El Administrador de la Capital interino, licenciado Bolívar Pagan,
disolvió ayer tarde la brigada de bomberos voluntarios de San Juan "debido
a razones económicas y de otra naturaleza". La disolución, que afecta a
unos ciento quince voluntario», fue expedida por el Administrador
interino a eso de las dos de la tarde, después de haber éste estudiado
las ordenanzas que crea el cuerpo de bomberos de San Juan y considerado
otras cuestiones de índole legal.
La orden de disolución está contenida en una carta dirigida ayer por el
Administrador interino al primer jefe de bomberos de San Juan, señor
Benito Alonso, cuyo texto es el siguiente:
"Señor:
"Debido a razones económicas y de otra naturaleza, he decidido licenciar,
como queda licenciada por la presente, la Brigada de Bomberos
Voluntarios de este Gobierno.
"Requiero a usted que inmediatamente tome la acción que proceda para que
dicha Brigada de Bomberos Voluntarios haga entrega a usted de toda la
indumentaria, insignia, equipo, enseres y material alguno perteneciente
al Gobierno
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de la Capital que tuviesen en su posesión los miembros de dicha Brigada
"Más adelante, cuando las circunstancias lo hagan necesario y
conveniente, el Gobierno de la Capital podrá reorganizar nuevamente
dicha Brigada de Bomberos Voluntarios, con aquellas clases y números que
estrictamente fueren indispensables al servicio.
"Mientras tanto, si alguna emergencia lo amerita, usted queda por la
presente facultado para poner en servicio aquellos números estrictamente
necesarios mientras dure tal emergencia, y que sean absolutamente
indispensables para la seguridad pública.
"Ruego tramite inmediatamenté a sus subalternos las comunicaciones y
órdenes correspondientes para hacer cumplir la presente orden, que es
efectiva desde mañana, 13 de enero de 1939, a primera hora".
La brigada de bomberos voluntarios de San Juan fue creada por la Junta
de Comisionados en el año 1931, dentro del apartado 14 del reglamento
para el cuerpo de bomberos, ordenanza , que fue enmendada más tarde. Los
bomberos voluntarios no tenían sueldo, pero cobraran un dólar cincuenta
centavos por cada fuego en cuya extinción cooperaban.
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