El Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) logró
rescatar importantes piezas documentales de los archivos que la Policía
mantuvo por décadas guardados en Isla de Cabras, entre éstos,
expedientes confidenciales de las décadas del 50 y 60 de la
controversial División de Inteligencia.
No se descarta que otros documentos -que sin esta acción del ICP
pudieron perderse para siempre- ayuden a reconstruir la tenebrosa
historia del llamado "escuadrón de la muerte"; que se encuentren otros
materiales sobre la represión y persecución de que fue objeto el
movimiento independentista o datos que de alguna manera sirvan para
desentrañar planes operacionales como los del Caso Maravilla.
El Archivo General de Puerto Rico, que inició la semana pasada su misión
de inspección y rescate en el búnker de la Uniformada, no permitió que
se dispusiera de este fondo documental, pese a las condiciones pésimas
en que se encontraba el depósito: media milla de salas y túneles que ya
habían sido asediados por la humedad y los ratones.
La agencia federal de salud ocupacional OSHA ya había cerrado el lugar
precisamente por los daños a la salud que suponía la invasión de hongos
y bacterias.
Hace tres meses, el Programa de Administración de Documentos Públicos de
la Rama Ejecutiva terminó recomendándole a la directora del Archivo
General, Karin Cardona, que se botaran los documentos, pero ella optó
por salvarlos.
"Como yo conozco lo que hay aquí, y por las fechas de que estamos
hablando, esto había que evaluarlo", dijo Cardona en una entrevista
exclusiva con PRIMERA HORA en la que se permitió que este diario fuera
testigo de las inspecciones que se inician en Isla de Cabras entre miles
y miles de documentos.
El trabajo de sacar los archivos quedó en manos de 35 confinados de
custodia mínima, que habían sido contratados con la idea de la
disposición, pero que ahora ayudan a los funcionarios del ICP a sacar
los documentos para que éstos los inspeccionen. Los confinados trabajan
bajo estrictas medidas de seguridad, bajo las órdenes de la directora
interina de la División de Prevención de Accidentes de la Policía,
Judith Colón.
El ICP mandó a fumigar con ozono el lugar -por recomendación del
micólogo Jorge Bolaños- y los reos visten mamelucos desechables, sus
zapatos están recubiertos con ese mismo material y tienen que utilizar
guantes químicos y máscaras antiguas para prevenir que respiren
cualquier tipo de particulado.
"Los documentos de la Oficina de Inteligencia yo me sospecho que no van
a estar ahí. Esos archivos eran superconfidenciales y se mantenían en
unos archivos mecanizados en el piso ocho del Cuartel de la Policía",
afirmó Edgardo Pérez Viera, investigador del Senado de Puerto Rico de la
segunda fase de pesquisa del Cerro Maravilla al conocer del rescate del
archivo.
Durante el fin de semana, sin embargo, PRIMERA HORA fue informado de que
ya se encontraron documentos de esa división, específicamente
expedientes relacionados con investigaciones que se les realizaban a
miembros de la Policía para hacer trabajos especiales.
Los expedientes, develó Cardona, tratan sobre las entrevistas que se les
hacían a los vecinos de aquellos que iban a hacer trabajo de
inteligencia. Una de las preguntas era si pertenecían o no al partido de
gobierno.
Este tipo de documento es de especial interés para los historiadores
porque cubren el periodo de los años 50, fecha de efervescencia del
nacionalismo, hasta los años 60, cuando comienzan a surgir los
movimientos clandestinos, bajo la influencia de la revolución cubana, y
se da otro tipo de represión contra el independentismo, tanto federal
como estatal.
Aunque se esperaba que los documentos en el búnker no retrocedieran en
el tiempo más allá de la década del 60, también se supo que ya los
archiveros del Instituto consiguieron dar con libros de registro de
denuncias de los años 20, 30 y cuarenta.
