viernes, 30 de enero de 2009
El Nuevo Día
Por Tatiana Pérez Rivera
A finales de 1609, con un telescopio fabricado
por él mismo, que usaba lentes con un aumento de apenas veinte
veces, Galileo Galilei vio las lunas de Júpiter.
Las puertas hacia un nuevo acercamiento científico del firmamento
quedaron abiertas a partir de ese momento que hoy, 400 años
después, es conmemorado en el mundo entero por invitación de la
Unión Astronómica Internacional (UAI).
El Año Internacional de la Astronomía ya comenzó y, en la Isla, la
Sección de Ciencias Físicas y Matemáticas del Ateneo
Puertorriqueño tendrá su primera actividad alusiva este sábado 31,
a partir de las 6:30 p.m., en el Salón de Actos de la institución
situada en el Viejo San Juan. La entrada es gratis.
Esa noche, se comentará sobre el significado de las primeras
observaciones de Galileo y la discusión se basará en una breve
reseña publicada en su tratado científico Sidereus Nuncius.
Lo más esperado, sin duda, serán las observaciones astronómicas
programadas para realizarse en conexión con un telescopio del
Proyecto Faulkes de Inglaterra, que está ubicado en las Islas
Canarias y cuyos resultados los asistentes podrán apreciar en una
pantalla.
“El telescopio es de dos metros y lo manejaremos por control
remoto desde el Ateneo. Podremos ver el cielo directamente desde
acá en una pantalla. El telescopio está ubicado a 3,500 metros de
altura en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en el Pico
La Palma. Está por encima de las nubes, así que el clima no afecta
tanto pero, como es conexión por internet, uno cruza los dedos
para que todo salga bien”, comenta Daniel Altschuler, director de
la Sección de Ciencias Físicas y Matemáticas del Ateneo.
Sus colegas del Departamento de Física de la Universidad de Puerto
Rico en Río Piedras, las profesoras Carmen Pantoja y Mayra Lebrón,
han coordinado la actividad con el telescopio, cuyo uso resulta
gratuito gracias a la Fundación de Ciencias del Gobierno
británico.
El telescopio se maneja de manera robótica, accediendo a las
coordenadas precisas para lograr ver los ofrecimientos enumerados
en un catálogo. Hace alrededor de dos años, en el Ateneo se
realizó una actividad similar, y mediante la conexión con un
telescopio situado en territorio chileno se apreciaron conjuntos
de estrellas e imágenes de otras galaxias.
Bendito telescopio
“Galileo debe haber sentido que sus contemporáneos no tenían la
razón”, opina Altschuler, un uruguayo con más de tres décadas en
la Isla.
“Al principio esas observaciones sólo eran evidencia
circunstancial, pero la perspectiva de ver el mundo cambió. Esto
demostró que no todo giraba alrededor de la Tierra, que la
superficie de la Luna tenía montañas y que el planeta Venus tenía
fases similares a las lunares”, menciona sobre los descubrimientos
que luego echaron por tierra aseveraciones de Aristóteles, Tolomeo
y Copérnico y que, además, retaron a Isaac Newton y Albert
Einstein.
“Claro, descubrir esto y decirlo le costó mucho a Galileo”,
agrega. “Tardó tiempo en probarlo y tuvo que cambiar la física
porque necesitaba una nueva idea del comportamiento de los
objetos”.
Altschuler confía en reclutar auspiciadores que le permitan
publicar doce suplementos coleccionables educativos a lo largo del
año que despejen dudas sobre el Sol, los agujeros negros o nuestra
galaxia. “Los repartiríamos en las escuelas. Necesitamos $100
mil”, explica.
Esto se sumaría a un ciclo de conferencias por la Isla y a una
exposición fotográfica.
“Es importante promover la ciencia que es parte de nuestra
cultura; sin ella no vamos a llegar a ningún lado en el futuro. La
ciencia tiene algo que ofrecer”, menciona al tiempo que indica que
el reto que hoy enfrenta ésta es “entender qué es ese material
oscuro que observamos en el universo, pero que no tenemos idea de
lo que es”.
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