Num. 10 de Fajardo, Unión Num 11 de Barceloneta, Unión Num. 12 de Barceloneta y Unión Num. 13 de Vieques. El organizador general de estas uniones es el señor Jaime Deriberprey y su deber es instruir a todos los oficiales en relación con los convenios y reglamentos. El presidente tiene a su cargo dirimir todas las quejas y agravios.

En las festividades de la inauguración del templo estaban representados los siguientes cuerpos afiliados del movimiento obrero organizado de Puerto Rico:

1—Unión de “Chauffeurs y Mecánicos de San Juan”, representada por F. Rivera Graxinera y
Agustin Nieves.
2—Unión “Industria del Hielo’, representada por Marcelino Aponte y Pablo Ortiz.
3.—Unión “Lavanderos y Aplanchadores”, representada por Marcelino Aponte.
4—Unión “Protectora de Sunoco”, representada por Alejandro Ríos.
5.—Unión Plomeros, representada por José Tapia.
6—Unión de Torcedores, Núm.60, representada por Eugenio Andrades y Francisco Paz Granela.
7—Unión “Trabajadores de Aguja”, representada por Ana Rivera.
8—Unión “Carpinteros de San Juan”, representada por Francisco R. Febres.
9.—Unión “Empleados del Gobierno de la Capital’, representada por Antonio Lorenzana.
10.—Unión Obrera Federada de San Juan, representada por Juan Carreras.
11.—Unión Obrera Central, representada por Eugenio Andrades.
12.—Consejo Ejecutivo de la Federación Libre, representado por Prudencio Rivera Martínez y Francisco Paz Granela.
13-Unión “Trabajadores de los Muelles de Arroyo”, representada por Antero Gómez.
14—Unión “Trabajadores de los Muelles de Fajardo”, representada por Felipe Prado.

El edificio es de concreto armado y consta de dos plantas y una espaciosa terraza. La primera planta está ocupada totalmente por el salón de asambleas que tiene capacidad para doscientas personas. Este salón está dotado de un amplio escenario, asientos para la concurrencia, un aparato de radio, teléfono y magnificas luces. La segunda planta esté ocupada por las oficinas del presidente, del secretario y tesorero, todas equipadas con escritorios modernos, vitrinas, archivos de acero, teléfonos y luces apropiadas. En esta planta está instalado un magnifico salón biblioteca que a su vez sirve de sitio de reunión para la Junta Directiva de la Unión.

El edificio y su equipo tienen un costo de ocho mil dólares, y está exento del pago de contribuciones, por ser una institución no pecuniaria, de acuerdo con la ley.

Juan Carreras