En cuanto al movimiento independentista, no se sabe si el Archivo
conseguirá información adicional de la División de Inteligencia, pero
Pérez Viera está esperanzado en que en Isla de Cabras pueda hallarse
información análoga sobre procedimientos y entrenamientos ofrecidos por
las autoridades federales a la Policía de Puerto Rico. No descarta que
los archiveros del ICP puedan toparse igualmente con material
administrativo de la propia División de Inteligencia y con otro material
de inteligencia relacionada con el crimen organizado, que en los 70 no
estuvo desvinculada de la persecución de los grupos de izquierda.
Es en ese ámbito que salen a relucir los llamados "Niños de sangre
azul", un grupo élite de investigadores de la Policía que entre 1974 y
1976 tornaron su acción en una corrupta de encubrimiento y asesinatos y
que, de acuerdo con el investigador de Maravilla, también recibieron
entrenamiento de la Marina y del Ejército.
"Aunque no haya documentos de la Oficina de Inteligencia, tiene que
haber de las unidades especializadas, del Cuerpo de Investigaciones
Criminales, de las divisiones de Explosivos, Propiedad y Hurtos, del
laboratorio", dijo Pérez Viera, al explicar que en ese periodo otras
divisiones de la Policía estuvieron encargadas también de realizar
trabajo de espionaje.
Pudieran estar guardados en Isla de Cabras -añade el autor, junto a Juan
Manuel García Passalacqua, del libro "El juicio de la historia:
contrainsurgencia y asesinato político en Puerto Rico"- expedientes de
investigaciones específicas según lo declarado por el ex teniente César
Andrades al Senado; y cualquier otro tipo de expediente que arroje luz
sobre lo que se dio a conocer como el "Escuadrón de la Muerte".
Los protagonistas de todas estas historias son, entre otros, del lado de
la Policía, Alejo Maldonado, Gil Arzola, Julio César Andrades, Emeterio
Ortiz y Miguel Rivera.
Entre otros crímenes famosos de la época, cabe mencionar el del líder de
los tronquistas César Caballero y el del dueño de Viajes Varadero,
Carlos Muñiz Varela.
No debe escapársele al ojo de los archiveros la posibilidad de que
aparezcan también datos sobre las autopsias del tristemente célebre
doctor Rafael Criado, a quien se le conoció como el "patólogo de Alejo
Maldonado" por la forma en que falseaba sus informes.
¿Qué tipo de documento puede ser crucial para recrear lo que pasó en
estos y otros casos que merezcan investigarse por el ojo crítico del
historiador?
Los libros de entradas y salidas de los agentes; los libros de novedades
y los libros de mensajes pueden ser cruciales, apunta el ex investigador
del Senado. Esas, señaló Pérez Viera, son fuentes primarias en extremo
confiables porque no pueden ser alteradas. Dan además información
detallada sobre cuándo se toma servicio, las armas utilizadas, las
unidades destacadas, las incidencias que se reciben por radio, las
visitas de otros agentes locales o federales; en fin, un cuadro fiel de
lo que pasa en cualquier momento, datos que pudieran ser esenciales para
esclarecer misterios.
En el caso Maravilla, cabe recordar que el servicio dado por los agentes
ese día pudo corroborarse a través de estos libros, inclusive por el uso
que les dieron a las tarjetas de crédito para comprar gasolina en la
zona.
Pérez Viera recordó que el operativo de Maravilla había sido planificado
meses antes, pero nunca apareció el plan operacional que preparó el
Negociado de Operaciones de Campo, que era legal.
No se descarta, en este mismo contexto, que aparezcan documentos que
arrojen luz incluso sobre fabricación de casos y sobre los agentes que
se infiltraron en los movimientos clandestinos de esos años. La División
de Explosivos, por ejemplo, llegó a infiltrar agentes en algunas de esas
organizaciones, según Pérez Viera.
Los documentos que el ICP rescata podrían ser valiosos de otro lado para
explicar cómo el Estado ha fracasado en sus intentos por combatir el
narcotráfico.
La directora del Archivo General anticipó que en mes y medio saldrán de
Isla de Cabras y que dentro de un año, luego que los documentos se
clasifiquen, éstos estarán disponibles para revisión pública.
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