Sor Otilia Fernández, o mejor, Sor Otilia del Dulce Nombre de María González, que tal era o su nombre.

EL ASILO DE PUERTA DE TIERRA
CELEBRÓ SU 120 ANIVERSARIO

SOR OTILIA, DE CASTRO CALDELAS


martes, 28 de junio de 2011

Por: Xose Luis,

Blog Galicia en Puerto Rico


 El pasado sábado celebró su 120 aniversario el Hogar Nuestra Señora de la Providencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, conocido popularmente como el Asilo de Puerta de Tierra, en el que dejó una huella imborrable la labor de una monja gallega, ourensana de la Terra de Caldelas, a la que todo el mundo llamaba Sor Otilia. Ella era el alma de esta institución benéfica, tal como se pudo comprobar en esta celebración, en la que no faltó un recuerdo para tan ejemplar religiosa. Así, en el folleto que se repartió para la Santa Misa, se puede leer la siguiente dedicatoria de los actos:

En este Aniversario, dedicamos las efemérides a las primeras Hermanitas que pisaron tierra de ultramar, a todos los que han servido con tanta entrega incondicional, en especial a nuestra querida Sor Otilia.

UN RECUERDO PARA SOR OTILIA

Sor Otilia (Castro Caldelas, Ourense, 1928 –San Juan PR, 2010)

El lunes, 29 de noviembre de 2010, el diario EL NUEVO DIA publicaba en su sección de Obituarios la esquela del fallecimiento de Sor Otilia, que recibió sepultura en un panteón del cementerio Maria Magdalena, de San Juan de Puerto Rico, ubicado cerca de la impresionante edificación de El Morro.
Aquel día, después de asistir al funeral y al entierro, escribimos una nota sobre aquella mujer fuera de serie, que ingresó en la vida religiosa con catorce años, junto con tres de sus hermanas, y dedicó toda su vida a los demás. Decía así:

SOR OTILIA FERNÁNDEZ, o, mejor, Sor Otilia del Dulce Nombre de María González, que tal era o su nombre completo, nació en Castro Caldelas, Ourense, en 1928, y, por su humanitaria labor en el Asilo de Ancianos de Puerta de Tierra, oficialmente “Hogar Nuestra Señora de la Providencia”, era una de las monjas mas queridas de San Juan. Antes de asentarse en Puerto Rico, desarrolló  su apostolado en México, Cuba y los Estados Unidos de América.

Dios quiso que, dos años antes de su muerte, pudiera volver a Galicia, después de una muy larga ausencia, y despedirse de sus familiares.
No ha mucho, cuando le hablamos en gallego y le preguntamos si aún se recordaba de hablarlo, Sor Otilia dijo que, malia non ter ocasión de practicalo desde hai tantísimos anos, “hai cousas que sempre se levan no corazón”.
Sor Otilia, a monja puertorriqueña de Castro Caldelas, fue una gallega ejemplar, que nos honra a todos los gallegos de Puerto Rico. Dios la tenga en su Gloria.